[After the war]

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[so huh hola? hace mucho... mucho que no publico nada aquí, y mucho que no escribo en general... espero q no os hayáis olvidado de mí haha;; hoy me han dejado un comentario en el tablón que sinceramente me ha devuelto las ganas de escribir y estoy muy muy muy agradecida. gracias a made-of-sugar porque esto va a tu salud. gracias por inspirarme a escribir de nuevo y por leerme, espero que te guste este fanfic, un beso muy grande.]





29. We were here & looked right into the sun

Recuerdo el calor del sol en las mejillas.

Todavía tenía lágrimas rodándome por la cara, sin control ninguno. Pero, de pronto, noto el calor del sol en las mejillas y la luz me ciega, mis ojos habiendo estado demasiado tiempo en la oscuridad.

En la Cueva Ancestral, luchando contra Kyogre.

Deseando estar muerta. Deseando dejarnos morir. Deseando que nada de esto fuese real.

Pero salgo de la cueva y el sol sigue ahí, como si nada hubiese cambiado. El cielo seguía siendo azul, inmenso; mis amigos están ahí, gritando y abrazándome. Las cosas parecen iguales.

Pero todo ha cambiado dentro de mí.


"¿May?"

Me muevo un poco, incómoda, y sonrío a Steven a modo de disculpa. Él le quita importancia con un movimiento de cabeza y extiende su mano para acariciar la mía por encima de la mesa. Siento un impulso de apartar la mano, coger mis cosas e irme de allí cuanto antes. Podía notar el ataque de pánico en el pecho – sofocador, punzante, ahogante. Necesitaba salir de allí.

Pero me mantengo sentada, cerrando la mano en un puño y dejando que las uñas se claven en mi palma hasta que me duele. Se me llenan los ojos de lágrimas, pero Steven no se da cuenta. Doy gracias en silencio.

"Hoy hace... cuánto, ¿dos años que nos salvaste a todos?" pregunta Steven mientras coge la copa y la acerca a sus labios.

Me quedo en silencio, consciente de que los recuerdos van a ahogarme en cualquier segundo. El olor a salado me está empezando a quemar las aletas de la nariz, siento las paredes de la cueva aprisionándome entre ellas, mi respiración entrecortada.

Necesito salir de aquí.

Así que cojo mis cosas, y ante los gritos atónitos de Steven, corro fuera hasta que dejo de saber dónde estoy, pero sí a donde necesito ir.

La Cueva Ancestral.


"¡May, vas a lograrlo!", grita alguien. Tengo tanto miedo que soy incapaz de reconocer la voz que me anima. Asiento mientras tiemblo, armándome como mejor puedo de valor.

La lluvia nos empapa hasta los huesos, pero ya no noto el frío helador adhiriéndose a mi piel. Me pregunto cuándo he dejado de sentirlo.

Las voces gritan mi nombre, me animan y me desean suerte. Intento sonreír, pero noto como mi voz se queda enredada en mi garganta y las lágrimas me amenazan con escaparse por fin.

¿Por qué tengo que ser yo quién se enfrente a un monstruo colosal? ¿Quién ha decidido injustamente que una cría de 18 años es la más apta para salvar el mundo? ¿Acaso podría hacerlo?

In our bedroom after the warWhere stories live. Discover now