—Estoy embarazada... Y gorda.

—Estás hermosa para mi —sonrió acarciandole las mejillas—. Y tu panza es preciosa, ya te lo dije.

***

—Onías.

—Dime —le dijo el rubio, llevándola de la mano.

—¿Sabías qué ahora yo también tengo una mamá? ¡Y es la misma que la de mi hermanito! —exclamó con completa felicidad.

El muchacho sonrió con ternura, acariciándole suavemente la mano.

—Eso es hermoso, Lunita. Narel es una chica muy buena, que se nota que te ama mucho.

—¿Tú crees que pueda decirle mamá? ¿O debo esperar a que nazca mi hermanito?

—Yo creo que a ella le gustará escucharlo.

—¿Le podemos llevar algo? Le quiero hacer un lindo regalo.

—¿Qué te gustaría regalarle?

—Mm, no lo sé ¿me ayudas?

—Claro, vamos —sonrió.

***

Sonrió, besando suavemente su cuello, su rostro, sintiendo como ella acariciaba su espalda, sonriendo también.

—Extrañaba estar contigo, Narel, te extrañaba a ti —le dijo abrazándola—. Tu sabor, tu aroma, todo de ti.

—Yo también —susurró.

—¿Qué pasa?

—N-Nada, sólo... Tengo miedo que algo malo pase.

—¿Algo malo? ¿Te duele la panza? ¿Es el bebé? Fui muy cuidadoso, ¿Te hice mal?

—No —sonrió levemente—. Él está muy bien. Tengo miedo de... Volver a salir herida.

—No voy a hacerlo. Yo te elegí como la madre de mis hijos, como mi mujer.

—Es fácil decirlo ahora, que estamos bien.

—¿Cuándo debo decírtelo entonces? Quiero estar contigo, Narel... Que formemos una familia juntos.

Negó con la cabeza, sintiéndose insegura. Aún no podía confiar en Dariem.

—Necesito tiempo.

Dariem suspiró, y asintió con la cabeza.

—Te lo daré, lo que quieras, voy a esperarte.

***

—OCHO MESES—

—A que no me atrapas —sonrió, corriendo.

—Te voy a comer, pequeña —le dijo en un tono profundo, corriendo detrás de ella.

Luna gritó riendo, corriendo por el parque, mientras Dariem la perseguía por detrás. Narel sonrió, observándolo a ambos, mientras acariciaba su abultado vientre. Sólo faltaba un mes, y su pequeño también podría estar con ellos, compartiendo sus juegos.

—No, basta Dar —gritó riendo, mientras el muchacho le hacía cosquillas—. Y-Ya, Y-Ya.

Sonrió, y la besó varias veces en las mejillas, cargándola en brazos, caminando hasta Narel.

—¿Cómo te sientes?

—Algo cansada, éste pequeño ya está muy grande —sonrió.

Luna se bajó de sus brazos, y se acercó hasta la panza de Narel, apoyando su boca contra la camiseta.

—Bebito, debes dejar a mami dormir, ella también está cansada.

Narel y Dariem sonrieron, especialmente cuando el bebé se movió.

—Dar, dale un beso a Narel.

—¿Por qué? —sonrió divertido.

—Porque está cansada, dale un beso.

Sonrió, y tomó a Narel del rostro con una de sus manos, besando suavemente sus labios.

—¿Mejor? —le preguntó entre besos cortos—. ¿O quieres más besos?

—Ya, suficiente —sonrió acariciándole la mejilla.

—Dariem —pronunció la voz de una mujer detrás de ellos—. Te necesitan en la recepción.

—Está bien, voy en un momento.

Miró a Narel, y ella asintió con la cabeza, abrazando a Luna.

—Ve tranquilo, estaremos bien aquí.

—De acuerdo, regreso en un momento. Tú cuida a tu madre hasta que regrese.

—Sí, Dar —sonrió la niña.

El muchacho salió de su casa, y se fue directo a la recepción, sin saber realmente para qué lo querían a él.

—Onías ¿qué pasa? —le preguntó curioso al rubio.

Cuando el muchacho se giró, e hizo un paso al lado, observó atónito a la chica que estaba allí parada.

—Creo que podrían entrar a la oficina a hablar, para tener más privacidad —murmuró Onías.

—Dariem —pronunció emocionada la joven morena, observando con una gran sonrisa al muchacho.

—V-Venus...

...

Ahora sí, Sayla se retira 😘❤💞

DariemWhere stories live. Discover now