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Asustado comenzó a bajar los escalones lentamente. La poca cantidad de alcohol había desaparecido en su mayoria.
¿Dónde dormiría aquella noche?

Su padre, obeso y totalmente desaliñado, ocupaba el único sofá decente del hogar.
Desanimado, se dejo caer en el suelo, sucio y frío.

Un poco de diversión le costaba la felicidad de unas semanas enteras. Inmediatamente se la vino a la mente la frase "Tomar alcohol es tomar prestada la felicidad de mañana".

Sus pensamientos llenos de odio comenzaron a salir a flote. Sentía la necesidad de expulsar se odio de una manera u otra. Odiaba tener que guardarse su odio para volver a ser el hijo obediente y sumiso. 

Sentia un terrible odio hacia aquel hombre que sólo lo trataba como una basura. Que solo lo utilizaba para que limpiara los desastres que el mismo cometía.

Sus sentimientos se encontraban confundidos, Bon no sabía que emoción era la que predominaba en aquellos momentos; la felicidad hacia un papel importante, si es que pensaba en Fede.

Era maravilloso saber que su sola presencia tenía el poder de cambiar el humor de una persona. El tenía el poder de hacerlo sentir miserable o lograr que este mismo toque el cielo. 
Le emocionaba la idea de pensar que  tan sólo tener una charla de minutos haría de Fede un chico felíz, nuevamente.

Podría ser su oportunidad para tener una pareja decente. Para cumplir sus expectativas de tener una relación estable y demasiado amorosa, el único inconveniente es que no se trata de una chica.

Tenía miedo de comenzar a sentir nuevas emociones hacia un chico, era abrumador tan sólo de pensarlo. Rodeado de tantos pensamientos opuestos, era difícil cambiar de opinión tan fácilmente.

Se sentía frustrado, lleno de oído y coraje hacia si mismo. Sentía odio hacia su propia debilidad.
Y nuevamente, la misma pregunta de todas las noches se hizo presente.

"¿Alguien pensará en mi?"

Se había olvidado de Fede por completo. Paso a ser una opción que podría utilizar en cualquier momento o desecharlo de la misma manera.

Aquella pregunta que siempre lo hacía tener esperanzas en el amor. De tan sólo pensar en que alguien padecía insomnio por tan sólo pensar en el, era una idea maravillosa.

Lo hacía imaginar escenarios donde brindaría todo su amor a aquella persona que era capaz de quererlo, a una chica maravillosa.

Sin embargo, no quería dañar los sentimientos de su nuevo amigo. Era frustrante saber que estaba a un paso de salvar o arruinar completamente una nueva amistad.

¿Pero quién? ¿Quién seria capaz de querer a una imperfección como el?

Poco a poco, en su mente se comenzó a crear un parque, denominado así por los humanos, cuando en realidad de trataba de un bosque.

Lleno de árboles majestuosos adornando aquella vista con sus maravillosos colores, provocando en el una gran frescura y relajación hacia sí mismo.
Todo residuo de odio desapareció.

Una gama de colores que hacía presente en los árboles, todos eran maravillosos, pero habia uno que se convirtio en el favorito de Bon debido a su espectacular color; amarillo rojizo.

Virus [FON] Où les histoires vivent. Découvrez maintenant