Lección 02 || You are Safe, I Promise

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Los niños estaban corriendo a su alrededor. El Talon estaba sonriendo... o algo así, mientras los perseguía. Tim pensó en que eso debería ser algo aterrador, pero lo dejó pasar, mientras volvía la vista a su lectura.

-Lucen lindos así ¿Eh? -Jason se acercó a donde estaba Tim y se sentó a su lado. Llevaba puesto su hábito negro con la faja purpura y un rosario colgando de su cuello.

Tim miró de nuevo al Talon corriendo entre los niños.

-Es un asesino persiguiendo niños en el patio de la iglesia, Jason -dijo y siguió mirando la escena, cuando notó que cada que el Talon estaba a punto de atrapar a uno de los niños, aminoraba sus pasos para dejarlo escapar, y no pudo evitar sonreír-. Sí -concedió entonces-, quizás luzcan algo lindos.

Jason sonrió, sabiendo a qué era lo que Tim se estaba refiriendo. Él realmente no sabía quién le había enseñado al Talon a hacer eso. La noche anterior había estado estudiando las escrituras, deteniéndose en varios pasajes que hablaban acerca de cómo los hombres malos pueden convertir sus corazones en algo bueno, hacer el bien, ayudar a otros. Sin embargo, a Jason se le ocurrió que, a veces, el corazón es lo único bueno que queda en una persona. Cuando todo lo han roto, cuando todo le han quitado y sus manos están manchadas de sangre, a veces lo único que queda es un buen corazón.

-¿Deberíamos darle un nombre? -Tim preguntó de pronto.

Jason se río entre dientes.

-Él no es un perro, Tim -le dijo-. Él tiene un nombre... debe tener uno. Solo... solo tenemos que hacerle sentir lo suficientemente a salvo para que nos lo diga.

-O para que diga algo -Tim señaló.

-Cierto -Jason concedió-. Aunque, es más sencillo de entender desde que Damián comenzó a enseñarle lengua de señas.

-Sí, aunque me gus-

-¡AYUDA! -el grito vino acompañado del sonido de cientos de cristales siendo rotos contra el suelo.

Tim y Jason se pararon de un salto. Ambos entraron corriendo al patio interno de la capilla en donde los niños se hallaban jugueteando ahora. Ninguno sabe muy bien qué era lo que esperaba encontrar dentro, pero sus corazones parecían a punto de salir por sus gargantas cuando llegaron ahí.

-¡Fue él! ¡Él lo tiró! -Cecil, una de las niñas más pequeñas del orfanato, apuntó hacia el centro de la concurrencia de infantes.

Jason frunció el ceño, sin comprender, y después se giró hacia donde Cecil señalaba. En medio de una pila de cerámica rota, el Talon estaba de rodillas, su mirada dorada fija en el suelo.

-Pero ¿Qué fue lo que-

-¡Bola de liliputienses! ¿¡Qué le han hecho!? -Damián se aproximó corriendo a la escena con una pelota realmente vieja bajo su brazo- ¡Los dejé con él por solo cinco minutos!

-¡Fue culpa suya! -Cecil repuso, enfadada, señalando de nuevo al Talon con las mejillas infladas- ¡Él ya iba a alcanzar a Neil, pero se hizo para atrás y tiró la maceta!

Neil dio un respingo al escuchar su nombre, una de sus pequeñas manos jaló de la chaqueta de Tim al tiempo que se ocultaba tras de él. Tim se giró hacia él y los demás niños.

-¿Todos están bien? -preguntó, los pequeños asintieron. Eran doce en total.

Jason se sintió aliviado al escucharlos, sin embargo, no apartó la vista del Talon, que había permanecido inmóvil hasta ahora.

-¿Tú estás bien? -le preguntó suavemente.

Damián levantó la mirada hacia Jason, después, la bajó para mirar al Talon y apretó los labios al ver que no respondía.

-Jay -Tim le llamó-, creo que se lastimó las rodillas -apuntó, mirando preocupado hacia el lugar en donde la criatura se hallaba arrodillada.

Jason miró hacia el suelo, en efecto, una mancha carmesí ensuciaba la tierra bajo las piernas completamente juntas del Talon.

-Hey, amigo -Jason intentó de nuevo-, venga, tenemos que llevarte dentro para limpiar esas heridas... ¿Amigo? -Jason arrugó el ceño, sin saber qué hacer. Entonces, dio un paso al frente.

Ni él, ni nadie podría haber sabido lo que iba a ocurrir después.

Repentinamente, las manos del Talon se extendieron hacia él, laxas, con las palmas hacia arriba, como si le estuviera ofreciendo alguna clase de ofrenda invisible. Sus ojos seguían fijos en el suelo, sus piernas juntas y su cabello negro cayendo sobre su rostro.

-Pero ¿Qué... qué está haciendo? -Jason jadeó, observando al Talon con total desconcierto.

Las manos de la criatura no desistieron, se mantuvieron inertes. Dispuestas.

Viéndole, Damián comprendió.

-Todd -le llamó al padre, sus ojos fijos en el Talon con algo que se debatía entre la pena y la rabia-... creo... creo que él quiere que lo golpees.

El Talon se estremeció ante lo dicho, pero no apartó las manos, confirmando lo que Damián había dicho. Jason y Tim se miraron por un segundo, antes de posar sus miradas horrorizadas en la criatura de nuevo.

Jason jadeó.

-Yo... yo nunca... -pero no pudo terminar lo que iba a decir, su pecho se sentía demasiado pesado. ¿Quién haría algo así? No podía parar de preguntarse ¿Quién dañaría a alguien de esa forma?

Ninguno de los presentes parecía poder hablar. Damián dio un paso al frente, entonces. En ese momento, lucía como el niño de nueve años más valiente de la historia.

-Aquí no hacemos eso -dijo con su voz firme y cálida a un tiempo, al tiempo que colocaba una mano sobre el hombro del Talon. La criatura se estremeció, pero Damián no retiró el contacto-. Aquí nadie les hace cosas feas a los niños, nadie nos puede lastimar en este lugar.

Las palabras de Damián hicieron eco en el pequeño recinto, hasta que un par de pasos pequeños se acercaron a ellos, rompiendo el silencio como una burbuja.

-Y también nos dan de comer -Alondra añadió, su voz sonando amable y baja al mismo tiempo. Sus ojos rasgados, brillando en una media sonrisa.

-Y nos dan camas -Leobardo dijo, dando un salto.

-Y nos leen antes de dormir -Neil alzó su pequeña voz, desde detrás de Tim, quién sonrió en dirección al Talon.

-Estamos a salvo aquí -le dijo.

El Talon los miró a todos, confundido. Luego, sus orbes se posaron en Jason y Jason le miró de regreso. En los ojos azules del padre había algo que el Talon no pudo comprender en ese momento, pero algo en el fondo de su mente solo supo que alguien con una mirada así jamás le haría lo que le habían hecho ellos.

-Ven -Jason musitó, tomando sus manos entre las suyas-, vamos adentro -y esos ojos azules nunca, pero nunca se despegaron de él, mientras le ayudaba a levantarse-. Tenemos mucho que sanar.

Batfamily One Shots || Pet TalonWhere stories live. Discover now