Parte 6

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Makpo, 1926.

Dos golpes en la puerta desconcentraron a Hyungwon de sus actividades, el alto levantó su vista cansada y recibió a uno de sus trabajadores quien llevaba en sus manos el periódico de ese día. Agradeció y esperó a quedarse solo nuevamente para comenzar a leer, sus ojos se paseaban por los titulares principales hasta que una foto llamó su atención, en la tercera hoja, en la columna central de la derecha, Kihyun aparecía elegante y más guapo que nunca en aquella foto a blanco y negro, acompañado del título en negrilla "El cantante Yoo Kihyun se presentará en Dansungsa".

Las manos de Hyungwon temblaron mientras apretaba más el papel entre sus largos dedos, fue inevitable que los recuerdos no regresaran a él con fuerza, como las olas golpeando la orilla. La voz de Kihyun resonó en su cabeza tan fresca como si estuviera allí mismo, a su lado, suave y serena, encantadora, porque ese hombre contaba con la mejor voz del mundo incluso cuando solo hablaba.

"Si tengo la oportunidad de cantar aquí en un futuro, ¿vendrías a verme? Ayúdame a no estar nervioso".

Aquellas palabras habían sido dichas por el mismo Kihyun cinco años atrás, todavía tenía fresco el recuerdo de aquella salida, el como los ojos del cantante habían brillado mientras miraba el enorme escenario, soñando despierto por un futuro que en ese entonces solo parecía un sueño lejano. Hyungwon terminó sonriendo orgulloso, porque al menos uno de los dos estaba cumpliendo su sueño, y en su mente divagó la idea de cumplir su promesa o ignorar la noticia, ¿qué tanto mal podría hacerle a ambos si volvían a verse? Consideró que tal vez, quizá, si iba a verlo sin hacer notar su presencia, entonces todo sería mejor.

Para la fecha, el escritor tomó un tren que lo llevó a la ciudad, el lugar se veía incluso más grande estando lleno de gente. Se ubicó en uno de los balcones, muy lejos del escenario para pasar desapercibido y escuchó embelesado a Kihyun cantar tras el micrófono después de tanto tiempo. Las notas altas de aquel tenor, la tristeza con la que cantaba las letras, provocaban en Hyungwon emociones muy fuertes, la piel de sus brazos de había erizado y sus ojos brillaban observando a la pequeña figura muchos metros más allá.

Kihyun no había cambiado, seguía estando tal y como lo recordaba y aquello le dolía. Su corazón dolía. ¿Le habría extrañado tanto como él lo hizo? ¿Aún lo recordaría? ¿Aún pensaría en él? Hyungwon mantenía su vista fija, sin parpadear, en cada movimiento que el más bajo hacía, allí donde brillaba tanto que su presencia parecía abarcar más de lo que el enorme escenario podía contener.

El alma de Hyungwon lloró, lloró por estos cinco años de distancia, era como si el tiempo en vez de borrar sus recuerdos, solo acrecentaran su anhelo; sus deseos de volver a verle no menguaban con el pasar de los días, solo se extendían por el vasto campo de sus memorias reminiscentes.

Cada hoja de papel que fue arrugada entre sus manos antes de ser enviada al dueño de su inspiración, cada gota de tinta dejada con un propósito no cumplido, cada una de sus palabras jamás enviadas a su destinario, regresaron a él como un viento gélido que le congeló en su puesto. Kihyun, aquel extraño hombre, demasiado orgulloso, demasiado obvio, demasiado solícito, demasiado hermoso, había regresado a él como si el destino quisiera burlarse en su cara.

Hyungwon disfrutó de los últimos minutos de paraíso que le quedaban, antes de darse la vuelta y salir de allí con el mismo sigilo con el que había llegado. No necesitaba nada más, a Kihyun la vida le estaba tratando bien y eso era todo lo que requería saber para seguir adelante con su infierno personal.

Cada paso que daba entre las calles abarrotadas de gente, eran como una aguja que se enterraba en su pecho, cada vez más lejos, más doloroso, Hyungwon había salido del teatro con una única idea en su cabeza, nunca más intentaría volver a escribirle a Kihyun, porque él estaba bien sin él.

Praise of death(Hyungki)Where stories live. Discover now