Capítulo VII: No quiero estar sola.

5.2K 232 1
                                    

Me siento en la esquina de mi cama, para ver cómo mi amiga ronca contra mi almohada favorita, y la llena de saliva. Ha interrumpido un momento bonito entre Dante y yo, y puede dormir pacíficamente. Dios mío, está tan ebria que ni con que yo grite su nombre en su oído se despertará, estoy segurísima.

Siento mis mejillas sonrojarse furiosamente al recordar cómo me encontré embobada viendo a Dante dormir, como si fuera el ser más hermoso en la Tierra. Estoy tan mal por él.

— ¿Puedo bajar del árbol, morena? —Escucho que alguien pregunta en un susurro afuera de mi ventana, y caigo en cuenta de que Dante está colgando de las ramas de nuestro árbol. Me paro de la cama, y voy hacia la ventana donde aprecio las hojas que se incrustaron en su oscuro cabello ondulado, y alguno que otro raspón apenas perceptible en su torso.

—Sí, está ebria, descuida. —Me burlo de él, soltando una risita cuando e hago a un lado y lo dejo entrar. Resopla y se acomoda el cabello, sacudiéndolo para quitar las hojas verdes. Recuerdo cómo ha saltado, y suelto una carcajada. Él alza una ceja.

— ¿De qué te ríes, Verito? ¿Crees que es gracioso que casi muero cayéndome por el árbol? No, no fue gracioso. —Se queja como niño pequeño. Pongo mis ojos en blanco, e imito cómo se aventó, sólo que no haciéndolo verdaderamente, sólo el movimiento.

Dante me da un empujón ligero, como si ya estuviera un poco avergonzado ante eso.

—Dios, ni que fuera una piscina —le suelto con un deje de burla. Dante gruñe una grosería, y después rueda sus ojos. Luego me lanza una mirada asesina, y mira a su hermana dormir en mi cama.

— ¿Se durmió tan rápido o la has noqueado? —Pregunta de la nada, como si fuera lo más normal del mundo. Le doy una mirada ofendida—. ¿Qué? Con lo loca que estás, no me sorprendería que lo hayas hecho, morena sexy.

—No estoy tan loca, ¿ok? Además, es mi mejor amiga, no le haría eso —Hago énfasis en el "tan", y le doy una mirada molesta. Soy decente, no soy una loca que se cuelga de los árboles... Bueno, eso sí, pero no soy tan extrema. Creo—. Gina está tan ebria que sólo ha llegado a mi cama a dormir, nada más.

Entonces me doy cuenta de que la chica no ha vomitado en ningún lugar... a menos que lo haya hecho en las rosas de la señora Martínez, eso sería grandioso, pero por si acaso, voy por un bote de basura de mi baño y se lo pongo a un lado de mi cama. Joder, no puedo evitar ver cómo cae baba de Gina en mi almohada favorita. Me paro incómodamente al lado de Dante, y hago una mueca.

—Eso es lo más asqueroso que he visto en mi vida. Esa almohada seguro necesitará una limpiadita después —comenta Dante por lo bajo. Le miro con incredulidad.

—Tú la limpiarás, es tu hermana —reprocho, cruzándome de brazos. Dante suelta una carcajada llena de ironía.

—Sí, claro, jefa... No, es tu almohada, tu mejor amiga. La limpiarás tú —Me señala a mí con su dedo índice, tan chistosito como siempre.

—Pero si el título de "hermana", es más importante que el de "mejor amiga" —Ladeo mi cabeza, y le miro esperando por su respuesta.

—Yo creía que para ti es lo mismo. Si lo has dicho antes. —Touché.

Diablos, no puedo debatir ante ello, porque tuvimos una especie de discusión hace años, sobre que Gina es como mi hermana, y Dante saltó a decir que no es así, y yo seguía insistiendo que sí, hasta que mi mejor amiga llegó a parar la discusión y decir que daba lo mismo.

Buenos recuerdos.

—Como sea, creo que necesitamos hablar —dice Dante en voz baja, con seriedad. Me siento ansiosa cuando escucho esa oración salir de su boca. ¿Hablaremos de por qué dormimos en la misma cama y no me había querido hablar desde hace días? ¿Dirá por qué su comportamiento raro? ¿Me confiará lo que pasó en España?

Desafiando a Dante (Desamores #1)Where stories live. Discover now