Vestidos de ensueño, joyas preciosas y un desfile de chicos que hacen babear.
Nadie está dispuesta a perderse el baile en máscara más esperado del año. Por eso, cinco amigas están listas para fugarse secretamente del palacio y por una noche, ocultar...
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La noche había caído como un guante de terciopelo en todo el Palacio Real. El rey y la reina se entretenían con sus amigos más cercanos. Disfrutaban de un delicioso banquete, apostaban elevadas sumas en juegos de azar, reían a carcajadas y tomaban el mejor champán.
Todo el personal estaba muy ocupados sirviendoles, solo un puñado de guardias patrullaban los alrededores, por lo tanto, cinco sombras encapuchadas pasaron del todo desapercibidas a través de una pequeña puerta escondida.
Caminaron apresuradamente, una tras otra, confundiéndose con las tinieblas. El único sonido que se escuchaba provenía de la suela de las zapatillas que tocaban el suelo de piedra.
Se detuvieron a la orilla de un camino poco transitado y volvieron a ver por todas partes.
-JooHyun, ¿estás segura que este es el lugar?
-Eso espero YeRim. -La joven estaba ansiosa, pero se mantenía positiva. -Él vendrá a traernos, estoy segura.
-Si nos descubren aquí, olvídense de ver la luz del sol por un buen tiempo -murmuró una chica cuyos rizos color miel se movían por la brisa, debajo de la capucha.
-De todas formas, no es que veamos el sol muy seguido estando todo el santo día en el Palacio.
-Me estoy congelando hasta los calzones con este frío.
-Tan fina como siempre, condesa SeungWan.
-Doy clases de etiqueta, por si desea.
-Hagan silencio, creo que está llegando.
A lo lejos se escucharon los cascos de caballos. Por un momento pensaron de ir a esconderse pero cuando vieron aparecer a un joven en caballo seguido por una carroza azul oscuro suspiraron aliviadas. La carroza de detuvo a pocos metros y el joven alto y apuesto bajó haciéndoles una reverencia.
-¡Donghae! Sabía que vendrías.
-Buenas noches señoritas -saludó amablemente el joven uniformado, para esa ocasión había escondido las insignias reales, nadie debía saber tampoco que él estaba infringiendo las reglas. -El camino es largo, así que apresuremos para llegar.
El mozo que manejaba la carroza les abrió la puerta y Donghae les ofreció caballerosamente la mano para ayudarlas a subir. Las chicas le dedicaron encantadoras sonrisas.
-Oppa usted es el mejor -Seulgi le dio una suave palmadita en el hombro y él se mantuvo serio como de costumbre, eso no quitaba el hecho que tenía un gran cariño por la jovenes, las había visto desde muy pequeñas.
-¿Estarás bien mientras nos sigues a caballo? -quiso saber Irene, las plantas a su alrededor comenzaban a cubrirse de una fina capa de hielo.
El joven asintió, seguro de sí mismo. Había sido duramente entrenado y el frío no era ninguna molestia.
