Mios

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Todo era de un blanco intenso, las paredes de hielo no hacia mas que reflectar la luz en todas direcciones, dando una luminosidad tal que parecía que estuvieran en pleno día. El frio menguo considerablemente en el interior, al menos dejaron de exhalar vaho con cada respiración.

Los dejaron caer sin muchas delicadezas sobre el duro piso de hielo. Cada movimiento de los jóvenes es meticuloso, tan lento que apenas se nota como se incorporan para ponerse de pie.

Hermione a aleccionado lo suficiente a Jace entre murmullos cautelosos para que sea de esa manera, siguen con el rostro inclinado en señal de respeto hacia las criaturas que están a escasos pasos de ellos, esperando por algo.

Las garras letales tienen sumamente nervioso a Jace, que esta dispuesto a salta a la menor provocación. Tiene que reunir toda su calma para seguir las indicaciones odiosas de su compañera. Sentirse tan vulnerable no es algo que le agrade, mucho menos saber que Hermione esta en la misma tesitura que él.

A pesar de la situación en sí, muestra una tranquilidad inusual, se a tomado el tiempo de analizarla, mirándola de reojo para evaluar su estado. Tiene la vista fija en el piso, pero sabe que su cabeza ya esta ideando un nuevo plan, casi puede escuchar las ruedas de su cerebro comenzar a girar de manera vertiginosa.

Un fuerte crujido los sobresalta. Es difícil mantenerse con la cabeza inclinada y no caer en la tentación de alzar el rostro para buscar el origen del ruido.

Pasos resuenan, además parece que arrastran algo pesado contra el piso.

Hermione se inclina lentamente para apoyar una de sus rodillas contra el suelo, tironeado a Jace que se mantiene a su lado, tenso como la cuerda de un arco.

-Inclínate. -Murmura. -Descubre lentamente tu cabeza.

Han echado hacia atrás las capuchas que los cubren, dejando a la vista sus cabellos un tanto húmedos por la condensación del calor en sus gruesas ropas y gorros que los protegían de las inclemencias del clima.

La espera se vuelve larga e insoportable para ambos, aun así. Hermione no se mueve un ápice, previendo un movimiento brusco del cazador de sombras le a tomado la mano para apretarla, haciendo que se contenta de levantarse y causar que los maten a ambos.

-¡Levántense! -Escuchan una voz demandante.

Se incorporan con cuidado. Los vellos de su piel se erizan ante los rugidos guturales de las bestias que los flanquean a pocos metros, con cierto descontento, sin embargo, basta que el líder se haga escuchar con un fuerte rugido todos guardan silencio.

Jace es el primero en levantar la vista, quizás con mas rapidez de lo recomendado por la castaña, pero estaba demasiado tenso para seguir aguantando. Hermione le imito con mas cautela observando con asombro a quien tenían delante.

Frente a ellos se encontraba un ser con apariencia humana, de no ser por el color azul de su piel pasaría por una persona de suma belleza y presencia etérea. A pesar de encontrarse sentada, se apreciaba su altura imponente, cubría su cuerpo con una extraña túnica que parecía delgada para usarse en un lugar como aquel, sobre sus hombros llevaba una capa blanca de piel de algún tipo de animal que lucía pesada y llegaba a arrastrarse de tan larga que era. Su piel azul tenía un resplandor que le daba una apariencia de ser de hielo puro, sus ojos de color negro contrastaban profundamente con el todo de su piel, llevaba el cabello largo hasta la cintura en un color azul mucho mas profundo con algunos mechones en verde agua marina.

En la mano derecha sostenía un largo báculo, que en la punta sostenía una gran esfera de hielo que irradiaba luz con cualquier movimiento.

Hermione supo de sus intenciones a penas ver sus ojos negros como dos pozos sin vida.

La Ultima ProfecíaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora