Capitulo 23

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Ella asintió y se levantó del sofá.

Cuando llegaron a la cita, Justin la sorprendió permaneciendo a su lado en todo momento.

Al llegar el momento de la ecografía, se comportó como un niño en una tienda de caramelos.

—¿Es ella? —preguntó mientras señalaba un diminuto puño.

—Se está chupando el pulgar —el ecografista sonrió—. Ahí está la barbilla y ahí el puño.

—Es preciosa —las lágrimas se deslizaron por las mejillas de ____(tn) al contemplar a su hija.

—Sí, lo es, yineka mou —Justin se volvió hacia ella con la voz cargada de emoción—. Tan preciosa como su madre.

—¿Y qué pasa con el quiste? —preguntó ella con ansiedad—. ¿Se ha encogido?

—Desgraciadamente no. Tendré que compararlo con la última vez, pero creo que ha crecido.

____(tn) se sintió desfallecer y cerró los ojos. Había esperado un pequeño milagro. Que quizás el quiste se hubiera encogido para no tener que someterse a la operación.

—Hablaremos con el médico. Todo saldrá bien —Justin le tomó la mano y la apretó.

Ella se aferró a esa mano y a la confianza de las palabras de Justin, una confianza que necesitaba porque la suya se esfumaba por momentos.

El ecografista se marchó de la consulta y los futuros padres esperaron en medio de un silencio cargado de ansiedad. Él parecía demasiado tranquilo, pero ¿qué esperaba? Justin no deseaba a ese bebé. Ni siquiera pensaba que fuera suyo.

«Pero está aquí conmigo».

Y eso quería decir algo, ¿no?

El silencio fue interrumpido por el médico que, con gesto pensativo, estudiaba los resultados.

—Señorita Henley, me alegro de verla.

—Ahora es la señora Bieber —Justin se aclaró la garganta—. Yo soy su marido, Justin —añadió mientras extendía una mano hacia el médico y ____(tn) pestañeaba perpleja al ver a su marido tomar el mando de la situación.

Los dos hombres discutieron sobre su estado y la cirugía como si ella no estuviera en la consulta. Enseguida la ira empezó a tomar forma. Se trataba de su salud, y de su bebé.

—Yo decidiré para cuándo se programará la operación —dijo ella furiosa.

—Por supuesto, yineka mou —Justin le acarició una rodilla—. Simplemente intento comprender qué nos jugamos aquí.

Ella se sonrojó, segura de parecer una quisquillosa. Sin embargo, sentía literalmente cómo se le escapaban los hilos de su vida, enredándose permanentemente en la de él.

—Cuanto antes mejor, señora Bieber —dijo el doctor—. He consultado a un colega mío que asistirá a la intervención. Se trata de una operación delicada, pero confiamos en su éxito.

—¿Y mi bebé? —susurró ella.

—Su bebé estará bien —el hombre sonrió tranquilizadoramente.

—De acuerdo.

Mientras se preparaban para marcharse, ____(tn) recibió instrucciones de la enfermera sobre su ingreso en el hospital. Estaba muerta de miedo. Hasta ese momento había sido capaz de no pensar en ello, pero ya no podía postergarlo más.

—Ven —dijo Justin con calma mientras la conducía hasta el coche y la ayudaba a sentarse.

Una Aventura ClandestinaWhere stories live. Discover now