Matt

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Corro.

Corro tan rápido que casi no siento el suelo debajo de mí.

Algo malo esta por pasar o al menos eso es lo que creo, es solo un presentimiento y yo suelo guiarme por mis instintos, aunque hace unos momentos este mismo me decía que me encerrara en el armario y que no saliera hasta dentro de varias horas pero lo ignoré, por lo tanto decidí no ignorar este que me sugiere correr tan rápido como mis piernas lo permitan.

Así que aquí estoy, corriendo cuan largo es el pasillo y que de pronto me parece interminable.

Giro hacía atrás asegurándome que nada/nadie me siga, no se de que huyo por lo tanto me tranquilizo un poco cuando me doy cuenta que no hay nada tras de mí ¿O eso debería  preocuparme?

Quizás solo estoy siendo paranoica pero prefiero hacer esto, equivocarme y después reír por haber actuado tan estúpidamente  a ignorar mis presentimientos, equivocarme y ser estúpida por eso.

Regreso la mirada al frente justo al tiempo en que me impacto contra algo. Mis pies se hacen un lío  y trastabillo un par de pasos mientras lucho por no caer al suelo; busco el motivo de mi choque y me encuentro con un chico, su piel es blanca, un tanto pálida cabe decir, su cabello es oscuro y por sin ningún rumbo, no esta tan corto, le queda un par de centímetros debajo de las orejas, sus ojos son oscuros, casi negros, “negro perdición” susurra una vocecita en mi mente a la cual decido ignorar.

Nunca lo había visto, entonces ¿Por qué mi mente esta tratando de relacionar recuerdos con él?

-¿Qué haces afuera de la habitación?- su voz es grave y la forma en que lo dice deja muy en claro que solo tengo una alternativa: contestar.

Sin embargo no lo hago. Un tanto porque no se que decir y el otro tanto porque no encuentro mi voz así que opto por seguir mirándolo.

No tengo miedo, frente a él me doy cuenta que tengo sentimientos encontrados, una parte de mí grita que siga corriendo y la otra dice que no cree que realmente pueda lastimarnos. O al menos lo creía hasta que decidió volver a hablar y no para decir algo tranquilizador precisamente.

-Que osada eres al no contestarme, creo que no había sucedido antes, eso suma un par de puntos a tu favor, no lose, creo que incluso te tolero - me limito a seguir mirándolo, él continúa- Te diré algo, te dejaré vivir un poco mas, cuando considere que es demasiado te mataré

Abro la boca pero las palabras siguen sin querer salir, ni siquiera un gemido ni nada.

Él vuelve a tomar la palabra agachándose un poco para quedar frente a frente ya que a penas le llego al hombro.

-Pero no importa lo que pase, ten por seguro que lo haré-

Y es entonces cuando mi voz hace presencia y grito tan fuerte que me duelen los pulmones, tanto que me hace despertar.

Me incorporó con el pecho agitado y el grito muriendo en mis labios, me deshago de la manta enredada en mis piernas y me calzo las pantuflas para dirigirme a la cocina por un vaso de agua. Bajo los escalones de dos en dos con la mirada en ellos y justo a la mitad de la escalera aparece en mi campo de visión esas botas, las mismas que él tenía puestas en mi pesadilla.

-¿Creíste que te habías librado de mí?

Me incorporo en la cama nuevamente, esta vez despertando en serio pero en vez de un grito lo que termina saliendo de mis labios como un murmullo es “Matt”.

Trato de controlar mi respiración y me seco el sudor frío que corre por mi frente. ¿Por qué “Matt”? Él ni siquiera mencionó su nombre.

 Así me paso el resto del día haciendo los deberes cotidianos pero sin dejar de pensar en la pesadilla y las preguntas sobre el nombre de Matt.

 Y me doy cuenta, que ni siquiera  estando despierta ha dejado de atormentarme.

Matt from the shadowsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora