1. De vuelta en acción

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Con un impresionante salto, Vincent Hardy aterrizó en medio del callejón, y justo frente a la patrulla que había llamado su atención en primer lugar, la cual en ese preciso momento se encontraba abandonada, aunque con sus puertas abiertas, y la sirena encendida.

A su izquierda, una puerta se encontraba abierta de par en par, y con la marca de una bota junto a su cerradura, lo que daba los suficientes detalles como para que la mente de Vigilante uniera los detalles para comprender lo que había sucedido. La policía debía estar persiguiendo a un sospechoso que se había ocultado en ese edificio, y habían entrado a buscarlo.

"Va a ser una mañana llena de papeleo para algunos oficiales", pensó con gracia, recordando todas las veces que, en sus primeros años como policía, mucho antes de alcanzar el rango de detective, se había abalanzado imprudentemente a combatir el crimen, y había terminado con montañas de informes que llenar sobre su escritorio para justificar sus acciones.

Sin embargo, cuando estaba en ese traje, y tras ese antifaz, todas esas obligaciones desaparecían, tenía libertad absoluta para actuar a su parecer. Pero con esta libertad venía una responsabilidad increíblemente grande, una que pocos eran capaces de soportar sin verse corrompidos.

Con cuidado, empujó un poco la puerta y se introdujo dentro del edificio, moviéndose con tal ligereza que sus pasos ni siquiera producían sonidos.

No había mucha luz en el lugar, pero sabía que se encontraba en el almacén de algún gran supermercado. Había estanterías por todos lados, cargadas de cajas de alimentos y productos, listos para ser puestos a disposición de la gente.

Por un segundo, se preguntó si el dueño de ese supermercado no sería uno de los desgraciados que, tras la invasión de Corvyn, dejaron todo guardado en sus almacenes y dijeron tener escases de alimentos, para luego aumentar los precios de sus productos desorbitantemente, dejando a muchas familias sin posibilidad de comprar alimento para sus hijos. Sin embargo, despejó su mente de inmediato de dichos pensamientos; los seres humanos podían ser una verdadera basura, y él lo tenía muy claro, pero ahora no era el momento de fijarse en eso.

Sigilosamente, se desplazó por los pasillos, aguzando sus sentidos con la esperanza de captar algún movimiento, algún pequeño sonido que delatara la posición, ya sea de los oficiales, o de los sospechosos.

Más adelante, unas luces fluorescentes parpadeaban, y revelaron que alguien se encontraba absolutamente desplomado en el suelo, de forma que Vincet, temiéndose lo peor, apresuró el paso.

Al llegar junto al cuerpo, se encontró con que se trataba de uno de los oficiales, y sintió al alivio al tomarle el pulso y comprobar que seguía con vida. Sin embargo, había sufrido un golpe tan fuerte a la cabeza que estaba totalmente fuera de sí, y lo estaría por algún tiempo más.

Vigilante se planteó usar la radio para pedir refuerzos y atención médica para el oficial, pero aún no sabía en qué se estaba metiendo, y, por lo que sabía, podría estar conduciendo a más de sus compañeros a un gran peligro. No, él iba a hacerse cargo de lo que fuera que estuviera ocurriendo. Además, la vida del oficial herido no corría peligro inmediato, así que no había razón para alarmarse.

De repente, el sonido de disparos más adelante llamó su atención, y de inmediato supo que debía actuar rápido.

Corriendo por los pasillos, cada vez podía sentir el sonido de los disparos más cerca. Pistolas, tal vez una escopeta... ¿un revolver? Estaría más seguro cuando llegara al piso de arriba, de donde provenían los sonidos.

Krimson Hill: Ciudad de la FuriaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora