Ángel Guardián (Camren)

Capítulo 6

Manteniendo la mirada en los ojos cafés de Dinah, Camila soltó la pregunta que estaba ocupando su mente. 

"Si tal y como dices, tú moriste, ¿cómo es que yo puedo verte?" - Posó sus manos sobre sus muslos, limpiando éstas en la tela de su pantalón, pues sus manos habían comenzado a sudar.

"No lo sé, Mila. Nadie ha podido hacerlo. Es algo que me tiene preocupada. Las almas no pueden tener contacto con humanos, al menos, eso me dijeron al comienzo." - Contestó Dinah pacientemente, para luego continuar al ver la cara de mayor confusión que tenía Camila ante su respuesta - "Cuando mueres, tu alma queda rondando por la Tierra durante un tiempo, hasta que estés completamente lista para irte. Algunos suben, pero pueden bajar. Es algo que aún no tengo muy claro, pero a mi me pasó eso. Los humanos no pueden vernos, a menos que nosotros queramos que nos vean. Es como un interruptor de encendido y apagado, o también, podemos presentarnos en los sueños." - Dinah le sonrió un poco a Camila, estirando su mano izquierda hacia una de las de la castaña para darle un pequeño apretón. Un pequeño escalofrío recorrió la columna vertebral de Camila ante el cálido y familiar contacto de los dedos de Dinah sobre los suyos.

"Todo esto es muy raro..." - Dijo Camila, dejando que su cabeza cayera contra el volante con un suspiro largo saliendo de sus labios. Dinah, sabiendo que su amiga estaba empezando a estresarse, abrumarse y a confundirse mucho, llevó su mirada al frente en busca de una idea que no llegó. Camila levantó la cabeza para fijar sus ojos chocolate en Dinah, observándola en silencio durante unos segundos, para luego volver a hablar - "¿Sabes? Debo ir a una entrevista de trabajo y... No sé si tú... Eh..." - Quedándose corta de palabras, cerró los ojos.

"Entiendo, aunque, ellos no me verían, ¿sabes? Podríamos gastarles unas cuantas bromas." - Dinah, pensando que el comentario alegraría a Camila quizás un poco, borró la sonrisa de sus labios al notar que la castaña a su lado no parecía tomar el comentario en el mismo sentido que ella, así que, resignada, asintió lentamente, dándole a entender a Camila que todo estaba claro - "De acuerdo... Entonces, nos vemos al rato, supongo." 

La morena desapareció de la nada y el frío que el cuerpo de Camila había empezado a sentir, se esfumó al igual que su amiga. Sabiendo que se estaba haciendo tarde, Camila encendió el coche una vez más, empezando a conducir con todas las dudas, al igual que casi la mayoría del tiempo, recorriendo su mente. Empezó a analizar en silencio cada una de las cosas, perdiéndose, nuevamente, en sus pensamientos.

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Dinah estaba dando vueltas por el hospital. Conocía cada rincón de la estructura de memoria. Cada vez que estaba aburrida y no sabía qué hacer, se dedicaba a recorrer los pasillos blancos una y otra vez, viendo a los pacientes y a los doctores. Pero su lugar favorito siempre había sido el salón de infantes, donde se encontraban los bebés que iniciarían su lucha contra el enfrentar al mundo. Como cada vez que podía, Dinah se dirigió hacia aquel salón. Las paredes eran de un rosa pálido con algunas franjas naranjas. Era el único lugar colorido del hospital. Siempre se había preguntado por qué, pero nunca logró descubrirlo, así que, pasando por entre las incubadoras, observó cada pequeño rostro. Esa era otra cosa que le encantaba de estar allí. Siempre que pasaba al lado de una criatura, ésta parecía verla y sonreírle. Se sentía con vida otra vez y ese era un sentimiento que ella siempre extrañaba en silencio. Cuando iba a dirigirse hacia la otra incubadora, alguien sujetó su muñeca, de la misma manera en que Camila lo había hecho hace un rato atrás. La morena se giró una vez más, pero al ver de quién se trataba, el aire se fue de sus pulmones fantasmales.

"¿Es verdad que decidiste aparecerte frente a alguien?" - Esos ojos verdes parecían perforarla y leer cada uno de los pensamientos que estaban en su mente. Lauren a veces era intimidante, sobre todo cuando se trataba de estos temas, pero en el fondo era alguien genial, o al menos eso se repetía Dinah para reducir el temor-.