Capítulo 35: Más piezas para el rompecabezas

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Aisha y yo entramos a la comisaría, en donde había varios policías reunidos en la sala de conferencias. Tenían un mapa y al parecer había un bloqueo. Todos discutían sobre qué decisión tomar respecto a algún tema que no pude escuchar.

—Agente Steiner, agente Aisha. —Uno de ellos se levantó al vernos entrar—. Los actualizaré sobre la situación actual.

—Adelante. —Ambos tomamos asiento.

—Los cadáveres han sido confirmados. Uno era de la chica, Quinn, y el otro es de un hombre llamado Gabriel, vecino de esta. Hemos allanado la casa del hombre, se encontró poca evidencia y huellas digitales de Duke. Se sospecha que él fue cómplice en el secuestro de Quinn y Lyra.

» El problema actual no es este... el problema es otro. Las madres y padres de Sonnet, Lyra y Quinn se han unido y han estado alborotando a las personas de la Ciudad Onírica para empezar a hacer una huelga en contra de la policía, denunciando una supuesta ineficacia al no encontrar a sus hijos.

» La huelga comenzó la noche de ayer y se han bloqueado tres calles principales, lo que está causando grandes problemas alrededor de la ciudad. Hemos intentado remover los bloqueos, pero son muchas personas las que se han unido... no sabemos si usar la fuerza o qué hacer.

—¿Y yo entro en este asunto en qué parte? —pregunté arrugando la cara.

—En que necesitamos saber qué hacer, señor. Robert ha desaparecido, no tenemos guía —explicó le joven.

—Primero: Robert ya no trabaja para la policía Onírica, corran la voz de una vez. Segundo: esas madres tienen todo su derecho de hacer la huelga que les de la gana hacer. ¿Les doy una idea? Ayuden a encontrar a esta gente en vez de ver cómo quitar a las madres de ahí. ¡Pónganse a hacer algo, estúpidos! Estoy harto. A partir de este momento dos personas se quedan cuidando a esos imbéciles Desvaríos y el resto salen de aquí, y hasta que no encuentren algo útil no regresan, y no se les pagarán sus salarios. ¡AHORA! ¡MUÉVANSE! —grité golpeando la mesa tan fuerte como pude. Agarré el mapa y lo rompí en mil trozos. Salí de la sala, aventando la puerta con todas mis fuerzas.

Me metí al auto, golpeando la puerta. Me tapé la cara, arrastrándola hacia abajo. ¿Qué putas tenía que hacer? ¿Qué putas estaba pagando? ¡¿Qué quería la vida de mí?! Aisha abrió la puerta del pasajero y se sentó sin decir una palabra. Esperó a que me tranquilizara. Luego de revisar su celular unos minutos habló.

—Estoy a tu disposición. Esta no es mi ciudad, tú sabrás qué hacer Steiner. —Se presentó servicial y leal, algo reconfortante en esos momentos.

—Vamos a ver qué pasa con esos padres. Merecen algo de respuesta, los hemos dejado abandonados sin información. —Empecé a manejar hacia el bloqueo más grande, en donde se suponía que se encontraría al menos uno de ellos.

Ya era avanzada la mañana, y efectivamente se encontraban un montón de ciudadanos haciendo un bloqueo en una de las calles más transitadas de la ciudad. Tenían carteles enormes que decían: "Secuestrados: 3. ¿Policías?", "Descansa en paz, Quinn", "Justicia para Quinn" "Sonnet, Lyra, fuerzas" "Vendremos por ustedes".

Parqueé el auto antes de la intersección de las calles. Aquella gente, al ver que era de policía empezaron a lanzar huevos sin parar. El parabrisas se ensució al instante, a lo que activé las escobillas, creando un desorden asqueroso. Aisha se hizo para atrás del susto.

—Están muy molestos... no creo que sea buena idea. —Sacó su celular para hablarle a Travis.

—Sé lo que hago. —Abrí la puerta, recibiendo de golpe miles de insultos provenientes de todos los ángulos. Me tenían rodeado, tenían rodeado el auto.

—¡Estúpido, incompetente! —gritó un señor lanzándome un huevo, el cual detuve con la mano, reventándose y pringándome todo el brazo.

