CAPÍTULO 5: En shock

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No que perdiera el tiempo con la vaca de Hitler.

Ni bien ingresé les dediqué una sonrisa a todos los presentes, como diciéndoles: «A ver con qué me sorprenden ahora».

Sin siquiera imaginarme que la sorprendida sería yo.

Que ese instante en que mi vista fuera a parar en él mi vida cambiaría por completo.

Ese joven que estaba sentado al centro de la mesa me comía viva con la mirada. No podía ni disimular sus lascivas miradas hacia mí, mis pechos, mis caderas y sobretodo mis piernas. Aunque bien no era el único, todos se quedaron —no es por presumir— admirados al verme. No me sorprendía, estaba más que acostumbrada, y lo hacía con intención; siempre me gustó verme excéntrica y sexy, sin perder la elegancia y el buen porte. Pero las miradas fervientes de deseo de Noah eran más intensas y evidentes que las del resto.

Y para qué negarlo, si yo también lo miraba con un apasionado interés, con lujuria. Él primero me miró de abajo arriba, yo lo hice al revés, de arriba abajo. Lo primero que me fascinó en él fue su cabello castaño alborotado, que lo hacía ver muy sexy, el cual me hacía dar ganas de agarrar y apretar, de apretar y agarrar otra vez mientras se disfruta del sexo. Okay, ignoraré que yo pensé eso.

Sus ojos eran tan castaños como su cabello, de color miel, que ahora brillaban de lo que yo percibía como deseo. Un deseo visual que estaba siendo mutuo.

Continué escaneándolo con la mirada. Dios, su rostro era perfecto, digno de un galán de telenovelas o mejor aún, de Hollywood. Tenía las cejas gruesas, pero perfectamente depiladas, las cuales le daban un toque muy atractivamente varonil. Bajé la vista a sus labios carnosos, los cuales se veían tan apetecibles, que provocaron que me mordiera los míos propios.
Sacudí levemente la cabeza con una tenue sonrisa, ante el pensamiento de qué tan bueno sería besando. Su mandíbula estaba muy bien tensada.

Del resto no puedo hablar mucho, puesto que su smoking cubría a la tableta de chocolate que de seguro estaba dentro. Aunque sí alcancé a distinguir —aunque delgados a lo normal— lo fuertes que parecían ser sus brazos.

En fin, ¿acaso había asistido a una junta de posible futuro trabajo? ¿O a la exhibición de un niño bonito empresario?

De ella es de quien le hablé, licenciado. Una futura posible inversionista y nueva socia —le habló el señor de a su lado.

Tras esas palabras se levantó a recibirme…

Fín flashback

¡Aghhhhhh! ¡Y vaya que soy masoquista, me encanta sufrir! Estaba recordando el día en que conocí a Noah. El día en que comenzó todo. El día en que le dimos click a ese juego de pasión que nos consumió todo un año, antes de su muerte.

Los recuerdos que tengo de él están cargados de emoción, besos, caricias y pasión, con muchas formas de hacer el amor. Ambos éramos unos salvajes y desenfrenados amantes en la cama, y no solo en ella, también en el escritorio de nuestras oficinas, en la playa, en…

¡Basta, basta, basta! Golpeo el claxon con fuerza. mientras lucho por no pensar en él, pues me estoy haciendo daño.

Pero estando en esas la llanta delantera de mi auto choca contra algo, sacudiéndome violentamente y entonces me veo obligada a frenar. Menos mal que no me golpeé la cabeza.

Por las calles de París, ¡mierda!

Me levanto para ver el daño ocasionado y, en efecto, el choque fue tan fuerte que mi llanta está hecha un residuo desinflado.

¿Quién fui? #EndlessAwards2019Donde viven las historias. Descúbrelo ahora