18. Tiempo.

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 Seis meses después, se me ocurrió que quizá había perdido a Axel para siempre. Había regresado a Los Ángeles dos meses después de que nos atraparan y Axel no había querido saber nada de mí. Había llamado a Audrey sin recibir respuesta, incluso visité la casa del grupo y encontré que la enorme casa estaba abandonada. Un guardia me dijo que estaba deshabitada y él era la única persona en la propiedad.

Me pregunté si Axel les había pedido que desaparecieran del mapa o si había ocurrido algo que los obligara a dejar la casa. Estuve a punto de visitar la cárcel y exigirle a Axel una respuesta. Pero estaba segura de que no querría verme. Regresé a casa porque había venido sin decirle a mi madre, no podía esperar para ver que castigo me tenía preparado. Una parte de mí estaba tranquila porque lo había intentado. Si no volvía a ver a Axel, no sería completamente mi culpa.

***

 Ese mismo año entré a la Universidad. Elegí la carrera de enfermería porque de entre toda la lista de opciones, era la que me daba menos ganas de morir de depresión. No tenía la valentía o la resistencia para convertirme en doctora, así que enfermera sonaba como una idea razonable y lo más cercano a un doctor.

A mi madre pareció encantarle la idea, y a mi padre le importaba un cacahuate lo que quisiera estudiar siempre y cuando me quedara en la ciudad.

La universidad, los profesores, las tareas y el exceso de información lograron mantener a mi mente parcialmente distraída por gran parte del día. Pero por las noches, antes de dormir, recordaba a Axel y era como empezar de nuevo. Sentía que lo perdía cada noche.

***

Durante el primer año me dediqué estrictamente a la escuela, evitaba hablar con las personas a no ser que un proyecto escolar me obligara. Pero mi estrategia anti-social se detuvo cuando conocí a Danny en el segundo año. Se había transferido de Ohio y fui una perra con él cuando intento hablar conmigo el primer día de clases.

Para su mala suerte, el único asiento disponible que había era detrás de mí. Supo que sería desastroso cuando me sonrió y yo no le devolví el gesto. Era mejor dejar las cosas claras desde el principio, no venía a hacer amigos.

-          Disculpa… ¿Podrías pasarme el horario de las materias de este día? – me había preguntado con más confianza de la esperada para un alumno nuevo – La impresora de la secretaria no servía y no me lo dio.

 Volteé a verlo incrédula y probablemente con mi gesto menos simpático. Negué con la cabeza y volví a mis apuntes de Anatomía y Fisionomía.

-          Hmm… ¿No me escuchaste? – insistió – Si es así, lo entiendo, mi voz suele ser muy grave a esta hora de la mañana, me han dicho que…

-          Escucha – lo interrumpí – Realmente no soy del tipo conversador, si tienes alguna duda sobre cualquier cosa, pregúntale a otra persona – me sentí como la villana de la película en cuanto terminé de decirlo.

-          ¿No eres del tipo conversador? – pude detectar su sarcasmo en cuanto termino la pregunta – No tuve esa impresión cuando te miré por primera vez y me hiciste sentir bienvenido con una sola mirada. Irradias un aire de simpatía que es irresistible. Tuve que hablarte.

-          Genial – sonreí falsamente – Serás el payaso de la clase, encajaras perfectamente en el grupo de Mike – dije señalando a la otra orilla del salón de clases.

-          Soy selectivo. Me desarrollo mejor en grupos pequeños.

En ese momento pensé en cuanto me gustaría haberlo golpeado. Respiré profundamente, como lo hacía cuando acompañaba a mi madre a las clases de yoga. Rebusqué en mi mochila y saqué el horario del semestre. Se lo tendí como señal de que el ganaba. Pude escuchar su risita victoriosa cuando tomó la hoja.

Nuestra amistad fue creciendo desde ahí. Buscaba formas de hablarme todos los días, odiaba que me causara gracia lo que decía. Hice la amistad oficial cuando me senté al lado de él en la cafetería. Fuimos el tema de conversación de toda la clase como por dos días. No me hubiera sorprendido que hubiéramos aparecido en la portada del periódico de la Universidad con el encabezado: “La anti-social hace click con el nuevo”.

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