—Miren quien llegó—aviso uno de los gorilas de Draco.

—¿Vienen a ver?—sonrió ladino el rubio, Herms se acercaba furiosa hasta donde se encontraban.

—¡Tú eres una despreciable y maldita cucaracha!—le grito más que molesta mi amiga castaña, apuntó su varita hacia el, cómo no lo esperaba retrocedió asustado.

—Basta Hermione, el no lo vale—dijo Ron, colocó una mano sobre el hombro de Herms para evitar que ocurriera un desastre, fulmine al rubio.

—El tiene razón, no lo vale—agregue, Draco dirigió su mirada hacia mi, ella bajo lento su varita, Draco se rió burlón, antes de que alguno reaccionara Hermione le encestó un puñetazo en la nariz a Draco, quien se pegó con la roca detrás suyo al mismo tiempo. Impresionada cubrí mi boca que escondía una sonrisa, vi cómo las serpientes huían de ese lugar.

—¿Estuvo bien?—preguntó insegura Herms, yo reí y la abracé orgullosa.

—No bien, brillante—respondió Ron.

—Tiene razón, se lo merecía—termine, seguimos nuestro camino hacia la cabaña de Hagrid, el nos abrió sorprendido de que nos encontráramos allí pero nos dejó pasar.

—No deberían estar aquí—miro por la ventana— solo mírenlo, le gusta el viento entre sus plumas.

—¿Porque no lo liberas?—preguntó Harry junto a suyo.

—Sabrían que fui yo—respondí Hagrid—. Y Dumbledore tendría problemas, ya e causado suficientes de ellos, el también vendrá quiere estar conmigo cuando.....bueno ya saben, es un gran hombre Dumbledore.

Se giró en nuestra dirección, Herms se levantó de su lugar muy segura—. Nosotros también nos quedaremos.

—Eso si que no—negó Hagrid, lanzándole comida a una criatura extraña en el fondo. Quería a Hagrid pero siempre encontraba la manera de adoptar un ser extraño.

—Tiene razón—me levante junto con Herms— no podemos quedarnos de brazos cruzados, vamos a apoyarte.

—No permitiré que se queden, ¿creen que quiero que vean algo así? No—sentenció—. Será mejor que se vayan, pero antes....—se acercó a uno de sus tarros y sacó un animal roedoso, con piel mugrienta y diminuto.....Me acerque a tomarla pero Ron me ganó con una gran sonrisa de alivio en su rostro, no pude evitar fulminarlo.

—Scabbers—suspiro.

—Deberías aprender a cuidar tus cosas—riño un poco Hagrid.

—Creo que alguien meceré una disculpa—mencione a regañadientes, estaba segura de que si no me relajaba un poco se romperían mis dientes del enojo.

—Si...tienes razón—respondió—. Le dire perdón a Crookshanks cuando lo vea.

—Habla de mi—se acercó a él Herms enojada, de repente un jarrón de arena se rompió a nuestro lado, todos extrañados volteamos, Herms fue la única que se acercó. Segundos después a Harry le pego algo también, volteo dándose cuenta que el ministro, el verdugo y Dumbledore se acercaban, tuvimos que salir rápido de ahí nos ocultamos detrás de unas calabazas para no ser notados, escuchamos un ruido extraño detrás de nosotros como si una rama se rompiera, las únicas en detectarlo fuimos Herms y yo. Pero yo seguía escuchando leves susurros.

—¿Qué fue eso?—pregunté extrañada.

—¿Qué sucedió?—preguntó Harry.

—Creí ver...—respondió Herms—. Nada, creo que no fue nada.

—Bueno asegurémonos que no sea nada—dije, comencé a caminar cuando sentí como Hermione jalo el cuello de mi chamarra.

—No hay tiempo, vámonos—me empujo levemente hacia las escaleras, subimos corriendo, y ya cuando estuvimos bastante lejos para no ser vistos sobe un poco mi cuello, el jalón no había sido del todo placentero. Nos quedamos observando un rato, incluso noté que el sol comenzaba a ocultarse detrás de las nubes, cuando vimos un destello plateada, volteé mi rostro en dirección opuesta, y cuando los cuervos volaron asustados sabíamos lo que significaba, Herms soltó unas pequeñas lágrimas y abrazó por los hombros a Ron quien estaba vez no se aparto, recargue mi cabeza en el hombro de Harry cuya mano acarició con ternura mi cabellera, no pude evitar soltar un suspiro de tristeza al saber que esa hermosa criatura no la volveríamos a ver.

—¡Auch!—un quejido de parte de Ron nos sacó del momento, lo había mordido y ahora huía como si presintiera algo, algo....que yo también sentía. No iba a dejarlo. Ron fue el primero en correr tras su rata conmigo detrás de él, con los otros dos detrás gritando nuestros nombres, tenía que perdonarme mi amigo pelirrojo pero yo necesitaba esa rata más que el; sin embargo, el primero en alcanzarla fue el cuando se lanzó hacia el césped y la atrapó, Harry jalo mi mano deteniéndome, iba a protestar cuando me di cuenta del porqué me había detenido, estábamos muy cerca del sauce boxeador.

—¿Reconocen ese árbol verdad?—preguntó Herms. Ambos afirmamos.

—¡Ron corre!—aviso Harry, el árbol se comenzaba a mover, Ron en cambio miraba detrás de nosotros con una expresión más que asustada.

—¡Chicos, corran!—volteamos justo a tiempo para toparnos con un gran perro, negro, enorme, con grandes ojos amarillos,

¡Por Merlin! Era el presagio de la muerte....el Grim.

La Black que se enamoró de Potter IIWhere stories live. Discover now