#1: Anotación

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Leyó los apuntes que Uraraka Ochaco había escrito para él.

#1: Eres amable con todos.

Anotó en su libreta.

No creo que sea una buena razón, Midoriya-kun—Se quejó Todoroki—. Las chicas aman más los grandes detalles.

—Los pequeños detalles—Lo corrigió Iida que leía en la cama del peliverde.

Los tres se habían reunido para comenzar a estudiar, regla que solo Iida había cumplido.

—Es lo primero que me vino a la mente—Se justificó él —. ¡¿Por qué expresar mis sentimientos es tan difícil?!

—Tal vez porque eres un idiota que no se da cuenta de lo evidente—Dijo Bakugo apoyado en el marco de la puerta de su amigo de la infancia —. Jamás notarías que alguien está enamorado de ti, Deku.

—Eso no es cierto—Se defendió con sus mejillas color carmesí por la furia y apretando sus puños.

Sus amigos se mantuvieron en silencio. Todoroki parecía más concentrado, en terminar su manga, que antes. Iida hablaba en voz baja, tratando de memorizar ecuaciones.

—¿Ninguno va a ayudarme?—Les preguntó a ambos.

Todoroki le dio la espalda y se acomodó para seguir leyendo en el suelo.

—Tus patéticos amigos están de acuerdo conmigo—Se burló el rubio—. ¡Deku, shine!—Encendió una de sus manos y quemó la hoja en la que el peliverde estaba escribiendo—. No importa lo mucho que te esfuerces, no lo lograrás. Ninguna chica sería tan patética para...

Bakugo recibió un ligero golpe en la cabeza. Instintivamente se dio la vuelta, listo para el combate.

Se quedó pasmado al ver a Yaoyorozu, su compañera de clases, parada detrás de él. Permanecía serena.

—¿Acaso me golpeaste, perra rica?—Encendió sus manos.

—Sí y lo volvería a hacer. Así que cierra la boca y come una maldita galleta—La lanzó a su cara y luego lo empujó afuera. Cerró la puerta detrás de ella—. ¡Jódete, Bakugo!—Le gritó.

Le costó poco tiempo recobrar la compostura.

—Pensé que necesitaban ayuda—Explicó la de ojos negros.

En sus brazos cargaba una charola con una tetera de porcelana y un plato cubierto de galletas. Por fortuna, permanecía impecable a pesar de su encuentro con Bakugo.

"Podría haberle tirado la charola entera", pensó Momo.

—¿Desean té?—Reparó en la presencia de Todoroki y apartó la vista—. Perdona. No quise...—Lo había arruinado.

La madre de Todoroki le había quemado parte de su cara, cuando él aún era un niño. Era una de las pocas personas que lo sabía.

Ahora se sentía estúpida porque no lo había recordado antes.

—Me encantaría, Momo-chan—Rompió el silencio Todoroki.

Su ánimo subió. Con destreza sirvió una taza y se la pasó a su amigo.

—Midoriya-kun,—Se sentó en la cama— respecto a lo que dijo el señorito Bakugo, no es verdad. Él solo quiere molestarte. Personalmente creo que eres una buena persona que lucha por lo correcto y nunca se rinde—Recogió el papel quemado del suelo. Le costó trabajo leer pero comprendió —. Sigue con lo que te haz propuesto a hacer y si no funciona, busca otra forma—Le tendió el papel quemado—. ¿Quién es?

—Uraraka Ochaco—Respondió con una sonrisa el adolescente, cohibido por tener que admitirlo frente a una chica.

Felicidad en el rostro de Momo.

—Una razón más para avanzar. Tú sigue escribiendo—Lo animó.

El muchacho obedeció y se sentó frente al escritorio.

#1: Eres amable con todos, incluso con el idiota de Bakugo.

Sonrió satisfecho con su descubrimiento.

—Todoroki, deja de holgazanear y sé amable de alcanzarme el libro de Química que está junto a ti.

—Todoroki, deja de holgazanear y sé amable de alcanzarme el libro de Química que está junto a ti

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Vio a Ochaco salir del gimnasio. Quería estar con ella aunque solo fueran un par de minutos antes de que sus demás compañeros acabaran.

—Buen golpe, Midoriya. Ahora, fuera antes de que me arrepienta—Le dijo Aizawa—. Siguiente. Katsuki Bakugo y Shoto Todoroki, por favor, avancen—Los llamó.

Izuku abandonó el gimnasio rápidamente, apenas viendo cómo los golpes entre ambos comenzaban. La batalla duraría un par de minutos.

La vio allí, juntando flores blancas, relajándose bajo el sol. Despreocupada, risueña. Hermosa como ella era.

—Uraraka-san—La llamó, mientras le sonreía.

La castaña se dio la vuelta y enrojeció.

"Tal vez solo tiene un poco de fiebre", pensó Deku al notarlo.

Si ella solo supiera lo que en él provocaba cuando le dirigía una mirada.

—Deku-kun, también acabaste—Concluyó la castaña.

Su sonrisa y sus gestos lo hacían sentir diferente.

—Sí. Kacchan y Todoroki siguen peleando por ser el más fuerte—Recordó a ambos golpeándose en una de sus típicas peleas—. ¿Por qué saliste corriendo ayer del salón de clases?

Lo mantenía intrigado. Ella no era así. Generalmente, no discutía con los demás excepto cuando Bakugo se pasaba de la raya con sus demás compañeros y Uraraka no dudaba en enfrentarlo por el bien común.

—¿Uraraka-san, tienes fiebre? Estás un poco roja—Notó el peliverde.

—Sí—Mintió—. Es un hermoso día, Deku-kun—Rió—. Pero debo irme con Tsuyu-chan, necesita mi ayuda.

—Creí que estaba entrenando hace un momento.

—Es decir que tengo hambre y debo ir a la cafetería. Adiós —Salió corriendo.

Se quedó solo, sentado, en el césped húmedo por el rocío de la mañana, junto a aquellas flores blancas.

"¿Por qué me está evitando?", pensó.

Se acostó en la tierra y vio el cielo azul. Un día maravilloso pero no para él.

—Ochaco-chan—Cubrió su rostro con su mano derecha y cerró los ojos, abatido.

[1.2] Me gustas, me gustas, me gustas [Izuocha]Where stories live. Discover now