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Me desperté al sentir un leve cosquilleo en mi nariz, sonreí sin querer y luego recordé que ella estaba ahí

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Me desperté al sentir un leve cosquilleo en mi nariz, sonreí sin querer y luego recordé que ella estaba ahí. Ni siquiera sabía en qué momento me había girado, solo sabía que ella estaba mirándome y que su dedo recorría mi nariz con delicadeza.

Probablemente estaba estudiándome otra vez y estaba lo suficientemente cansado como para protestar; sabía que tenía que acostumbrarme a aquella chica y a su rara forma de ver las cosas, ella no iría a ningún lugar mientras no encontrara a su humano, aunque no sabía si ese humano existía. Solo esperaba que lo encontrara para que pudiera irse con él.

—Buenos días Rose— dije mientras me ponía de pie. Ella no dijo nada, solo me observó con detenimiento.
Negué con la cabeza y me apresuré a prepararme un café porque realmente lo necesitaba.

Estaba intentando no complicar mi vida con su presencia, quería relajarme y por la tarde la ayudaría a encontrar a su humano siempre y cuando existiera y no encontrarlo no significara que debía arriesgar mi vida.

Se sentó frente a mí, luego se colocó un mechón de cabello tras la oreja y tomó mi taza de café y le dió un gran sorbo. Tosió un par de veces y dejó la taza en la mesa; su expresión me resultaba divertida, estaba claro que el sabor del café no le gustaba mucho, pero me parecía interesante la forma en la que actuaba, quizá estaba fingiendo o simplemente había perdido la memoria.

Tres fuertes golpes en la puerta hicieron que apartara mis ojos de los suyos. Estaba desconcertado, había estado mirándola mucho tiempo y sentía un sin número de emociones inexplicables. Su mirada era extraña y profunda y cada vez que sus ojos me miraban, era como si atravesara mi alma y verla me daba mucha calma y me hacía olvidarme de todo lo que me rodeaba y la verdad no estoy seguro que un humano pueda causar todas aquellas sensaciones en un segundo.

—Quédate aquí Rose, iré a ver quién es—dije sonriendo, ella asintió y volvió a tomar un sorbo de café.
Caminé hasta la puerta y abrí sin preguntar cómo siempre solía hacerlo.

—Hola Tom— Tracy entró en la casa sin invitarla— creí que te tocaba el turno de la mañana.

No tenía buen aspecto, parecía molesta y entendía su situación, pero ya era tiempo que lo superara o de lo contrario me enfadaría con ella.

—Lo siento Tracy, yo estoy ocupado y creo que no iré a trabajar hoy—dije con nerviosismo. Ella me ponía nervioso, no porque me gustara, sino porque su manera de actuar me dejaba claro que aún no había cambiado y que seguía siendo la misma chica loca que había creado un escándalo en el baile de graduación.
Tracy era capaz de muchas cosas y no quería involucrarme con ella.

—¿Quién es?—preguntó mientras observaba a Rose.

—Es una amiga que acaba de llegar de Boston— mentí. Rose no dijo nada, solo la observó con detenimiento y debo decir que no le agradaba, su expresión lo confirmaba y la entendía perfectamente.

—Mi padre dice que no puedes abandonar el trabajo—dijo sin mirarme. Sus ojos seguían en Rose y ella no apartaba la vista, ambas estaban debatiéndose y eso era interesante.

—En realidad no sé si volveré a trabajar—susurré.

—¿Qué?

—Lo siento Tracy, pero no me siento cómodo trabajando contigo.

—Eres un imbécil Tom, ¿crees que voy a seguir persiguiéndote?

—No es lo que dije Tracy.

—No eres nadie, ni siquiera eres tan guapo como crees—me miraba con odio y desprecio, pero no me importaba porque nunca me había considerado un tipo guapo— te vas a arrepentir Tom, eso te lo aseguro.

—Quiero que te vayas de mi casa.

—Claro que me voy—dijo sonriendo—disfruta la compañía de tu zorra barata.

