Entrenamiento

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Pasaron algunos días entrenando en el sótano de la casa, planeando estrategias de combate y conociendo las tácticas de cada uno de los miembros del equipo. Era primordial que pudieran acoplarse de manera perfecta para tener más posibilidades de salir vivos de aquel infierno que iban a enfrentar.

Magnus les mostro los signos que debían buscar cuando llegaran al corazón de los santuarios en los que estaban ocultas las piezas. Se trataban de runas muy antiguas, quizás creadas desde tiempos tan antiguos como el mundo mismo y tan poderoso que ningún ojo humano las conocía. Si el gran mago Magnus Bane había tenido acceso a ellas era por sus muchas conexiones, su trato con seres inmortales a lo largo de su existencia le habían provisto de información sumamente valiosa.

Los hijos de Merlín, como el brujo solía llamarlos habían aportado a su causa una gran información sobre elementos mágicos, leyendas que eran interpretaciones de viejas escrituras de los angeles. Encontraron libros antiquísimos de adivinos que detallaban en varias épocas eventos que desencadenarían lo que ellos llamaban el fin del mundo. La última guerra en el mundo mágico estaba descrita en la profecía que marco la vida de Potter y a su vez marcaba el umbral del cambio dentro de un plan mayor que ya los estaba alcanzando.

El brujo se sorprendió de la capacidad deductiva e inteligencia de Granger, a pesar de ser solo una mortal con magia poseía ciertas cualidades que no había encontrado en su larga existencia y eso debería ser algo bueno, sin embargo, no podía quitarse de la cabeza un mal presentimiento respecto a ella. No es que desconfiara de Hermione por el contrario le parecía una persona confiable, pero sus preocupaciones eran otras aunque quizás se sentía de esa manera porque le tenía aprecio y era más que probable que si las cosas no funcionaban no volverían a verse.

*o*O*o*

Jonathan Morgenstern parece casi aburrido con su cabello rubio casi blanco y ondulado cayendo por su frente de manera despreocupada, su piel luce pálida en contraste con el negro de su vestimenta, sus penetrantes y oscuros ojos parecen dos pozos sin fondo.

Esta sentado en un imponente trono al frente de una magnifica habitación propia de la realeza, a sus costados están dos hombres que alguna vez habían sido cazadores de sombras, de pie flanqueándolo, son su guardia personal aunque en realidad no los necesita, le gusta sentirse poderoso ante la vista de aquellos que considera poco menos que súbditos.

Los pasos resuenan en el piso de piedra cuando un grupo de varios hombres entran con pasos firmes, sus rostros ocultos tras mascaras plateadas. Las viejas usanzas de mortifagos se hacen presentes en sus vestiduras negras y su apariencia lúgubre cuando se presentan ante su nuevo líder.

Se inclinan con respeto ante Jonathan.

-Sean bienvenidos. -Dice a manera de saludo sin levantarse de su asiento. -¿Qué nuevas noticias me traen? -Pregunta casi con aburrimiento en su voz.

-Aparentemente todo está tranquilo, sin embargo, curiosamente se han ausentado de sus trabajos en el ministerio varios importantes magos lo que nos hace sospechar que no es una casualidad. -Quien habla primero parece ser el líder de ese grupo de espías.

-¿Quiénes son? -Cuestión mientras jugueteaba con una pequeña daga de plata entre sus dedos.

-Harry Potter y Ron Weasley ambos aurores, las últimas semanas han estado sobre nuestros pasos en los ataques donde obtuvimos los libros que usted necesitaba.

-¡Oh Claro! Ya los recuerdo, son sus héroes mágicos. -Dice malicioso. -"El Elegido" -Sonríe con desdén.

-Se dice que fueron convocados para una misión de reconocimiento pero nadie conoce su destino o la duración de su encomienda.

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