Capítulo 57: Obviedades

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Harry por fin entendió qué le estaba preguntando el Slytherin. Asintió con la cabeza. Al parecer Draco sabía lo suficiente como para estar preocupado de que su compromiso con Sirius Black lanzara a un lobo salvaje a por su cuello.

–Remus está perfectamente –le aseguró– y muy contento por ti y por Charlie.

–Bien –declaró Draco, satisfecho. Luego echó una mirada negra a Ron cuando el alfil del pelirrojo destrozó a uno de sus peones. Al contrario que Harry, Draco era capaz de estar a la altura de Ron en el ajedrez. Cuando Harry jugaba, a las cinco jugadas sus piezas empezaban a gruñir y gemir, dispuestas a rendirse. En cambio, las de Draco hacían poses y aplaudían cada movimiento.

–Hermione –Harry se volvió hacia su amiga– ¿qué sabes de la doctrina de certificación de varitas? –se preguntó si debería decir algo también sobre la Faraona y los hermanos Shelong, pero decidió que ya había tenido bastantes intrigas románticas por un día. Sobre la situación política, en cambio, sí que quería más información. Si en dos semanas venía medio mundo a Hogwarts difícilmente iba a escapar a la prensa de nuevo...

–Ah, sí, me leí la propuesta de ley cuando se publicó –asintió ella– Es una forma de certificar que todas las varitas cumplen con una serie de requisitos, para evitar que te vendan varitas de calidad mediocre.

–No me imagino a Ollivander vendiendo material de segunda calidad -musitó Harry.

–Ollivander es un artesano de primerísima categoría, Harry –le informó Ginny– pero no es el único que fabrica varitas. Mamá y papá tuvieron que ahorrar durante muchísimo tiempo para podernos comprar sus varitas.

Harry frunció el ceño al recordar cómo, en segundo año, Ron había tenido que trabajar durante todo el curso con una varita rota porque su familia no podía permitirse comprarle una nueva. Y todos los libros de Ginny eran de segunda mano, heredados de Ron. Casi esperaba que Draco hiciese algún comentario despectivo sobre la situación económica de los Weasley, pero no fue así.

– ¿Eso es todo? –Preguntó Harry– ¿Es una ley para hacer varitas de calidad media? –no podía entender por qué a nadie podía importarle lo que él pensara sobre el tema. Era como preguntarle qué opinaba sobre la regularización del espesor del metal utilizado en los calderos. ¿Qué importancia podía tener todo aquello?

–Sí, eso es –asintió Hermione. Entonces, Draco resopló divertido, llamando la atención de todos.

–No es eso, en absoluto –les dijo. Hermione le echó una mirada negra.

–Leí la propuesta yo misma –le dijo– Ron, tienes que acordarte, tú también lo leíste, ¿no?

– ¿Ah, sí? –preguntó Ron, perplejo. Hermione suspiró exasperada.

– ¡Por favor...! Salió en los periódicos.

Ron miró a Harry y se encogió de hombros. Sólo porque saliera en la prensa no implicaba que ninguno de ellos se hubiese molestado en leerlo.

–No debía estar en la sección de deportes –indicó. Harry sonrió al oírle, Ginny fingió mirar al cielo con paciencia, pero con una sonrisa en los labios, pero Hermione se quedó un poco desmoralizada ante el comentario

–Tal vez leyeras el proyecto, pero no sabes leer entre líneas –-le dijo Draco a Hermione– Indicaba específicamente que era una ley para regularizar todas las "varitas y objetos similares a ellas" a las bases del Ministerio.

– ¿Y qué? –preguntó Hermione.

–"Objetos similares" puede significar cualquier cosa –le explicó Draco– Es un legalismo deliberadamente ambiguo para que pueda ser interpretado de cualquier forma que el Ministerio desee. La doctrina no pretende regular la calidad de las varitas, sino controlar cualquier objeto mágico. Si se aprueba esa ley, el Ministerio no sólo controlaría quién vende varitas, sino que podrían confiscar o imponer impuestos a todos los poseedores o fabricantes de objetos mágicos en Inglaterra. Eso significaría que el vulgo no podría hacerse sus propias varitas familiares o sus bastones mágicos. También podrían confiscar todas las teteras encantadas, llamadores mágicos o relojes parlantes que tienen los Squibs que habitan entre muggles. Incluso el paraguas de Hagrid sería tasado.

La Piedra del MatrimonioWhere stories live. Discover now