Capitulo 1

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  -    Hope, deberías estar haciendo tus maletas.

Rebekah, se inclinó en la puerta mirando a su sobrina de 14 años dibujar algún boceto en su libreta de diseños. La habitación estaba idéntica a como la había visto hace 30 minutos, cuando entró de nuevo a pedirle que guardara su ropa. La única diferencia era que una maleta fucsia con lunares negros estaba abierta en una esquina de la cama con un montón de ropa desordenada. Al menos había tenido la intención de obedecerla.

-     Estoy ocupada ahora – respondió, sin alzar la cabeza. Unos mechones de cabello castaño oscuro le caían en la frente escapándose de su desordenada coleta.

-     ¿Al igual que hace 30 minutos?

-    Exactamente.

Rebekah suspiró. Ella no haría las maletas hasta el último minuto. Cuando le placiera, no cuando ella se lo ordenara. Siempre era así. Desde el momento en que había tenido consciencia de sus propios actos y pudo caminar y hablar con claridad, Hope había mantenido su fiel creencia de hacer lo que quisiera cuando quisiera. Era una divergente, nadie podía controlarla.

Pero el amor hacía su única sobrina era tan grande y ella había sido privada de tantas cosas, que no podía decirle que no a sus malcriadeces. Se encaminó hasta la cama, cerrando la mal empacada maleta y la puso a un lado, sacando otra de color rojo sangre donde fue metiendo poco a poco la inmensa cantidad de ropa de marca que poseía la niña.

La habitación de Hope era tan grande que podría convertirse en una sala familiar. Las paredes eran de color blanco y rosa pálido, con dibujos de flores negras entrelazadas y toques de obras de arte, que con el tiempo, ella misma le fue dando. En una esquina había un piano de cola inmenso, de color blanco, que ya estaba tapado con una sábana blanca. Tenía un escritorio larguísimo, donde había instalada una computadora Apple de 20 pulgadas con conexión a internet solo para ella, junto con una impresora que era recargada todos los meses por Alex y abastecida con papel de fotografía, papel blanco y cualquier cosa que Hope necesitase.

Una de las paredes estaba impregnada por miles de bocetos de ropas. Desde vestidos hasta abrigos, diseñados por ella. A un lado de estos, estaban 2 maniquíes de hierro negro, encargados desde Francia cuando ella había cumplido 13 años, para que pusiera alguna de sus creaciones mientras las diseñaba. También había una máquina de coser, que ya había sido empacada en una caja. Hope había sido convertida en una aficionada a la moda por influencia de su tía Rebekah.

En otra pared, al lado de su cama, había dos largas repisas, una arriba de la otra, llena de trofeos inmensos que también habían sido empacados, por sus miles de triunfos en el ballet. Esta danza, era lo único que la había mantenido constante del mundo de los humanos, del cual Rebekah había tenido que esconderla a toda costa. Al principio estaba aterrada de llevarla a un estudio de baile donde alguien pudiese darse cuenta de lo única que ella era, pero en el pueblo de Italia donde había residido todo este tiempo, las personas jamás se dieron cuenta. Hope sabía esconder bien sus dones y había podido ser instruida desde los 6 años en esa hermosa disciplina.

De haber sido por su propia elección, la hubiera mantenido cautiva en su inmensa mansión, contratando profesores privados que le enseñasen todo lo que ella quería para luego hipnotizarlos haciéndoles olvidarla. Pero su amor por ella no se lo había permitido. Le había prometido a Niklaus darle una vida feliz, llena de amor y atenciones y sabía de antemano lo que era sentirse cautiva. No podía permitir que su sobrina se privara del mundo a pesar de que todos quisieran dañarla.  Ella había jurado protegerla, no solo de aquel que quisiera usarla como un arma, sino también del dolor y la tristeza, dándole una vida lo más normal posible. Aunque, con mucho dolor, sabía que ella jamás tendría una vida tranquila. No mientras viviese.

Hoping for Hope |The Originals FanfictionWhere stories live. Discover now