— Claro, te escucho.

— Es Karen— dijo preocupada y despertando la preocupación en mí— Está algo extraña y la he visto llorando un par de veces, quizá por la edad se le haga más fácil confiar en ti y sé que eres mucho más madura que ella.

— Hablaré con ella y lo haré con gusto Am— de verdad que me preocupe.

Por lo que sabía Karen tenía graves problemas familiares, quizá eso estuviera afectando su forma de comportarse.

Me dirigí al estudio de Jack Williams deseando volver a probar sus labios. Puse el té en su escritorio sin dirigir palabra alguna, él levantó la vista de su laptop y empezó a observarme como queriendo ver más allá de la piel.

— Espera— pidió antes de que girará el pestillo.

— ¿Para que es buena está mujer de barrio?— pregunté y me regañé por develar que me afectó que lo que había dicho en la sala.

— Princesa sabes que no debes tomar las cosas personal, Peter es un hombre muy inteligente y podría sospechar.

Jack se acerco a mí, dí dos pasos hacia atrás y quedé entre la pared y el cuerpo suculento de mi hombre.

«Querido subconsciente no dejes que el calor juegue contigo»

Tomó un mechón de cabello y lo pasó por detrás de mi oreja, provocando que por mi cuerpo pasará una corriente eléctrica ocasionada por el roce de sus dedos.

— Pareces sincero cuando de ofender se trata— dije sin más.

— Las cosas no son como parecen— susurró cerca de mi oreja— Parece que ganaré en nuestro juego y tal vez no sea así.

Pusó seguro a la puerta, caminó hasta su escritorio, se sentó en la mesa y tomó un sorbo de té helado.

— Entendí tu mensaje— dije mientras me acercaba a él.

Me metí entre sus piernas y empecé acariciar sus brazos.

— No pienso perder aún— tomó un mechón de mi cabello nuevamente y aspiró su aroma— ¿Te había dicho que hueles a azucenas?

— Perderás tarde o temprano joven Williams— uní mis labios a los suyos y empezaron a danzar la melodía que ya conocían perfectamente.

Nosotros por nuestra parte nos deshicimos de cada prenda de vestir con la destreza suficiente, porque sentíamos que el tiempo para hacernos uno solo estaba contado.

El castaño me tomó por la cintura y me subió en el escritorio y esta vez fue él quien se metió entre mis piernas; su miembro fue lentamente introduciéndose en mi entrepierna y me sentí completa como siempre que nos uniamos sucedía. Nos miramos a los ojos hablando el lenguaje que solo los dos podíamos comprender y así iniciaron las estocadas que iban aumentando en ritmo e intensidad junto con el correr de las manecillas del reloj.

— ¡Ohh! Princesa me tienes loco— dijo Jack entre jadeos.

— Tú a mí— contesté de igual modo.

Justo después de dos embestidas más llegamos juntos a la denominada cima y sonreímos, Jack beso mis labios hinchados por los besos.

— Te extrañaba demasiado— dijo mientras acariciaba mi cabello.

— Deseaba que tus padres se fueran para estar a tus órdenes solamente Joven Williams— dije acariciando su pecho.

— Vístete y ponte aún más linda, te llevaré a un lugar que estoy seguro que te encantará— asentí— Te veo en el portón del jardín a las 11.

A Sus Órdenes Joven WilliamsWhere stories live. Discover now