S.E.H : Prólogo

15 2 0
                                    

Historia de Vrio

Creo que... No. Una gran parte de la gente siente fascinación por el mundo de lo sobrenatural, los fantasmas, las criaturas de la noche, las leyendas y los mitos escabrosos que suelen contarse. En la misma medida, no es raro que a la vez exista gente que no creen en nada de eso. Los llamados escépticos. Yo soy uno de ellos. O eso quiero creer. No es que quiera ser escéptico; es solo que es difícil creer en algo que puede y debe tener una explicación perfectamente lógica.

Antes que tomen mi escepticismo como injustificado, déjenme decirles que he vivido con total tranquilidad delante de un cementerio y sobre el negocio familiar: la morgue del pueblo.¿Qué lugar más escabroso pueden querer como prueba irrefutable para un escéptico? Nunca me ha pasado nada, ni tampoco he presenciado cosas extrañas en los 17 años que llevo de vida. Tampoco les ha pasado a mis padres o hermana.

Mis padres no son escépticos, pero tampoco se dejan llevar por la superstición o influencia. Para ellos, los sucesos extraños que ocurren son consecuencia natural a su trabajo y la casa, donde constantemente se mueven cadáveres. Al final, superstición no ayuda a terminar el trabajo; menos en una madrugada lluviosa y con una mala conexión eléctrica haciendo que titilen todas las luces de la casa... Por lo que es mejor no pensar en ello.

¿Por qué hablo de mi familia y su escepticismo? Por mi primo Janosh, un seudo gótico de pose, con sus ropas y cara pintada. Está fascinado (¿por qué no?) con el estilo de vida de mis padres, el trabajo que realizan y nuestra casa frente al cementerio. Bueno, es un negocio y es mejor si está ubicado cerca de su materia prima de trabajo ¿no?

Aún así, con un año de vida más que yo, un buen rendimiento académico, increíblemente bueno en los deportes y popular, completamente opuesto a lo que creería como un darketo, no entiendo cómo puede ser tan cretino. Si hay algo que creo es que que ese es un gran insulto a la supuesta ideología como darketo.

Sucede que mis tíos, familiares de línea materna, decidieron concederle a su hijo favorito una petición de año sabático en lo que descubriría "el significado a su vida". No, es en serio, así se los pidió. Ellos se lo concedieron (Tampoco sé porqué aceptaron tal argumento) pero ¿adivinen dónde quiso pasar ese año sabático? ¡En mi casa! Claro.

Mis padres lo recibieron con los brazos abiertos, como era de esperarse. ¿Y yo? ¿Es necesario explicarlo después de toda esta introducción? ¿Saben lo molesto que es compartir un cuarto que por años fue solo tuyo? Por si no tuviera suficiente con ellos, durante la primera semana nos acostumbramos a su curiosidad extrema por nuestra rutinaria vida, que casi rayaba en obsesión. Más de una vez tuve que detenerlo mientras me seguía al baño tratando que contestara todas y cada una de las preguntas que me hacía sobre si había tenido algún evento paranormal. Mis padres, por otro lado, no lucían sorprendidos con su interés por la morgue, y ni una ceja levantaron por el morboso placer en sus ojos cuando hablaba del cementerio o el proceso de embalsamiento de los cadáveres.

Las pocas veces en que nuestras respuestas parecían satisfacerlo, o al menos mantener a raya su interés, se sentaba afuera de la casa en una silla y miraba hacia el cementerio pensativo. La mirada puesta durante horas hacía un punto no específico en el horizonte como si esperara que algo pasara en ese intervalo de tiempo.

Mi hermana tuvo menos de un día para terminar llamándolo rarito. Concordaba con ella, la muy afortunada que no compartía su cuarto con él.

La segunda semana la situación se tornó incómoda. Mi espacio sagrado de la casa comenzó a llenarse con sus rarezas: carteles, figuritas, usbs y ropa negra tirada por aquí y por allá. Como si eso no fuera suficiente, traía cosas de la morgue, como etiquetas equivocadas de los difuntos, bolsas herméticas donde se había guardado alguna de las pertenencias de los muertos, y utensilios viejos que mis padres le regalaron, entre otras baratijas.

En los siguientes días tuve que acostumbrarme a hacer una limpieza cada tercer día para tirar la basura extra que se acumulaba por su culpa. Durante ese primer mes, cada noche durante la cena nos pedía que le narramos anécdotas con finales extraños. Mis padres solían mirarme buscando una respuesta, yo miraba a mi hermana, y ella miraba a mis padres. No, nada de eso había sucedido jamás en nuestra familia. Tal vez hubieron cosas extrañas, pero no logramos recordarlas como algo relevante.

A los dos meses de vivir con nosotros, Janosh se consiguió un trabajo de medio tiempo en la librería esotérica local. Su humor apagado en los días consecutivos nos hizo creer que su interés había muerto. Yo sabía que no era así porque lo veía llegar con un libro diferente cada noche, que tomaba prestado en su trabajo. Sempre me comentaba la lectura de los libros. Decía que los viejos eran mejores que la información hallada en Internet. Yo lo dejaba hablar y le daba el usual comentario: "Ah, vaya". Al menos hacerlo sentir que había alguien escuchando su monólogo

Una madrugada me despertó para decirme que saldría de casa rumbo al cementerio. Lo ví, a través de la venta que daba hacia este, como saltó el muro que delimita al terreno y se perdió en su interior. Regresó casi una hora después con algo bajo el brazo. Tuve curiosidad por saber qué demonios se había traído, ya que no había cargado palas o algún otro objeto para exhumar ilegalmente algo de ahí. Al preguntarle qué había hecho, sus ojos centellearon felices.

-Los cementerios deben ser aprovechados cuando tienes uno a la mano -dijo en un fallido intento de sonar misterioso. Se limpió la tierra de sus manos y ropa, dejándome el cuarto sucio, para mi molestia.

-¿Cómo aprovechas uno? -pregunté, más que seguirle la corriente, porque sinceramente quería saber como se aprovechaba uno a parte de los servicios de morgue, florerías y misas funerarias...

-¡Con un ritual! -Me mostró la portada del libro que traía. Ni siquiera estaba escrito en nuestro alfabeto. ¿Cómo demonios se leía?

-¿Con uno de tus libros, velas encendidas, plantas quemadas y dibujos en el suelo? -dije en tono irónico.

-Sin olvidar que debes decir las palabras correctas-. Me indicó abriendo el libro y señalando con una de sus uñas pintadas de negro una página con símbolos no latinos.

-¿Qué tipo de hechizo hiciste? -pregunté, ignorando su intento de corregir mi argumento.

-Una invocación a un espíritu del aire.-Dijo muy ufano, mirando la página con total orgullo.

Escéptico, continué preguntando-: ¿En un cementerio? Vaya forma de ser coherente ¿Y? ¿Viste algo? ¿Se te apareció a saludar? ¿Te hizo elevar?

-No... pero espero que un día de estos aparezca.

Rodé los ojos y le dí la espalda en mi cómoda y calentita cama. Era en serio cuando decía que era un cretino. Al menos no había exhumado (ilegalmente) una tumba para alguna tontería, era mi único alivio.

1era Antología All Hallow's EveWhere stories live. Discover now