Capítulo XLIII: Si tú sufres, yo sufro.

Start from the beginning
                                    

- ¡Eso sí que no es cierto! -Exclama Dante, incrédulo. Me sobo una parte cualquiera de mi nuca, fingiendo que imagino ese momento, que sí, no pasó como digo, sólo quiero avergonzarlo.

-Aún puedo sentir el pedazo calvo que tengo aquí -le fulmino con la mirada. Dante chasquea la lengua, divertido.

-Eres toda una dramática, morena sexy -sus mejillas están ligeramente sonrojadas, y baja la mirada-. Entonces, ¿me acompañarás?

-Sí, ya me cansé de bailar -sonrío de lado, y me jala fuera del gentío. Me despido de lejos con mis amigos; Gloria y Lore que bailan aún en la pista, y se besan a cada rato. Bueno, supongo que no se darán cuenta hasta que dejen de tener su rostro encima del otro.

Llevo conociendo a Dante desde hace diez años, o un poco menos

Oops! This image does not follow our content guidelines. To continue publishing, please remove it or upload a different image.

Llevo conociendo a Dante desde hace diez años, o un poco menos. He pasado enamorada de él desde que me agarró de la mano para protegerme de su hermana, porque quería lastimarme. Creo que esa fue la primera vez que sentí cómo mi corazón golpeteó más fuerte contra mi pecho. Después estuvo la manera en cómo se puso celoso porque según me gustaba un chico mayor que nosotros, y para conquistarlo quería hacerme una cuenta donde me apodaba "morena sexy". Él decía: "no finjas ser alguien que no eres sólo para gustarle a un chico que nunca te querrá como yo te quiero a ti, por lo que tú eres, y no lo que me muestras con un perfil". Teníamos trece años, y me besó la mejilla, fingiendo estar molesto conmigo, más se sentía triste.

Creo que, siempre me ha gustado Dante. Lo he querido como mi mejor amigo, como un hermano, y como un amante. Es ese tipo de chico del que nunca te cansas, y compartes intereses con él. Le gusta leer, música que te cuente una historia con sus palabras y te exprese a través de la música sus sentimientos, escribir historias de cualquier tipo, jugar con niños, pasear con sus amigos, hablar de cualquier cosa contigo.

Ese es Dante. Y después están sus defectos, que me gustan no importa qué; con esa manera de babear mientras duerme, hablar entre sueños, roncar cuando se duerme muy tarde, patear cuando está dormido, su cicatriz en su cadera, su diente torcido ligeramente, los lunares en sus mejillas cuando le da mucho tiempo el sol en el rostro... (Ah, cierto, su canto desafinado. A veces me rompe el tímpano, y sí rompe un poco lo cursi que llevo a mis pensamientos).

Supongo que estar enamorada, es apreciar cada defecto y cada cualidad que el chico tiene, y amarlas.

También es apreciar los pequeños detalles que uno hace por el otro.

- ¿Te gusta? Tu mamá me ayudó a hacer todo esto... Y René también, con un poco de ayuda de Sebas... Yo... no lo sé. Quería hacer algo especial para nosotros, y ya que tenemos la casa sola... yo... Perdón, esto me pone de nervios; es la primera vez que hago algo así -se sonroja, titubeante-. Quería hacer una cena antes de que me vaya a España a festejar Navidad.

Frente a mí, está el patio donde he crecido durante estos años. Es el patio de mi casa, decorado con luces blancas y azules, con un picnic armado bajo un árbol. No el nuestro, pero sí el que ha estado ahí, viéndonos crecer, y corretear a su alrededor.

Desafiando a Dante (Desamores #1)Where stories live. Discover now