El peor lunes

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Nunca he intentado escribir algo puramente juvenil (al menos no sin incluir fantasía), así que no sé cómo terminará esto... Pero espero que al menos alguien logre amar a Keaton y Clarrie tanto como yo.

—¡Eh, Claire, interesante video! —exclamó algún chico cuando ella caminaba rumbo a su clase de Literatura. La menuda rubia agachó la cabeza y fingió que no lo había oído.

Por un instante, se había permitido pensar ingenuamente que tal vez el video no había sido visto por tanta gente como creía. Em había convencido a Jeremy para que lo borrara. Eso debía servir de algo, ¿no? Pero a medida que seguía avanzando en dirección a su clase, sus esperanzas probaban ser cada vez más inútiles.

Consiguió oír un escueto “zorra” cuando pasó al lado de un grupo de chicas, recibió un par de palmadas en el trasero de algunos atrevidos cuyos rostros no se molestó en distinguir y reprimió las lágrimas al escuchar que alguien decía que ya tenía experiencia suficiente para participar en una película triple X. Estaba tan dolida que ni siquiera tenía fuerzas para defenderse de las palabras envenenadas.

“Estúpida, estúpida Claire. Eso es lo que te mereces por poner a prueba a Jeremy. ¿Te reíste cuando dijo que te hundiría? Pues lo ha logrado. Ahora eres oficialmente el hazmerreír de la escuela, la zorra. ¡Apenas te acostaste con un chico y ya todos te comparan con una actriz porno!”, pensaba. Extrañamente, aunque se arrepentía de no haber tomado en serio a Jerry el día de las brujas, no lo hacía de haber terminado con él. Podría ser guapísimo, encantador y divertido, pero era también un idiota cruel, caprichoso y retorcido. Para ese momento, estaba segura de que lo odiaba.

Después de oír un par de comentarios más y de notar que prácticamente todos hablaban a sus espaldas, consiguió llegar a la puerta del aula. El timbre de la clase aún no sonaba, pero según sus cálculos, no podía faltar mucho. Miró con anhelo los asientos del fondo, aquellos que recordaba haber ocupado desde el año anterior con su grupo de aduladores, quienes no se habían molestado en enviarle ningún mensaje de apoyo y ahora la miraban con superioridad.

Con tristeza, se dio cuenta de que sólo le quedaban dos amigos: Nic, quien había ido a su casa el día anterior para brindarle su apoyo moral aunque ella no quisiera recibirlo y no se había movido hasta que Em lo convenció de que ella no quería ver a nadie; y Casey, la hermana del chico, quien si bien no había ido a su vivienda, sí había enviado un larguísimo mensaje de texto donde manifestaba su apoyo y su indignación hacia Jeremy.

El timbre estaba a minutos de tocar y ella no pensaba quedarse parada delante de la clase, indecisa, demostrando que su estatus de chica popular y envidiada por todos se había ido a la basura. Era una paria ahora, pero se negaba a perder la poca dignidad que le quedaba.

Escaneó rápidamente el aula y descubrió un asiento libre en la segunda fila, al lado de la chica nueva. Su nombre era Payton Darmond. Era muy guapa, lo suficiente como para ser invitada a las buenas fiestas y a pasar el rato con los chicos populares. No obstante, ella no había hecho ningún esfuerzo visible para unirse a ellos y Claire admitía que tampoco le habían prestado mucha atención, pese a que su padre era miembro del parlamento.

En realidad, ni siquiera se hubiera acordado de su nombre si no fuera porque era una persona ligeramente rencorosa y aún recordaba cuando el hermano de Payton, Keaton, la había llamado estúpida y se había burlado de sus consecuentes lágrimas. Sí, habían pasado diez años atrás y probablemente el chico ya sabría cómo comportarse con la gente, pero a sus cortos seis años ella lo había considerado un demonio. El recuerdo vago de una discusión entre los padres de ambos tampoco hacía mucho para aumentar su simpatía hacia los Darmond, pero ahora que no tenía nada que perder, empezar de cero parecía una buena idea.

Entre espinas y esquirlasWhere stories live. Discover now