Atrapada

126 12 26
                                    

chara abrio la boca para respirar, su pecho se había tapado, ilesa en una esquina del otro lado de la habitación no apartaba la vista del armario que seguía y seguía tocando como si alguien dentro deseara salir.





Mientras tanto los arañazos en su puerta principal, seguían sonando como si un felino rabioso constaba por romper la puerta.





Ya no podía respirar, este era su infierno, su grito de pesadilla, su espalda choco contra la pared antes de dejarse caer al suelo para abrazar sus piernas y ocultar su rostro.





El golpeteo de su armario se convirtió en un agitado sonido de movimientos bruscos que buscaban abrir la puerta sea como sea. Dejando que cayera en una torpe y vaga ilusión de querer creer que solo era un sueño mas, que pronto despertaría y lo mas probable, era que estaría de nuevo en esa asquerosa jaula.





Sonrió con amargura, era increíble pensar que deseaba estar mejor en la casa de sans que ahí sentada hecha un ovillo en su propio cuarto.





La habitación comenzó a oscurecerse, no sabía cuanto tiempo estaba esperando algo, quería negar a la idea de ser rescatada, quería salvarse ella misma, pero no podía, su mas grande enemigo la intimidaba, el miedo estaba por encima de ella.






Levanto su cabeza llevándola contra la pared en un intento mas de querer escapar de la realidad al sobresaltarse de escuchar la puerta abrirse. Su boca se seco y no pudo soltar ni un solo sonido, empezando a creer que el corazón le explotaría desde el techo en cualquier momento.





Pero lo único que termino por sentir fue el alivio recorrer su espalda, la dulce cara de frisk asomándose por la entrada le quito todo ese miedo que quiere creer que no existe para ella.





Su expresión le demostró a frisk que realmente las cosas no habían estado bien, sobre todo aquellas lagrimas que brotaban por reprimir el temor.





La menor conmovida abrió mas la puerta y se adentro con los brazos abiertos para dejar que su hermana corriera hacía su pecho y acogerse en su consuelo.

Mas allá del gritoOù les histoires vivent. Découvrez maintenant