Capítulo 58: El significado de las cosas

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–Pero... ¿cómo era ese dicho muggle? –dijo, haciendo morritos– Ya sabes... Palabras no sacan... ¿a nadie de casa? -sonrió a Hermione, como diciendo: "ves, ¡he dicho algo muggle!". Ella suspiró, mirando a su plato de huevos con la expresión de quien le están sacando una muela. Draco se volvió entonces hacia Charlie en busca de aprobación, y pareció resplandecer cuando el otro le guiñó el ojo. Ni se dio cuenta de que Charlie intentaba contener la risa.

Harry decidió ignorar al Slytherin, y se llenó tranquilamente el plato. Miró a Ron y a Hermione. Ninguno de los dos dijo ni media palabra. Qué extraño. Se volvió hacia Ginny, que miraba a su desayuno intensamente, tratando de contener una sonrisa torcida. Lanzó una mirada de reojo a Charlie, pero éste parecía fascinado con las nubes que cubrían ligeramente el techo del gran comedor. Nadie dijo nada. Harry no pensaba romper el silencio, así que comió tranquilamente, preguntándose quién iba a saltar antes. Al final fue Draco quien no lo pudo resistir:

– ¡Pero bueno, a vosotros no os va a pegar! –Les gritó– ¡Decid algo!

Ron y Hermione parecieron quedarse anonadados, pero Ginny empezó a soltar una risilla burlona.

–Yo lo diré –intervino– ¡Esto es mejor que lo del cuero!

– ¡Ginny! –gritó Ron, escandalizado. Su hermana, sin embargo, no pareció muy arrepentida. Miró de nuevo la foto que había ante ella, y exclamó:

– ¡Es verdad! ¿Quién se habría imaginado que el profesor Snape pudiese ser tan... apasionado? ¡Me dan ganas de crear un club de fans!

– ¡Es Snape! –protestó Ron.

–Snape y Harry –asintió Ginny con entusiasmo, sin dejar de estudiar atentamente la fotografía– El verde te queda genial, Harry. Eres muy fotogénico.

– ¡Oh, por el amor de Merlín! –protestó Ron, arrebatando el periódico de manos de su hermana. Echó una mirada negra a Harry, que se encogió de hombros.

–A mí no me mires, es una larga historia –iba a decir que ya había tenido que contársela a Sirius, pero se contuvo al recordar a Draco. Aún no sabía muy bien cuánto había que contarle al Slytherin. Suponía que, estando casado con Charlie, el chico había pasado a ser un aliado, pero de todas formas prevalecía una cierta desconfianza.

–Bueno, sea cual sea esa historia, no quiero oírla –decidió Ron, negando con la cabeza. Hermione, que había estado notoriamente silenciosa hasta el momento, levantó la mirada al fin.

–Harry, hay algo que tengo que comentarte –empezó a decir, para ser cortada por Ron que se giró hacia ella de un salto, sobresaltado.

– ¡Hermione! –Protestó– ¡Ya hemos hablado de ello! No es correcto hablar de eso, y menos en compañía... mixta –en esta ocasión, en vez de mirar a su hermana indicando con ello que se refería a las chicas, lanzó una mirada escandalizada a Draco, que parecía estar sumamente intrigado. Hermione le miró frunciendo el ceño.

–Voy a hablar de ello te guste o no, Ronald Weasley. Y voy a usar términos indecorosos como ADN en vez de palabras finas y delicadas propias de magos, como "esencia", ¡así que me permitiré la libertad de sugerir a los "sangre limpia" presentes que evacúen la sala de inmediato!

Ron pareció horrorizarse ante su discurso. Se levantó de un salto, aferrando el brazo de su hermana.

–Vámonos, Ginny –ordenó. Ginny obedeció, gruñendo, mientras un divertido Charlie se incorporaba también.

–Vamos a dejarles tener una conversación privada –le indicó Charlie cuando Draco empezó a protestar.

– ¡Pero quiero saber qué es eso del ADN! –protestó el Slytherin.

La Piedra del MatrimonioOpowieści tętniące życiem. Odkryj je teraz