Capítulo XXXIV: Me gustas mucho, Han Solo.

Start from the beginning
                                    

—Espero que ahí lleves un disfraz de monja, o verás cómo te va con Lorenzo el lunes —amenazo en vano, porque ríe, saca la lengua y se mete al baño, sacándome el dedo de en medio.

No se puede con Gloria. Ha ganado demasiada confianza conmigo, y se a apegado demasiado a Sarah que ya verás cómo mierda salió todo. Son iguales, pero también demasiado diferentes. Caprichosas, lengua afilada y leales. Pero al final de cuentas, son mis mejores amigas.

— ¡Mira qué tal! ¡Esto está mamadísimo! —Exclama Gloria saliendo del baño, y su voz parece un poco amortiguada por una máscara negra. JO-DER. No es una monja, pero sí que se pasó de coña.

— ¡Qué mierda es eso! ¡¿No pudiste darme ese a mí?! ¡Me has dejado como una cualquiera y tú tienes un traje genial! —Chillo desconsolada. Gloria ríe a carcajadas, mientras se quita, con dificultad, la máscara de Darth Vader. Tiene mayas negras y una capa o como mierda se llame, pero está genial. Me encanta y a mí me dejó como un mono poseído.

—No, porque es demasiado genial para que lo lleves tú —se encoge de hombros—. Además, estamos presumiéndote a ti, y llamando un poco la atención para que Caleb se dé cuenta de que no puede pasar más tiempo sin su novia...

—Respecto a eso, no creo que sigamos siendo algo. No quiero seguir... —murmuro bajito. Gloria frunce el ceño, y se sienta en mi cama con los brazos cruzados.

— ¿Entonces por qué accediste a venir conmigo? ¿Por qué estuviste toda una maldita semana en casa sin querer hacer algo cuando él fue el cabrón?

—Yo la cagué, Gloria. No fue él quien me llamó por otro nombre en medio de una situación comprometedora. —Confieso entre dientes. Gloria se queda pasmada, sin saber ni qué decirme.

—Qué. —Es lo único que me suelta—. Amiga, ¿qué carajo? ¿Qué hiciste? ¿Qué dijiste?

—Dante —susurro. Ella frunce el ceño.

— ¿Qué dices? —Pregunta sin haber escuchado ni una mierda. Suspiro con vergüenza.

— ¿No tienes otro traje, por favor? No quiero ir vestida como cavernícola. —Vuelvo a tratar. Ella bufa, pero asiente.

—Da gracias que soy buena amiga y te conozco. Ese iba a ser el de Sarah si venía. Me debía una apuesta desde hace meses —me regala una sonrisa de medio lado, y nunca agradecí tanto que no preguntara nada más por lo de Caleb. Me hago la indignada.

— ¿Entonces era una broma?

—Oh, te va a encantar el otro traje... ese sí que es para ti, amiga mía —me guiña un ojo, y ésta ya me dio miedo, carajo.

Cuando llegamos a la fiesta, son pasadas las diez de la noche y la casa de Caleb está a reventar que todas las personas bailan y toman despreocupadamente sabiendo que al día siguiente no hay clases

Oops! This image does not follow our content guidelines. To continue publishing, please remove it or upload a different image.

Cuando llegamos a la fiesta, son pasadas las diez de la noche y la casa de Caleb está a reventar que todas las personas bailan y toman despreocupadamente sabiendo que al día siguiente no hay clases. Algunos yacen fuera de la casa sólo platicando o vomitando en un arbusto, o besándose escandalosamente detrás de un árbol que no los tapa ni un poco.

Desafiando a Dante (Desamores #1)Where stories live. Discover now