El rostro de Tracy golpeó el suelo y mis ojos viajaron hasta la chica bajita que acababa de golpearla. Parecía molesta y respiraba muy rápido y sus ojos brillaban de una manera extraña, pero al mismo tiempo bonita; sus manos parecían fuertes su piel brillaba como luz de luciérnaga. Todo era tan extraño y no podía reaccionar.

—¿Qué demonios le sucede?—preguntó Tracy mientras se levantaba.

—Estabas diciéndole cosas feas y ni siquiera la conoces, creo que tiene derecho a defenderse—dije sin moverme de donde estaba.

—El alguacil se enterará de esto—dijo y se marchó rápidamente.

Me quedé en silencio durante un largo rato analizando todo lo que había sucedido. Sus ojos brillantes y su piel aún más brillante ¿de qué trataba todo aquello?, solo necesitaba averiguarlo y estaba seguro de que Rose no se negaría a decirme.

—¿Rose?—dije en un susurro, ella solo asintió y volvió a sentarse— ¿como hiciste eso?

—No lo sé—dijo sin mirarme—siempre lo he hecho, pero no así, cuando no era humana.

—¿A qué te refieres Rose?—estaba muy confundido y estaba empezando a creer que no era muy normal— no eres humana dices, entonces¿qué eres?

—Soy una estrella—susurró.

—Eso es imposible.

Me miró y tomó mi mano con delicadeza como si no quisiera hacerme daño.

—Cierra los ojos por favor—susurró.
Obedecí y un escalofrío recorrió mi espalda y cuando abrí los ojos ya no estábamos en la cocina. Estaba en medio del universo, podía ver esas rocas enormes que conocía como estrellas y lo demás era oscuridad; yo estaba flotando en medio de aquel universo y podía sentir lo que aquellas rocas pensaban y me pregunté si aquello era realmente posible o solo estaba pasando en mi mente. Rose aún sostenía mi mano y me miraba con tranquilidad.

Señaló las rocas que empezaban a moverse frente a nosotros y pude ver como una en especial se aproximan a la tierra. Viajaba tan rápido que intenté no perderla de vista, pero aquello era imposible, esa roca era muy rápida y la perdí en un abrir y cerrar de ojos.

—¿Qué es esto?—pregunté en un susurro. Otro escalofrío recorrió mi espalda y la imagen cambió, ahora veía el bosque y la estrella aterrizó ahí; el suelo y los árboles se estremecieron y el fuego se propagó por todas partes.

Ella salió del agujero, estaba desnuda y observaba el lugar con interés mientras intentaba disminuir el fuego; no podía creer que aquello estaba sucediendo o quizá ya había sucedido, pero ella estaba mostrándome todo para que así comprendiera porqué estaba ahí y enserio que lo entendía. Ella estaba ahí para buscar un humano, había viajado a la tierra para encontrar a aquella persona misteriosa.

—Vine a buscar un humano—dijo nuevamente. Su manera de hablar era diferente, ahora parecía más normal y supuse que había aprendido todo aquello en la enciclopedia que había estado leyendo—se supone que no puedo venir a la tierra, no tenía que separarme de mis hermanas, pero era necesario.

La cocina había regresado y yo estaba sentado a la mesa nuevamente. Ella me miraba con detenimiento y yo trataba de asimilar todo lo que acababa de ver; ahora lo comprendía y me sentía estúpido porque creí que estaba loca o que había sido secuestraba. Ella era una estrella y la historia que mi abuela me contaba de niño, empezaba a tener sentido, aquello era real, ella real y yo había encontrado una estrella. Todo era muy loco.

—Te ayudaré a encontrar a tu humano, pero tienes que explicarme cómo es que lograste hacerte humana.

Ella solo asintió y sonrió. Era una sonrisa bonita y extraña, ella era extraña, pero me agradaba y me sentía alegre por haberla encontrado. Esperaba que ella se sintiera bien conmigo.

Fugaz© Donde viven las historias. Descúbrelo ahora