14. Realidad

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Cuando desperté Axel no estaba en la cama. Recordaba haberlo abrazado la noche anterior antes de quedarme dormida y después de besarnos por un largo tiempo, conversar un rato y volver a besarnos. Habíamos dormido con las manos entrelazadas, simplemente apreciando la presencia del otro.

Me levanté cuando el olor a comida llegó a mi nariz. Corrí hasta la pequeña y moderna cocina que había en nuestra habitación de hotel y vi a Axel preparando el desayuno.

-          Sabía que despertarías en cuanto empecé a preparar los waffles – dijo con voz ronca. Dios, se veía tan guapo con el cabello despeinado y sus ojos somnolientos.

-          ¿Qué vamos a hacer hoy?

-          Lo que quieras – contestó girándose hacia mí y besándome en la mejilla – Hablé con Jack esta mañana y dijo que nos tomáramos en tiempo que necesitáramos.

-          ¿Todo el tiempo que quisiéramos?

-          Si, a menos de que surja una emergencia – sonrió – Pero francamente nada me parece más urgente que estar contigo. Jack tendrá que esperar…

Cuando logramos desayunar y separar las manos del cuerpo del otro, decidimos salir a caminar por la ciudad. El calor de Texas prácticamente me obligaba a usar vestido, así que me puse un floreado vestido corto, algo que nunca había usado antes. Pero ya no me sentía como la Molly de antes, algo había cambiado en mí desde que había huido de mi casa. La Molly de antes jamás se hubiera imaginado caminando por las calles tomada de la mano con un chico como Axel.

Pasaron dos días, no había una cosa que no hubiéramos hecho en la ciudad, fuimos al cine, recorrimos decenas de restaurantes, incluso fuimos a patinar sobre hielo. Todo parecía tan irreal. Como si las cosas siempre hubieran sido así. No querría regresar a Los Ángeles nunca.

***

Una tarde, después de regresar de un largo recorrido por varios museos de la ciudad, Axel me besó en cuanto entramos a la habitación del hotel. Había estado muy callado durante gran parte del día. Empezaba a preguntarme si él quería regresar a su casa.

Le correspondí el beso con la misma necesidad que él. Me encontraba acorralada entre la pared y el cuerpo de Axel. ¿Por qué me besaba con tanta desesperación? Como si no fuera a volver a hacerlo nunca.

-          ¿Qué sucede? – le pregunté entre besos.

Axel no respondió a la pregunta y empezó a besarme de una manera casi feroz. No pude evitarlo y acaricie sus hombros y su espalda. Una de sus manos empezó a levantar mi vestido, mi piel reaccionaba ante su contacto, quería más de él, quería todo.

Sus labios bajaron a mi cuello, dando besos ligeros y apasionados al mismo tiempo, gemí un poco cuando mordió mi oreja. Pero algo no andaba bien, podía sentirlo. Reuní toda la fuerza de voluntad que pude reunir, puse mis manos en sus mejillas y lo separé de  mí.

-          ¿Qué sucede? – volví a preguntar - ¿Algo anda mal?

La mirada que me dio fue tan desconcertante que estuve segura de que algo estaba mal. Axel cerró los ojos con fuerza y sacó un papel del bolsillo de su pantalón. Me lo extendió con la misma mirada de preocupación.

Lo tomé y lo desdoblé rápidamente. Cuando vi mi fotografía bajo el letrero de “Se busca” todo a mí alrededor se volvió un poco gris. Me senté en el sofá y leí lo que decía. Mis padres estaban ofreciendo una recompensa a quien fuera que tuviera información sobre mí, había teléfonos y correos electrónicos a los que la gente podía comunicarse en caso de tener alguna noticia.

-          ¿Dónde… encontraste esto? – pregunte sin aliento.

-          Estaba pegado afuera de un restaurante…

-          ¿Hoy en la mañana? - quise saber.

-          Yo… lo vi hace un par de días – contestó sentándose a mi lado con la cabeza entre sus manos.

-          ¿Y… porque no me habías dicho antes?

-          ¡No lo sé! No sabía cómo decírtelo… tenía miedo de tu reacción. Hablé con Jack y dice que hay letreros también en Los Ángeles, están buscándote por todo el país, sales en los noticieros.

RUNAWAYSWhere stories live. Discover now