Capítulo 4: Enfrentándose al mundo

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El artículo a partir de ahí continuaba hablando de diversas reacciones de familias de alto copete, y como algunas de ellas deberían encontrar mejor manera de probar sus propias lealtades, no fuera que se encontrasen con el Ministerio investigando los rumores que corrían sobre ellas. Terminaba con citas de varios candidatos a Ministro que Harry jamás había llegado a conocer explicando su implicación en las jubilosas nupcias. No había ni una sola referencia a sus géneros o la diferencia de edad. Harry contempló a Hermione completamente obnubilado. Ella se encogió de hombros.

–Te lo dije.

– ¿Entonces es verdad? –repitió Seamus.

Harry asintió mientras le devolvía el periódico. El anillo de su mano resplandeció en la luz matutina. Neville jadeó sorprendido.

– ¡Harry! –Agitó la cabeza– ¿Por qué no nos lo dijiste?

– ¿Deciros el qué?

– ¡Que estabas planeando casarte con Snape! –Exclamó Seamus– No es por lo que dije ayer de su dinero, ¿verdad? Dime que no fue por eso...

– ¡Por supuesto que no! –Harry casi se atragantó al pensarlo.

– ¡Pero con Snape, Harry! –Casi sollozó Neville– ¡El profesor Snape! ¿Cómo lo soportas?

Harry no supo muy bien cómo contestar a esto.

– ¡Por Dios, Harry! –Se estremeció Dean– Puedo entender un matrimonio concertado por buenos motivos, pero eres la última persona que necesitaría hacer algo así. ¡Y elegir a alguien como Snape!

Una vez más Harry tuvo la sensación de que había algo en la sociedad de los magos que no estaba comprendiendo. Se giró hacia Hermione, esperando una explicación. Estaba bastante pensativa:

–No es tan inusual que las familias más antiguas concierten matrimonios de conveniencia entre sus herederos –explicó– Normalmente se hace para mejorar el estatus social o aumentar las riquezas. Y como puedes ver, por parte de Snape ha sido un enlace brillante, pero tú no necesitabas aumentar tu estatus. No puedes ser más famoso.

– ¿Así que todos están asumiendo que me he casado con él por su dinero? –preguntó Harry con incredulidad.

–Eso me temo –asintió ella– Obviamente no te casaste con él por amor. O lujuria –y añadió tras una breve consideración– O afecto. O vaga apatía.

– ¡Pobre, pobre Harry! –exclamó Neville– ¡Oh, Dios! ¡Casado con ese horrible monstruo!

– ¡Neville! –Siseó Harry– ¡Déjalo ya!

Seamus le dio una suave palmada en la espalda a Neville:

–Sí, venga, Neville, es al compañero vinculado de Harry al que estás insultando ahora...

La cara de Neville se retorció miserablemente y contempló a Harry horrorizado.

– ¡No quería decir eso! –Añadió Harry rápidamente– Simplemente quiero decir que... ¡Diablos! –miró a Ron– ¿No les has contado nada?

Ron se encogió levemente de hombros.

–Tampoco sé muy bien qué les podría contar...

Harry suspiró. Imaginaba que no iba a servir de mucho dar detalles sobre el retorcido plan de Fudge, pero tampoco tenía ganas de dejar que todos los otros Gryffindor creyeran que se había casado con Snape por su dinero, o que Snape le había engañado de alguna forma para recuperar su buen nombre.

–Fue por mi seguridad –les dijo– Por Voldemort –al decir el nombre fue coreado por gemidos y estremecimientos de horror– Por Ya­sabéis­quién –se corrigió– Porque Snape puede ayudarme a protegerme.

La Piedra del MatrimonioWhere stories live. Discover now