Capítulo 1

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Como era costumbre la casa de Meredith estaba llena de gente. Habían planeado una cena para el día de hoy con los del hospital porque últimamente las cosas estaban un poco turbias y tenían que recordarse que estaban vivos. Entre todos formaban una especie de familia, a pesar de que no siempre se llevaran bien, debían apreciar las cosas que estaban a su alrededor y siempre era buena excusa para pasarse un poco con el alcohol y comer de más.

Lexie iba a saliendo del baño, con su cabeza dando un poco de vueltas cuando lo observó recostado a la pared. Aparentemente esperando su turno.

–¿Vas a entrar?–Lexie preguntó.

–No, solo estoy escapando un poco de todo el desorden allá abajo–Mark respondió–¿Estás bien? No me digas que vomitabas–dijo en tono de broma, asomándose un poco a la puerta.

–Que gracioso, por supuesto que no, sólo estaba haciendo pis, he bebido bastante, ¿sabes?

–Ya somos dos. Definitivamente no podría operar a nadie en estos momentos, creo que ni siquiera hacer un diagnóstico.

Lexie soltó un pequeño resoplido.

–Ahora mismo yo probablemente confundiría el páncreas con el apéndices, así que no estoy nada mejor. Pero de todas maneras, ¿de qué te estás escondiendo?

–Nada en especial–Mark subió los hombros de forma despreocupada.

Ella desearía que no se viera tan atractivo todo el tiempo, era algo hechizante. Además de que lo extrañaba muchísimo, no sabía cuando sería capaz de decirlo, o tal vez nunca lo haría. Debía recordarse que él había seguido adelante y ahora se encontraba en una relación, pero definitivamente con tanto alcohol en su sistema, no era tarea fácil. Prefería huir de ello, se marcharía, pero justo antes de que lo hiciera, Mark decidió hablarle de nuevo.

–Te he visto muy poco últimamente, ¿Cómo estás?–él preguntó acercándose a ella, de una manera que no debería, pero no pudo evitarlo.

Se veía tan hermosa y sensual, no importaba que solo estuviese usando unos jeans y una blusa cualquiera. Se añadía tan bien a su cuerpo que era inevitable no observarlo.

–Eso es lo que pasa cuando ya casi es tu último año de residencia y tienes que elegir que especialidad seguir y quién te va a enseñar.

–Es una pena que no decidieras irte por plástica.

–Eso no habría funcionado–Lexie soltó una pequeña carcajada.

–¿Por qué no? Tú eres tan talentosa que puedes hacer lo que sea y nosotros siempre nos llevamos muy bien, nos entendíamos. Te enseñé muchas cosas si no lo recuerdo mal–Mark sonrió porque sabía que era un comentario que iba en doble sentido. Dios, ¿Qué estaba haciendo? Necesitaba huir de ella, ahora.

–Eso es muy cierto, me enseñaste bastante–Lexie subió un poco la ceja y se acercó incluso más a él–. En parte mis puntadas son tan buenas gracias a ti.

Ya era una distancia peligrosa.

–¿Solo en parte?–Mark se inclinó un poco su cabeza fingiendo estar ofendido.

–Oh sí, yo misma me suturé unas cuantas veces, momentos desesperados.

–Cierto, la secta de los locos internos.

–Cállate–Lexie soltó una carcajada y Mark también estaba riendo.

–Tus suturas eran de hecho las mejores de tu grupo, antes de mi me refiero, luego por supuesto eras inalcanzable, sin ninguna duda. Pero recuerdo la primera vez que te vi haciéndolas, me sorprendí bastante, incluso te alabé varias veces en el quirófano. Me pareció bastante sexy, si me lo preguntas–Mark se arrepintió cuando dijo esa última frase en ese mismo segundo.

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