La sala de los Menesteres

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Narras

La nieve comenzaba a caer en los alrededores del colegio.

Aquella tarde teníamos un descanso y mis amigos habían decidido hablar con algunos alumnos para solucionar el problema que teníamos con las clases.
Nos dirigimos al pueblo, pues Mary había decidido ir a la taberna de la cabeza de jabalí porque nadie nos iría a molestar.

Era un local muy pequeño y sucio, lo bastante para acoger a algunos alumnos.
-¿Cuántos seremos?- pregunté sentándome en una silla.
-Unos pocos- respondió Watson.
-20 como mucho- habló Mary.

Apoyé mi cabeza en el hombro de Sherlock y poco a poco fueron llegando alumnos de Gryffindor, Ravenclaw y Hufflepuff.

Los nervios comenzaron a apoderarse de mi cuerpo cuando Sherlock se incorporó de su asiento.
-Hola a todos- comenzó el Slytherin -como todos sabréis, este año no estamos aprendiendo nada en clase de Defensa contras las Artes Oscuras. Por tanto creo que sería una buena idea que la señorita Potter nos ayude-
-¡Si claro!- protestó un Hufflepuff -¡¿Vosotros os creéis todas esas mierdas que dice?!-
-Se acabó chicos...- dije levantándome del asiento pero Sherlock me agarró la mano.
-Dales una oportunidad- susurró.
-No me creen Sherlock- respondí.
-¿Es cierto que puedes convocar un patronus?- preguntó Newt con una dulce sonrisa.
-Es cierto- respondió Sherlock.
-En tercero- habló John -se enfrentó a 300 dementores por lo menos-
-Y el año pasado a quien vosotros sabéis en persona- habló Mike -yo lo escuché todo-
-Escuchad- suspiré -no soy profesora, pero no me gusta estar quieta mientras el peligro nos acecha ahí fuera. Es por ello que si queréis que os ayude... estaré encantada de hacerlo-
-Cuenta con nosotros- dijeron los gemelos apuntando su nombre en el pergamino de John.
-Y conmigo- habló Newt.
-Yo también- respondió Michael.

Poco a poco todos los alumnos fueron firmando rellenando el pergamino con su nombre y apellido.

En total fueron 20 los alumnos que se unieron a nosotros.
Cuando todos firmaron mis amigos, los gemelos y yo pusimos rumbo de vuelta a la escuela.
-Lo primero que tenemls que hacer es encontrar un sitio- hablé -donde nadie nos pueda encontrar-
-¡El bosque prohibido!- habló Seamus.
-Ni de coña- respondió John.
-La casa de los gritos- habló Sherlock.
-Demasiado pequeña- respondí.
-Bueno... por lo menos hemos sacado algo bueno- rió Mary.
-¿El qué?- pregunté curiosa.
-Newt no te quitaba los ojos de encima- sonrió haciéndome sonrojar un poco mientras Sherlock la fulminaba con la mirada.
-Lo importante es que nadie se entere- respondí.
-Esto es emocionante- respondió Sherlock -saltarse las reglas...-
-¿Quién eres tú y que has hecho con Sherlock Holmes?- saltó Watson.
-Kettelburn no debe enterarse de esto- exigí -tenemos que ser muy cautelosos para que no nos pille-

Entramos en el edificio y nos dirigimos a clase de historia de la magia.

Cuando salimos, en la pared que cara perro utilizaba para exponer sus estupidas normas, había una norma que decía lo siguiente:

"Queda totalmente prohibido realizar reuniones clandestinas entre estudiantes"

Que hubiese pasado aquello, significaba que ella ya estaba al tanto de lo que pretendíamos hacer. Por tanto teníamos que apresurarnos.

Al cabo de dos días, en el patio de transformaciones, Longbottom se acercó a nosotros corriendo.
-¡Chicos!- gritó.
-¿Qué pasa?- pregunté -respira-
-Tengo el sitio perfecto- sonrió -venir al séptimo piso-
-¿En el séptimo piso?- preguntó Watson.
-Espera...- dije con ilusión -¿Has encontrado la sala que viene y va? ¿La sala de los Menesteres?-
-Exacto- sonrió parándose frente a una pared.

De pronto, una enorme puerta con varios decorados apareció frente a nosotros.

Al abrir nos encontramos con una enorme sala con todo lo que necesitábamos para practicar.
-¡Es como si Hogwarts quisiese que contraatacásemos- sonreí -es genial-
-Tenemos que avisar a todos los demás- sonrió Mary -nos veremos después de clase aquí-
-Perfecto- dijo Longbottom -intentaré avisar a algunos miembros-
-Voy a por una cosa- dije corriendo hacia nuestra sala común.

Rápidamente me dirigí a mi dormitorio y saqué mi maleta de debajo de mi cama.

En el fondo de la misma, descansaba un pergamino doblado con sumo cuidado.
Lo saqué y una sonrisa cubrió mi rostro.
-¿Todavía lo tienes?- preguntó Mary -Creí que Lupin te lo había quitado-
-Me lo devolvió este verano- sonreí -por si tenía problemas este curso. Siempre y cuando lo utilice con responsabilidad-
-¿Y para que lo utilizaremos?- dijo confusa.
-Para saber dónde están los demás- dije sacando mi varita -así no perderemos tiempo encontrándoles-
-Buena idea Potter- rió.

Levanté mi varita y pronuncié aquellas palabras que tanto me gustaban.

"Juro solemnemente que esto es una travesura"
Golpeé el papel y enseguida comenzaron a aparecer los dibujos de la escuela, sus pasillos, los alumnos, profesores...

Abandonamos la sala común y nos reunimos con Holmes y Watson en la puerta.
-¿Por qué tienes el mapa?- preguntaron confusos.
-Me lo devolvieron- sonreí -venga, tenemos alumnos que buscar-
-¿A dónde vamos primero?- preguntó Holmes.
-Empecemos por el campo de Quidditch- dijo Mary -Evans, los gemelos y Mycroft están allí-
-No quiero ver a mi hermano- protestó Sherlock.
-Es parte del equipo- dije dandole un pellizco haciéndole gritar -te aguantas-

Guardé el mapa en mi bolsillo y comenzamos a descender las escaleras.

Como siempre, Filtch merodeaba por los pasillos ajeno a lo que planeábamos pero no nos quitaba el ojo de encima.

Cuando llegamos al campo, los cuatro muchachos estaban sentados en la grada de Gryffindor.
-Hola chicos- sonreímos Mary y yo.
-¡Hola!- respondieron a coro.
-¿Qué haceis aquí?- preguntó George.
-¿Habeis encontrado un sitio ya?- preguntó Fred curioso.
-Correcto- respondió Watson -en el séptimo piso-
-¿No se tratará de la sala que viene y va no?- preguntó Michael.
-Exacto- sonreí -nos vemos después de clase allí-
-¿Y cómo la encontramos?- preguntó Mycroft.
-¿No eras el listo de los dos?- dijo Sherlock agarrando mi mano.
-Pensar en lo mucho que necesitáis un lugar para escondernos- respondió Mary -¡Hasta luego!-

Los cuatro nos fuimos para buscar al resto de alumnos por todo el colegio.

No tardamos demasiado con ayuda del mapa pero lo que deseaba con todas mis fuerzas era que Kettleburn no nos pillara.

La magia de la deducción (Parte 5) (Sherlock Holmes y tú)Место, где живут истории. Откройте их для себя