—Vengo para hablar con algún padre de los desaparecidos. —Hablé con voz firme y directa—. Necesito información para poder seguir cooperando en el caso. Soy el agente especial Steiner.

—¡Silencio! —Un hombre salió entre la multitud—. Soy el padre de Lyra. Mi esposa ya viene.

—Voy a hablar con ustedes en privado. Por favor díganles a las otras personas que pueden seguir en huelga, pero que necesito este tiempo. —Empecé a caminar un poco lejos de la contaminación sónica.

Junto al señor caminó la madre de Lyra. Me afligí al verla... en tan poco tiempo parecía como si hubieran pasado años en su cara. Su expresión había cambiado totalmente y estaba muy flaca. Sus ojos reflejaban una desilusión terrible, pero ¿cómo no? Yo... también hubiera estado igual o peor si algo así pasara... a mi...

—Oficial Steiner. —Ella pronunció, alejándome de mis pensamientos. Aisha llegó junto a mí. Estaba tomando notas en su libreta.

—Discúlpeme por no haberla contactado antes. Hemos estado avanzando en el caso. —Estaba firme ante ambos, quienes parecieran estar en ruinas por todo lo sucedido.

—Ese Duke... va a pagar lo que le hizo a mi hija, lo juro con todo mi ser —decía ella, parecía que ya no tenía lágrimas para derramar—. Y al parecer solo nosotros luchamos por el caso. Sonnet... el único con pasión por encontrarla, se ha ido y lo han secuestrado, ¡o peor!

—Disculpe, ¿tiene alguna pista que nos pueda ayudar? Estamos abiertos a lo que sea en este momento. —Aisha se metió en la conversación.

—Hay algo... —reveló la madre de Lyra—. Hay algo que he mantenido en mi custodia. Lo he estudiado, pero nunca logré descifrar nada al respecto.

—¿Qué es? —Aisha mostró interés.

—Frederick... —dijo ella—. Frederick llegó a mi casa el mismo día que secuestraron a mi hija.

—¿Frederick? —pregunté—. He escuchado de él en el caso. Es el ex novio de Lyra, ¿cierto?

—Él vino a mi casa, empezó a golpear la puerta desesperado. La abrí, preguntó por Lyra, y al ver que no estaba... me dejó esto. —Sacó del bolsillo de su saco un papel arrugado y viejo—. Luego de esto él murió. No pude decirle a nadie nunca, él me hizo prometerlo entre lágrimas que no lo hiciera... pero ahora estoy dispuesta a hacer lo que sea por mi hija.

—Disculpe. —Tomé el papel. Tenía cientos de números y letras pequeñas, no parecía tener un patrón definido—. Aisha, ¿qué piensas?

Ella tomó el papelillo, inclinando su cabeza trató de averiguar qué era lo que quería decir... luego negó agitándola.

—Lo siento... necesitaré más tiempo para verlo. ¿Lo puedo conservar? —consultó Aisha.

—Lo que sea, llévenselo... pero, por favor... traigan a mi hija y a Sonnet de regreso. ¡Vivos! ¡Los queremos vivos! ¡Por favor! —gritaba ella, abrazando a su esposo, quien quedaba en un silencio fúnebre, sosteniéndose a la fe.

—Necesitaré la dirección de Frederick. —Tomé la libreta de Aisha mientras el padre de Lyra me la daba. La apunté. Ambos nos dirigíamos hacia la casa de Frederick, un muchacho que era el ex novio de Lyra, que vivía solo, y que conforme Aisha recaudaba su información... supe que había sido asesinado en el campus de la universidad de Lyra, por un chico en un casco negro.

Un chico en un casco negro... el mismo chico que secuestró a Vincent... mi sangre estaba hirviendo. Mi corazón estaba en llamas, mi alma envenenada, y mi esperanza a punto de marchitarse... sin embargo, tenía un hilo que me daba la oportunidad de unir más piezas del rompecabezas.

Frederick... aquél muchacho tan... ambiguo, era recordado por su anfibología y oscuridad.

El Juego Macabro (#2 En actualización) - GRATISWhere stories live. Discover now