7. Todo está bien...

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Nuestro trayecto hacia Akkala había comenzado. Luego de pasar por los grandes portones que daban a la salida de la aldea, y salir del paso entre las montañas, estábamos ya en la cima de la colina de Sahasra e íbamos cuesta abajo para llegar al camino que rodeaba al gran pantano de Lanayru.

Ella de verdad que iba muy sujeta a mí desde mi espalda, pero pude percatarme de que veía asombrada toda la vista que tenía al recién salir de la aldea. Era una vista majestuosa de toda la Llanura de Hyrule, con el castillo en el centro y los cuatro láseres de las bestias divinas apuntándole desde los puntos más altos de cada región.

—Esos haces* de luz... son de las bestias divinas, ¿cierto?— me preguntó Apaya desde atrás.

—Sí. Una vez las liberé, se colocaron en posición de ataque.

Había olvidado que desde la aldea ella no pudo haberse dado cuenta de nada. Con esto en mente, me pregunto si las demás aldeas, externas a las tribus, se habrán dado cuenta del cambio en las bestias divinas.

—Nunca las había visto fuera de sus lugares... bueno, tampoco es que las pueda ver muy bien desde aquí, jeje.

Me encantó esa pequeña risa, son muy pocas las veces en las que puedo escucharla reír así, de forma tan sincera.

—Tampoco creas que es muy agradable verlas de cerca.— le dije con algo de gracia.

—No, no. Eso lo sé muy bien. Es solo que... siguen siendo cosas sorprendentes...

Ella seguía viendo casi boquiabierta toda la vista de la llanura. Llegó un momento en donde por fin terminamos de bajar la colina y entramos en el camino. A nuestra derecha podíamos ver el pantano milenario, el cual formaba parte de todo el gran pantano de Lanayru, sin duda a Apaya le maravilló ver el lugar.

Una gran cantidad de árboles delgados creciendo sobre el pantano cristalino, separados por una buena distancia y dándole un toque único. Igualmente, la mejor idea era rodear todo el pantano para evitar a todos los monstruos que lo habitan.

Como ambos íbamos sobre un mismo caballo, no iba demasiado rápido pues entonces Epona podría agotarse. Así que íbamos a un paso un tanto calmado. Ella apoyó su cabeza en mi espalda y se le quedó viendo a los árboles o a cualquier cosa por la que pasáramos cerca.

Con Apaya en esa posición sentía que, de alguna manera, estábamos siendo más íntimos; pues recuerdo bien que cuando la conocí ella se mantenía muy alejada de mí. Pero ahora, con lo cerca que estaba, casi podía oír su respiración.

Llegó un momento en donde pudimos ver a lo lejos una gran cabeza de caballo hecha de madera, se trataba de un rancho**, el Rancho del pantano. No obstante, ese no era en el que nos hospedaríamos.

—¡Un rancho!— exclamó ella al darse cuenta.

—Sí. Pero no nos quedaremos en ese. Hay uno que está más cerca de Akkala, llegaremos ahí cuando anochezca.— dije sin quitar la vista del camino.

—Mm... quizá debiste comentarme primero lo de dormir en un rancho...— dijo un poco pensativa.

—¿Pasa algo?

—No, nada. Es solo que... nunca he dormido en uno.

—Oh. Tampoco son nada del otro mundo.

—¡Pero mira la forma que tienen!

—Admito que son muy curiosos... pero aparte de ello, no hay mucho más.

—Pero se ve muy bonito... además, ¡mira que vistas!— dijo refiriéndose al rio Hylia y al Puente de Rebonae; aunque podía también referirse a la pradera cruzando el rio.

Nuevos Recuerdos [#1] - Link x Apaya - TLOZ Breath Of The Wild +18Donde viven las historias. Descúbrelo ahora