Capítulo XLI: Verás que estaré ahí, linda.

Start from the beginning
                                    

—Ahora te llamo, linda —me dice por última vez, y cuelga la llamada. Me siento en las nubes cada vez que Dante me dice "linda"; lo ha estado diciendo desde que le dije que sí. Suspiro, imaginándolo sonreír todo sonrojado porque lo pillaron en medio de una llamada telefónica conmigo.

Río, como estúpida, y después sacudo mi cabeza, tratando de mantenerme seria, pero es imposible. Dios mío, ¡no sé qué pasa conmigo!

Siento todo un maldito panal en mi estómago cada vez que lo imagino sonreír, o cuando está a mi lado, y tenemos tantas cosas que decir. Esto..., cuando mi pecho se infla de emoción y mi corazón pega contra él, se siente tan irreal. Muerdo mi labio, pegándome contra la pared, sintiéndome tonta y patética.

Me besan la mejilla, y me sobresalto cuando unos brazos me rodean.

—Hola, morena —puedo oler el sudor, pero no me importa. Acuesto mi cabeza en su hombro, y sonrío como estúpida cuando veo sus ojos miel mirarme con cariño.

—Hola, morocho —me besa cortamente los labios, y sigo a su lado, sin despegarme—. Estás todo sudado y apestoso —arrugo mi nariz.

—Mi novia tenía hambre, y pues, ni tiempo de bañarme me ha dado porque me quería en quince minutos —se encoge de hombros, pero después me pega más contra él, embarrándome su sudor, trato de alejarme chillando "Dante", pero no funciona, porque él se ríe a carcajadas.

Después de esa pelea cursi entre nosotros, de la cual mi otra yo sufriendo por Dante hubiera vomitado arcoíris, y ahora estoy más que feliz. Él toma mi mano, mientras caminamos hacia el restaurante al que siempre vamos, platicando de tonterías que se nos vienen a la cabeza, y también de lo que pasamos en la escuela.

Llega un momento donde se viene a mi mente a Gloria y Lorenzo hablando de algo en privado, mientras éste lloraba diciendo algo sobre su hermana menor. Hago una mueca, y me detengo a medio camino. Dante para también al sentirme, y me le quedo viendo con el ceño fruncido. El sol pega en su rostro, haciendo de sus ojos miel, verdes. Lame sus labios lentamente, pensativo.

— ¿Pasa algo, linda? —Pregunta extrañado por mi comportamiento.

—Es la hermana menor de Lorenzo —él ladea la cabeza, aún sin entender. ¿No sabe quién es?, eso me confunde aún más—. Se llama Lorie, tiene quince años, y no quiere vivir más, porque un chico lleno de crueldad le tomó fotos desnuda y las difundió.

— ¿Lorie Gómez? —Alza las cejas, sorprendido, como si no supiera nada sobre el tema, cuando Lorenzo me ha dicho que él fue quien la dejó así, tendida en la cama, humillándola.

Nada de esto tiene ni un jodido sentido. Si Sergio me ha dicho que Dante no puede tocar chicas, y Dante ha reaccionado tan mal a ese comentario, es que debe ser cierto. Muy cierto. Veo su rostro, buscando algún signo de mentira, pero no lo encuentro.

—Ella te echa la culpa —disparo, sin rodeos. No busco dar indirectas, no cuando necesito saber la verdad. ¿Por qué le tiran tanta mierda a un chico que no ha hecho nada? No lo entiendo. Él no me toca más allá de mi rostro o mi cintura sin mi permiso. Dante no es así.

— ¿Qué? ¡Yo la salvé! —Exclama él, de pronto, con su rostro cambiando radicalmente a uno de incrédulo.

—Dante, ¿cómo carajo la conociste? —Cuestiono, con tono serio. Él bufa, y quita su mirada de la mía, viéndose un poco perturbado. Toma mi mano, y me jala al lado contrario del restaurante. No sé a dónde me lleva, pero me dejo.

Luce tan serio, y molesto. No me aprieta la muñeca con fuerza, pero me jala, queriendo que vaya a su velocidad, teniendo en cuenta que tiene piernas más largas que las mías, así que... Trato de alargar mis pasos para ir a su nivel, pero por más que trato, no puedo.

Desafiando a Dante (Desamores #1)Where stories live. Discover now