2. Yo, soy todo oídos.

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Aquellas expresiones se marcaban el la piel blanca del Doctor, algo muy profundamente le movió al muchacho que le abrazaba, suspiro con un libido que Fugo volteo a ver al pequeño con las mejillas rojas.

-¿Que tienes ahora?- sin entender muy bien los deseos de este joven ser.- No importa, seguro tienes hambre...- lo llevo a la mesa, donde solo había fruta, el muchacho se dejo caer en un silla y débilmente estiro su mano a una naranja.-Espera.- comenzó a quitarle la cascara.- No creó que sea bueno que comas cosas solidas.

Pero el muchacho le dio un mordisco tan grande, que el propio Fugo asqueo con el rostro.

-Come más despacio.- miro su bata manchada de sangre, espero a que el joven terminara de comer por lo menos 5 frutas, la naranja, una manzana y pera, muchas ciruelas y uvas, quedo manchado dejando visible aquel jugo dulce y pegajoso, no solo eso, la sangre de la bata comenzó a manchar la piel blanca del joven.

Le tomo de las manos antes de tomara otra fruta, lo jalo con tanta fuerza que hizo de nuevo aquel gemido obsceno, volteo mirándolo con odio ¿porque lo hacia? Pero el muchacho comenzaba a ponerse rojo de las mejillas, lo veía perdidamente a aquel sujeto que lo cobijo.

Le quito la bata y lo metió al agua caliente de la ducha.

-Quédate quieto.- pero el muchacho se lanzaba a él, abrazándolo, haciendo que se le empañaran los anteojos, que se le mojara la camisa y los pantalones.- ¡Déjame!

El joven muchacho vio como se desabrocho un botón de aquella camisa, sus manos curiosas comenzaron a desabotonarlo, Fugo no quería lastimarlo, podría ser perjudicial, solo lo empujaba levemente pero aquel muchacho moreno era bastante "salvaje" y fuerte, logrando arañarlo nuevamente.

-¡Basta, pequeño!- lo sujeto de sus manos metiéndose por completo a la ducha, mojándose sus zapatos de cuero, estaba muy molesto.- ¡Quieres jugar rudo, verdad!- aventó sus lentes. Lo abofeteo tan fuerte que la cabeza del muchacho golpeo la pared y cayó, gimoteando de dolor.-Eres un maldito inconsciente. ¿Que, acaso no eres un ser humano?

El pequeño le vio el rostro, le dolía la cabeza, pero lo veía a él, aquellas expresiones que cautivaban al pequeño, se abalanzo hacia él y le dio un beso en los labios, fue más bien un roce pero esto calmo a Fugo. Lo saco del agua y comenzó a secarlo.

-Al menos puedes expresarte de una manera muy.- miro al pequeño, con su frágil cuerpo, era muy delicado para ser un varón, no solo eso, pronto su anatomía dejo en visto que sentía atracción por Fugo, quien totalmente sonrojado le cubrió de la cintura para abajo.-No puedes expresarte de esta manera con todos.- se sentó a su lado.- ¿Me escuchas?

El pequeño dejo caer su cabeza en el hombro de Fugo.

-¿Al menos me entiendes?- suspiro, el pequeño retorció su cuello de manera anormal solo para mirarlo estando en esa posición incomoda.

Fugo de pronto perdió su mirada en aquellos ojos violetas, se le hizo conocido aquel chico que vio en la morgue, era tan femenino...acaricio sus labios con la yema de sus dedos, el pequeño sonrió juguetonamente.

-¿Te gusta?- Su risa infantil escapo para responderle a Fugo.- ¿Te gusta verme enojado?- hizo una mueca furiosa y el pequeño se levanto de golpe para que sus manos fueran a dar contra esa mueca, seguía riendo como un niño, Fugo pronto poso sus dedos en los pezones del pequeño.- ¿Que tal eso?- le sonrió pero el pequeño le devolvió un gemido. 

Fugo entonces paso sus labios por el cuello del pequeño quien comenzó a juguetear con los cabellos rubios del doctor, poso sus labios en el pecho del chico quien le sonría feliz. Dejo caer aquella toalla que él mismo le puso, beso el miembro erecto del muchacho quien se retorció de placer. Fugo saco su lengua y comenzó a juguetear con el pequeño que esta vez suspiraba lentamente; el Doctor de manera obscena comenzó a ser más brusco con el cuerpo del pequeño, introdujo todo el miembro en su boca una y otra vez, mientras le acariciaba las piernas con la mano izquierda y con la derecha comenzaba a dilatar al pequeño con sus dedos, esto lo hacia con más cuidado.

El pequeño moreno, por inercia quizá, movía con brusquedad la cabeza de Fugo para que todo su miembro se llenara de aquel placer, sus gemidos pronto se convirtieron en más "humanos", suspiraba como una mujer en celo, hasta que por descuido miro hacia abajo, vio que Fugo comenzaba a sacar un liquido blanco pero seguía en su labor de darle placer al pequeño.

El doctor se levanto, sonreía maliciosamente.

-¿Quieres que sea brusco, mi pequeño?- el moreno le sonrió tímidamente.- ¿Estas seguro?- comenzó a quitarse el cinturón.- Se que me entiendes, porque eres un ser listo, porque yo soy tu creador... soy todo oídos para ti mi pequeño.

-No.- le murmuro.- No quiero.

Fugo le beso tiernamente, lo cargo y lo llevo a la cama, se quito el pantalón y se cobijaron juntos, mientras que él, el Doctro Pannacotta, su creador, lo prenetaba suavemente, lo besaba en cada rincón disponible, el pequeño ser solo cerraba los ojos y los abría de vez en cuando para ver la tierna sonrisa de su creador, poso sus dedos por el primer arañazo que le dio, recogió algunos cabellos rubios y con delicadeza los llevo a la oreja de Fugo quien se detuvo, le tomo la mano y la beso con gratitud.

-¿Como te llamas?

-Na...Nara...- señalo la naranja que estaba en la mesa de noche.-Narancia.- dijo con dificultado y en un tono muy bajo.

-Es un bonito nombre.- lo atrajo a él para abrazarlo.- Lo es.- le beso la mejilla

Narancia se sonrojo y miro de reojo al Doctor, porque de pronto, se le hizo muy conocido aquel rostros amable, sonriente y lleno de vida, aquel rostro lleno de fe.

FAITH.Where stories live. Discover now