Capítulo III: Aléjate de mí.

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"Te odio".

¿Qué más esperaba de él y su forma de actuar en estos minutos, horas, días? Mi corazón se oprime contra mi pecho de una forma que nunca me había pasado, porque pensé que había posado mi corazón en alguien que lo merecía. Claro, hasta que abrió la boca en la madrugada, después de no verlo por un año, y de haber dicho "No me olvides". ¿Cómo puedo interpretar todo esto? ¿Debería empezar a odiarlo? Como si fuera tan fácil. Mi cabeza dice que debería dejar de darle vueltas al asunto, pero mi corazón dice que algo malo pasa con él. Algo que no me ha contado, y que pasó en España.

Suspiro, sacudiendo mi cabeza mientras camino hacia la sala, donde supongo que están todos. Pero, sólo me encuentro a mi madre y a mi tía Olivia platicando sobre el trabajo y dónde han viajado esos últimos meses. No soy buena sacando conversación, nunca lo he sido, mi madre sí. Demasiado buena. Yo sólo saqué su color de cabello, pero no su personalidad y carisma, lamentablemente.

— ¡Ronnie, pensé que te habías perdido de camino aquí! —Se burla mi tía, y yo me río de aquello falsamente. Como si fuera posible perderme en esta casa cuando la conozco mejor que la mía de tantas tardes que pasé con Gina y Dante.

—No, es que me quedé embobada en unos mensajes con unos compañeros de clase que quieren salir a pasear un día de estos —miento, y mi tía Olivia me sonríe.

—Oh Dios, ¿será que estés saliendo con un chico? —Pregunta ella de pronto, y escucho a mi madre soltar la carcajada del año. Mi tía y yo la volteamos a ver con los ojos desorbitados.

Mi madre deja de reír y nos mira levantando una ceja.

— ¿Qué? ¿No era una pregunta de broma?

—No, ¡es que mírala, está sonrojada!

—No lo estoy, tía —trato de dejar el tema a un lado.

—Claro que sí. A pesar de ser morena, puedo ver el color de tus mejillas que están más rojas de lo usual. —Señala mi tía mi rostro. Tapo mis mejillas y frunzo el ceño.

—Ay, deja a mi pobre hija. La pondrás gruñona y entonces entenderás por qué nadie parece querer salir con ella, a pesar de que está bien guapa como yo. —Mi madre se ríe de lo que dice, y mi tía Olivia lo hace. Bufo, enojada y me vuelvo a sonrojar porque no esperaba que me dijeran guapa.

Me siento en el sillón de tela color marrón, y trato de perderme un rato en mi móvil, para dejar que las señoras hablen a su gusto y dejen de molestarme con que nadie quiere salir conmigo. Como si quisiera un novio ahorita, en medio de una crisis teniendo a Dante —mi amor frustrado— tratándome mal. Entrando a Whatsapp para mandarle un mensaje a mi mejor amiga, escucho a mi madre hablar sobre conquistas. Claro, si no has tenido ni una.

Mi madre empezó a hablar de conquistas, help. 3312. DÓNDE ESTÁS.

— ¿Qué mierda es "3312", Verónica Rosa Zaragoza Vega? —Escucho que mi madre pregunta, y hablo los ojos como platos al darme cuenta de que estoy en el chat equivocado. Maldita sea.

—No es lo que crees, mamá. Era para Gina, no para ti. Es que no sé dónde está —hablo despacito para que no me siga viendo de una manera asesina como lo hace en ese momento.

—Oh, lo siento, Ronnie. Los chicos están en el patio, junto a la alberca porque todavía no terminan la comida. —Mi tía Olivia hace una mueca de disculpa, y yo le sonrío para que no se preocupe.

Me encamino hacia el patio, que está más alejado, y puedo apreciar cuando salgo de la casa, cómo Gina y Dante están sentados en la orilla de la piscina platicando en voz baja, porque no escucho nada. Veo cómo mueven sus piernas casi al mismo tiempo en el agua, y yo me siento junto a ellos, sorprendiéndolos.

Desafiando a Dante (Desamores #1)Where stories live. Discover now