Verónica Zaragoza está metida en problemas; de eso está muy segura la chica que no puede evitar babear por el hermano menor de su mejor amiga, quien es su protegido, pero él parece odiarla o evitarla como si fuera una peste, y ella verdaderamente no...
( si llegaron hasta acá, y amaron la historia tanto como yo, muchas gracias, no saben cuánto significa para mí. Dante y Verónica son la primera pareja que hice cuando pasé a preparatoria. Así que guardan un buen espacio en mi corazón.
Con amor, Danonino. )
ENERO 2019.
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Infeliz. Así es como me siento después de estos años. Es raro que siquiera me sienta feliz. He ido a psicólogos, he viajado a varios países para estar más involucrado en la compañía de mi padre y poder tener todos los lujos que siempre he tenido desde la niñez.
Sólo faltan dos horas más para que mi vida se vuelva el verdadero infierno que mis padres me hicieron firmar. El saco negro ya lo llevo puesto, mi cabello negro está bien acomodado que como siempre, y mi ropa está impecable, pero fuera de cómo me veo físicamente, sólo siento que en cualquier momento explotaré.
Ella sigue prohibida para mí, aún después de dos años no verla a los ojos, más que a través de una pantalla. Son azules, y por ello mismo llevo en mi cuello un collar con un dije del mismo color que los de ella. ¿Para qué seguir con algo que no se puede? ¿Por qué me sigo sintiendo tan egoísta? Porque Verónica no ha dejado de ser mi todo.
Tocan a la puerta del hotel donde me hospedo y será la ceremonia. Ni siquiera respondo ante ello cuando se abre de golpe; mi hermana entra impecable, con un vestido lila que le queda de maravilla, pero sólo me enferma, porque es su vestido de dama de honor. Su rostro muestra preocupación, y yo sólo trato de mostrarle una sonrisa temblorosa para no perturbar aún más sus nervios.
- ¿Estás bien? -La pregunta sale de su boca lo más natural que puede. Asiento, pero bajo la mirada.
-He estado preparándome para este día desde hace años, Gina. ¿Recuerdas? -Ladeo mi rostro, y me veo en el espejo, tratando de no mostrar demasiado mis sentimientos verdaderos-. Además, ya nada importa, no es como si pudiera evitarlo, ¿no es así? Me lo merezco.
-Dante, no te lo mereces. Sabes bien que nuestra madre está lunática. Nada de lo que te llevó a estar aquí hoy fue justo. Papá no fue justo, mamá fue totalmente injusta y estúpida. Y yo fui ingenua y llena de remordimientos, traumas y falsa sobreprotección. -Explica retorciendo sus manos sudorosas, nerviosa, triste, perdida.
Sonrío, viéndola a través del espejo, y me volteo para tratar de calmar sus preocupaciones.
-No seré feliz porque así es la jodida vida, y punto. No todos obtienen lo que quieren, Regina. No hay nada más -me encojo de hombros-. No te culpes por ello, tú tienes que vivir tu vida, y yo pronto empezaré a vivir la mía. No te guardó rencor, tú bien lo sabes.
-La invité, Dante. -Me congelo en mi lugar, la sonrisa desvaneciendo de mi rostro poco a poco, mis manos temblando del sentimiento de...-. Ella vendrá.
- ¿Qué hiciste? ¿Por qué la odias tanto? ¿Por qué nos haces esto, Regina?
-No es lo que crees, así que baja la voz. Sólo tú lo sabes, ¿bien? -Su voz es queda, y temblorosa. Tengo miedo de lo que tenga en mente.
