1- Brazalete

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Antes de iniciar el capítulo, he de avisar que Lucius Malfoy en esta historia fue atrapado cuando fue a robarle la profecía a Harry y, posteriormente, fue encarcelado en Azkaban sin oportunidad de ser liberado.

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Se hizo bolita en una esquina de la fría celda en la que ahora sería su nuevo "hogar" hasta que muriera. Temblaba con una mezcla de miedo, tristeza y frío. Los gritos de los demás prisioneros le taladraban la cabeza sin piedad.

Se suponía que justo ahora se encontraría en Hogwarts comiendo su cena, conversando con Ron y Hermione. Pero no, ahora se encontraba encerrado en una fría celda de Azkaban por ser inculpado por cometer un crimen que jamás realizó.

—Potter... — Escuchó un susurro en la celda del frente. Lentamente levantó su mirada, clavándola en los muy conocidos ojos grises perteneciente a los Malfoy.

—Señor Malfoy— Murmuró con sorpresa, detallando mejor al gran Lucius Malfoy. Quien ahora se encontraba con el cabello sucio y enredado, sus ojos estaban completamente vacíos, expresando únicamente una gran tristeza ahogadora, temblaba sin parar y a duras penas podía ponerse de pié debido a su malnutrición.

—Tú... ¿Qué haces aquí?— Levantó su ceja curioso— Deberías estar regocijándote en la fama al haber derrotado a mi Lord y haber salvado al mundo mágico— Expresó con veneno en su voz haciendo una mueca de desprecio.

—Me utilizaron— Murmuró Harry con su mirada baja, sorprendiendo al Malfoy— Ellos... Me engañaron, se hicieron pasar por mis amigos para luego desecharme como si fuera un trapo viejo— Escupió con molestía.

— Estaba claro que ellos te iban a engañar. Después de todo, lo que la profecía indicaba que poseías el poder para derrotar al Señor Oscuro. Era obvio que te tratarían como una marioneta para que cumplas el "bien mayor" y luego terminaran deshaciéndose de ti por ya no tener ninguna utilidad más— Sonrió de lado— Aunque he de decir que te odian tanto cómo para que te encerraran en Azkaban en vez de haberte asesinado... Eso es mucho decir— Murmuró soltando una risa seca, sin pizca de sentimientos.

—Los odio...— Susurró— Los odio cómo jamás odié a nadie. Los odio más que a mis tíos y a mi primo— Levantó su voz y miró a los ojos a Lucius con sus ojos verdes del tono de la maldición asesina brillando en rencor y sed de venganza— Ellos me utilizaron y no tuvieron piedad en inculparme. Ellos son basura.

Lucius al escuchar esto, rió con fuerza dejando a relucir sus dientes que se encontraban de un tono amarillento debido al mal cuidado al estar encerrado en esa celda. Su risa sonaba rasposa y, hasta cierto punto, terrorífica.

Luego de unos segundos, Lucius paró de reír y, tras lanzar un suspiro divertido, comenzó a hablar.

—Me lo esperaba de ellos—. Sonrió de lado para luego cambiar si expresión a una seria— Draco... ¿Él cómo está? — Preguntó en voz baja agarrándose de los barrotes oxidados.

—Bueno... A pesar de ser un mortífago, lo dejaron libre a cambio de decir los nombres de los demás mortífagos que se estaban escapando tras la guerra— Hizo una breve pausa y continuó hablando— Luego, se le fue permitido volver a Hogwarts, pero sin tener la oportunidad de convivir con los demás estudiantes, ni siquiera con sus compañeros de casa. Antes del... Juicio, lo vi y he de decir que se notaba bastante bien— Sonrió un poco al recordar al Malfoy menor. Él antes de que se lo llevaran le había dicho que a pesar de ser "San Potter" sabía a la perfección que lo que decían los demás no era verdad y que era una mentira muy absurda por parte de los estudiantes.

A Harry le resultaba curioso saber que esa fue la primera (y última) vez en que Draco le había sonreído con amabilidad y sinceridad.

—Me alegro que se encuentre bien— Sonrió el rubio mayor con un tono de alivio casi imperceptible —Bien... No pensé que lograría mantener una conversación amena contigo, Potter— se rió con un tono lúgubre que le causó escalofríos a Harry— No me has caído tan mal. Así que... Toma— De sus ropas sacó un pequeño brazalete de oro con incrustaciones de diamantes y zafiro.

