Capítulo 9

386 45 5
                                    


9



Su presencia, su sonrisa, sus labios fruncidos al no estar de acuerdo, su ceño fruncido escaneando, su ceja arqueada en algún chiste malo, sus manos masajear su cuello al aceptar algo que ella no habría aceptado, todo de ella extrañaba. Su manera de deducir rápidamente la situación, de saber lo que pasaría aún sin haber pasado en una cirugía.

-¡Doctor, la arteria! – pegó un grito una asistente quirúrgica al ver que el doctor Bankotsu estaba ido.

Bankotsu parpadeo y volvió en sí, recuperándose de inmediato y poniendo al paciente estable. No, no podía hacer esto sin su compañera, sin su ayudante, la necesitaba.

Un mes, un mes sin ella y sentía que su vida decaía de apoco al no tenerla cerca, Bankotsu agradeció la asistencia de los enfermeros y ayudantes quirúrgicos a la vez disculpándose de su descuido que pudo terminar en algo mortal para el paciente.

Él trataba de encontrarla, de hablar con Kikyo, pero ella se empeñaba a evitarlo, a no cruzárselo por días y días. Si ella con su distancia quería suprimir sentimientos por parte de ambos no lo estaba logrando, con su distanciamiento los incrementaba y también los hacía desearse aún más.

Entró a su oficina y se dejó caer en el sillón.

-Maldición.

°°°

Fin de semana y estaban en casa de Miroku, Sango y las gemelas, Kagome, Inuyasha, Haru, Sesshomaru, Rin y Bankotsu junto con su hermano Jakotsu. La parrillada era dirigida por Miroku, Inuyasha y Sesshomaru mientras que las ensaladas estaban las mujeres y Jakotsu, Bankotsu, sentando en una silla en el patio tomaba una botella de cerveza mientras miraba la nada, estaba pensativo, tampoco había tenido ánimos de ir pero Miroku e Inuyasha lo "convencieron".

A pesar de haber ido, no quería dialogar por lo que se alejó del grupo y tomo asiento apartado.

-Un dólar por tus pensamientos – Kagome tomo asiento a su lado, trataría de aligerar su relación, su último encuentro no salió nada bien.

-No querrás saber en lo que pienso – respondió, sus pensamientos solo tenían un nombre y solo una persona: Kikyo.

-Pues... intenta – Kagome nerviosa tomo un sorbo de su vaso de agua.

-Creo que alguien me gusta y mucho – Kagome se estremeció, sintiendo ya el nombre de la persona en su piel.

-¿Es quien creo que es? – murmuro Kagome tratando de mantener el control.

-Sí, es Kikyo, Kagome – Kagome sostuvo su respiración, se puso de pie y empezó a caminar de un lado a otro frente a Bankotsu ventilándose con su mano y dando suspiros pausados, mascullando palabras inentendibles.

-¡Por...! – detuvo sus protestas al ver la expresión de su amigo, triste, melancólica y su mirada destrozada y perdida, no había ningún brillo en sus ojos de fondo negro.

Guardo silencio, no supo que decir. La verdad era que a ella la idea de que su amigo gustase de Kikyo no le agradaba en nada, pero... tampoco le gustaba verlo así.

-Y...- balbuceo – Y ¿Por qué esa cara? ¿No están trabajando juntos?

-Ella ya no quiere trabajar conmigo, quiere alejarse de mí – murmuro Bankotsu contándole con toda confianza su sentir.

-¿Por qué?

-¿Enserio te interesa? – pregunto con una ceja arqueada Bankotsu mirando a su amiga, antes la mujer que creía amaba con locura.

Nueva Oportunidad (ADA#3)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora