Confesiones de un panda

227 14 2
                                    

Querido Panda:

Empezaré diciendo que yo no quería enamorarme de ti. Prefiero dejarlo claro desde el principio. Yo no quería y de eso muchos han sido testigo. Pensé que el sentimiento que tenías por mí desaparecería, que se esfumaría de un momento a otro. Pero no, el sentimiento seguía a pesar de los días, de los meses, de los años. El amor se mantenía.

Revelaré que tu confesión de amor me tomó por sorpresa, jamás pensé que te fijarías justo en mí. Mejor dicho, jamás se me pasó por la cabeza que te guste el tipo de chica que soy. Me resultó extraño porque siempre te dije que yo era un desastre queriendo, que ya no creía en ningún tipo de sentimiento. Tú sabías lo que yo pensaba del amor, incluso te aconsejé ¿Recuerdas? Te dije que enamorarse era lo peor, que el amor solo daña y que siempre terminaba en llanto y sufrimiento.

¿Por qué te arriesgaste a confesar tus sentimientos a una persona que ya no creía en ellos?

Me dijiste que me querías, que esperarías pacientemente mi amor. Pero yo no quería enamorarme, eso nunca estuvo entre en mis planes. Pero tú insististe, me bajaste la luna, me regalaste el brillo de las estrellas y me diste tu universo. Me diste una pequeña muestra de tu amor. Ante todo eso ¿Cómo me podía resistir?

Yo no quería. Mi mente tenía en claro que tu amor tenía marcada la palabra IMPOSIBLE, pero el que no lo sabía era mi corazón. Ese tonto te acepto la luna, acepto brillar en tu universo. Ese tonto se ofreció ante ti. Nos dejó vulnerables, con las defensas bajas.

Poco a poco, te empecé a soñar. Te descubrí robándome besos en la mayoría de mis sueños. Empezaste a invadir lentamente mis pensamientos, te juro que muchas veces me recriminé por imaginarme a tu lado besándote. Me regañé, me abofeteé con palabras para sacarte de ese espacio en mí. Pero nada funcionó.

Tú me seguías hablando como si nada pasara, seguías esforzándote para enamorarme, pero yo siempre preferí el silencio. Callar a mi corazón, callar a los malditos sentimientos. Estaba claro que mi corazón ya lo tenías. Era evidente que el muy traidor se había vendido a ti por unas cuantas palabras bonitas.

Mi mente y yo no teníamos la intensión de quererte. Pero pasaron los días y de un momento a otro tú desapareciste y mi corazón se alteró. Empezó a preguntarle a la mente por  ti, a llenarla de información tuya, de palabras, de recuerdos, de momentos. El corazón mareo a la mente, y ahora ambos se acordaban de ti.

Te comencé a extrañar. Empecé a extrañar tu risa, tu piel, las conversaciones que duraban hasta las cinco de la mañana porque tú ya no resistías más el sueño. Me descubrí soñándote, pensándote y suspirando a causa tuya. Te metiste poco a poco dentro de mí, pasé de pensarte unos minutos a pensarte horas, días completos. Me hacías falta, tanto así que solo veía el móvil para ver si tenía un mensaje tuyo. Solo estaba disponible para ti.

Me tenías en tus manos. Me convertí en una chica débil, frágil. Te otorgué el poder para destruirme y reconstruirme las veces que tú quisieras. Descubrí sensaciones nuevas. Descubrí otras maneras de hablar y de expresar este sentimiento. Descubrí un universo entero escondido dentro de ti.

Y así te fui queriendo. Así te ganaste mi corazón. Empezaste robándome una sonrisa y terminaste adueñándote de todo lo que sentía, de todas mis emociones.

Yo no quería pero no pude evitar enamorarme de ti. Vi sinceridad en tu mirada, note pureza en tu sonrisa, note que me querías como nadie se había atrevido a quererme. Me enamoré de ti, de tus palabras, de tu voz y de tu alma.

Me enamoré como no me había enamorado antes. Que conste que me resistí, lo juro lo hice, pero el amor me ganó. Esa es la única explicación.

Estimado panda ¿Qué me has hecho? ¿Por qué no puedo sacar este sentimiento? Explícame cómo es que tu amor me invadió hasta los huesos.

Me despido con un sentimiento escondido en el silencio. Espero te canses de luchar por conquistar un corazón que ya te pertenece desde hace mucho tiempo. Espero que el amor se te acabe, que me olvides y que nunca te llegues a enterar que esta carta es para ti, que lleva tu nombre y tu esencia. No puedo aceptar tu amor, no soy buena queriendo y eso tú lo sabes. El amor que tú me ofreces es mucho para mí, yo no merezco ese corazón lleno de cariño y de sinceridad. Yo no podré ofrecerte más que un alma rota en pedazos, un corazón herido y unos poemas no tan bien escritos.

Te quiero querido Panda.

Adiós.

Luz de luna - Poemas, escritos y frasesWhere stories live. Discover now