Lucius se la extendió a través de los barrotes y Harry pudo notar con más claridad el insesante temblor que dominaba en cuerpo del Malfoy, consumido en su locura. Con desconfianza, Harry tomó con lentitud el objeto y sintió una atrayente magia envolverlo y luego un suave cosquilleo en la palma de su mano, donde yacía el pequeño brazalete.

—Es... Una reliquia familiar— Respondió a la pregunta que se hacía Harry en si cabeza, cómo si él leyera sus pensamientos— Es una pulsera especial, esta fue utilizada por la primera generación de los Malfoy para regresar al tiempo y evitar la muerte de muchas personas— Narró.

—Pero... ¿Porqué me la has dado?—

—Lo acabé de decir, me has caído bien — Sonrió de lado— Además, no le veo el sentido de tenerla. Soy una decepción para el linaje Malfoy— Suspiró —En fin, te la entrego también porque sé que harás un buen uso de ella. Para usarla debes pensar en cualquier año, sin ningún tipo de límites al cual quisieras regresar, luego depositas un poco de tu magia en ella y funcionará — Explicó— Pero sólo funcionará si acepta tu magia y si realmente deseas volver en el tiempo. De lo contrario, te dará una fuerte descarga eléctrica y bloqueará tu magia durante un par de días— Harry miró la pulsera con sorpresa. ¿Sería capaz de utilizarla?

—E-Entiendo... Pero si usted poseía este objeto tan poderoso, ¿Porqué no la utilizó usted?

—¿Para qué? ¿Para volver al tiempo y seguir mi triste vida con el peso de que fui un asqueroso prisionero?— Gruñó rodando sus ojos— Sé a la perfección que mi cordura actualmente es prácticamente inexistente. Así que es muy probable que esa cosa en algún momento ya no deseé que la posea y es posible que me mate, incluso— Lamió sus labios resecos, y continuó su hablar— Así que es mejor que tú la uses, ya no tienes nada que te ligue a este tiempo, ¿no es así?—

Harry se quedó pensando un momento. Lucius tiene razón, ¿para qué quedarse en este tiempo si no tiene ya a nadie a su lado? Los únicos verdaderos amigos estaban muertos o mantenían máscaras frente a los demás. Además, un prisionero de Azkaban no tiene derecho a recibir visitas y mucho menos oportunidad de salir al exterior. Así que, ¿Qué más daba si se iba o no? Al fin y al cabo ya no es de utilidad para nadie.

—Muchísimas gracias señor Malfoy, prometo utilizarla bien— Le sonrió con confianza, Lucius le correspondió su sonrisa para luego voltearse hacia su pequeño colchón para descansar.

Harry cerró sus ojos, tratando de concentrarse. Exhaló con nervios y volvió su vista al brazalete, lo apretó entre sus manos y le aplicó un poco de su magia. Tras esto, pensó en el primer año que se le ocurrió; 1935.

•••

Sus ojos se abrieron tras sentir un fuerte tirón en su estómago, cómo si hubiera realizado una aparición. Se quedó cegado momentáneamente ante la luz del Sol el cual le daba de lleno en su cara. Miró a su alrededor con curiosidad, notando que se veía más bajo de lo normal.

Se miró un poco y notó varios cambios en él. Su ropa había pasado de ser un pantalón y una túnica a ser una simple camiseta que le quedaba holgada hasta sus rodillas, mal cuidada y no poseía pantalones ni ningún tipo de calzado. Sus piernas eran delgadas, dando a notar su malnutrición y también varias marcas de moretones y quemaduras en ellas. Estiró sus brazos y los observo con sorpresa, estos estaban muy huesudos y poseían muchísimas quemaduras de cigarrillos, cortadas y vendas sucias en sus palmas.

—¿Q-Qué?— Murmuró abriendo sus ojos con sorpresa, sabiendo a la perfección porque poseía esa apariencia tan desastrosa — T-Tengo mi cuerpo de nueve años — Murmuró con sorpresa.

Con nervios recorriendo su interior, miró hacía al frente notando un gran enrejado, levantó su vista y pudo leer claramente donde se encontraba.

"Wool's Orphanage"

Tragó duro reconociendo al instante el lugar. Se golpeó mentalmente por haber elegido un año al azar sin haberlo pensado bien.


Sangre SlytherinWhere stories live. Discover now