Capítulo XLV (final): No puedo ser tan egoísta.

Start from the beginning
                                    

Y lo hice. ¡Fue jodidamente perfecto! Besarla fue electrizante, y era visualizar constelaciones a mí alrededor, encontrándole sentido a cada imperfección. Joder, y ni hablar cuando por fin tuvimos sexo. Nunca había sentido tanto por alguien.

—Llegamos, señor —avisa el chofer/guardaespaldas. Me limpio mi lágrima, y asiento, sintiendo su mirada quemar en mi rostro lloroso. Soy un jodido desastre sensible.

Después de unos minutos ya estamos esperando para el avión que sale dentro de una hora. Miro mi reloj y sólo estoy un poco (muy) ansioso, porque me llame, o si quiera que despierte para poder hablarle, o algo. Pero el tiempo pasa lento, y eso me desespera.

Así que, cuando estoy a unos veinte minutos de abordar el avión, le envío un último mensaje.

—Lo lamento, lo lamento tanto. Yo... no regresaré a México nunca más, Verónica. Estoy partiendo en un avión a España, para estar con mi padre. No cumplí con lo que debía, y yo... Lo lamento, lo lamento. Por favor, perdóname. Te amo, te amo, te amo. Yo... —sollozo sin poder evitarlo— en serio lo siento. Sé que soy un imbécil, pero tuve que irme por-... —Me di cuenta de que el mensaje ya se había cortado. Mierda.

Tapo mi rostro, y siento cómo se enrojece de la furia que siento en mí. Ni siquiera pude despedirme bien, y tuve que dejarle un puto mensaje de mierda.

Me odiará. Ya no me querrá contestar. Deberá estar pensando que soy un maldito imbécil que sólo la usó. Golpeo mi frente, y suspiro frustrado. Me tocan el hombro, y yo golpeo la mano o lo que sea que me haya tocado. Veo el rostro de mi guardaespaldas y bufo, enojado.

—Señor, el avión está por cerrar sus puertas. O se viene conmigo tranquilo o tendré que armar todo un escándalo —su amenaza no me causa nada, porque rápido me muevo como un robot hasta caminar hacia ­­ la entrada del avión, donde trabajadores piden nuestros documentos para dejarnos pasar.

Sólo quiero terminar con esto rápido.

17 de diciembre del 2016

Oops! This image does not follow our content guidelines. To continue publishing, please remove it or upload a different image.

17 de diciembre del 2016.

Cuando entro a la oficina de papá, veo que nada ha cambiado desde que entré por última vez, hace casi siete meses, y las paredes siguen siendo tristes, las fotografías donde la esposa de mi padre y él colgaban siguen su lugar, sólo que ahora el cristal de algunas de ellas están rotas. Después está una foto donde Regina y yo salimos sonriendo. Ese día ni siquiera estábamos felices, tuvimos que fingir para el fotógrafo, fueron unos días después de la muerte de la mujer que abusó de mí.

Por eso no me gusta mirar mucho a aquella fotografía, y por qué odio pasar por la casa donde antes vivía allá en C., donde mis pesadillas cobran sentido. Mi padre yace enfrente de mí, con una mirada seria, y sus puños apretados. Sólo espera para que la secretaria me deje pasar y después se cierra la puerta para poder pararse de su asiento, y caminar hacia mí, soltándome una bofetada.

Desafiando a Dante (Desamores #1)Where stories live. Discover now