Rodó los ojos, riendo bajo, y tomó su mano, poniéndose de pie.

—Haremos el ridículo.

***

Bienvenido al-

Cortó la llamada una vez más, con ganas de arrojar su celular contra la pared, o el suelo. ¿Por qué demonios tenía el celular apagado? ¿Qué le costaba atenderle? Había intentando todo el día comunicarse con ella, y siempre tenía el mismo maldito resultado.

Estaba preocupado por Narel, no quería que ella mal interpretara las cosas, el motivo por cual no había ido a verla, o no hablaba con ella. Pero si la castaña no le respondía, se le iba a hacer muy difícil.

Miró a su hija dormir junto a él, y acarició suavemente su espalda. Luna no quería saber nada de Narel, ni hablar de ella, ni nombrarla, mucho menos verla. Y Dariem no lo entendía, la niña la quería mucho.

Quizás al igual que él, la culpaba por lo que le había ocurrido.

Cerró los ojos, y abrazó a la pequeña a su cuerpo. Al día siguiente intentaría volver a comunicarse con ella, hasta que le respondiera.

O de lo contrario, hablaría con Camille, de seguro ella conocía un método para contactarla.

***

—No, no, no, lo siento, no puedo —se disculpó alejándolo de ella, cerrando los ojos.

—¿Por qué? ¿Qué pasa? ¿Tienes novio o marido? —le preguntó confundido, estando sobre ella.

—Es complicado.

—Pues si no son nada serio, no debes preocuparte —sonrió bajando hacia sus labios, para probarlos una vez más.

Pero Narel giró el rostro, impidiéndoselo.

—Lo siento, no puedo.

—¿En serio? ¿Me hiciste venir aquí por nada?

—Lo lamento, eres un buen muchacho, pero-

—Ahórrate las excusa —pronunció con molestia, saliendo de encima de ella.

Buscó su ropa, y comenzó a cambiarse rápidamente.

—¿Quieres qué te llame un taxi?

—Vete a la mierda —pronunció saliendo de la habitación, a medio vestir.

La castaña suspiró y se tumbó en la cama hacia atrás, mirando el techo. ¿Qué estaba haciendo? ¿Así pensaba que iba a olvidar a Dariem? Ni siquiera había podido acostarse con ese desconocido.

—Te has vuelto un desastre, Narel Evans —se dijo así misma, girando en la cama para tomar el teléfono—. Hola, ¿servicio a la habitación? Quisiera una torta de chocolate, o cualquier cosa que tengan con mucho chocolate por favor.

Metió su mano dentro de la mesa de noche, luego de cortar, y sacó una caja de bombones que se había comprado en el aeropuerto, apenas había llegado.

No era buena idea comer chocolate en pleno verano, con más de trienta grados en la noche, pero es lo que se le antojaba en ese momento.

Tomó uno, sintiendo como el chocolate derretido manchaba sus dedos, y se lo llevó a la boca, saboreándolo. Lo mordió un par de veces, y antes de tragarlo, se llevó otro a la boca, chupándose los dedos.

No sabía de donde diablos salían esas malditas ganas de comer cosas dulces en cualquier momento del día.

Frunció el ceño, comiéndose un tercer bombón, y se puso a contar con sus dedos, las semanas que habían pasado desde su última menstruación.

Sus ojos se abrieron con pánico, y corrió a tomar su valija, para buscar su celular. Lo encendió, ignorando las llamadas y mensajes que tenía, y abrió el calendario.

—¡Más de dos meses! —exclamó en un tono agudo, sin poder creerlo.

Miró hacia abajo su vientre, y sintió como el estómago se le revolvía. Negó con la cabeza, y salió corriendo al baño, devolviendo los bombones que había comido, y los tragos anteriores.

No, debía ser un error, después de todo, ella no era regular, y a veces con las inyecciones, pasaban uno o dos meses sin bajarle la regla.

No habían motivos para alarmarse. De seguro sólo era un maldito desequilibrio hormonal, jugándole una mala pasada.

...

Casi una y media de la madrugada ❤😪😪 no mamen mujeres, estoy zombie jajaja ahora si ¡Buenas noches! 😘❤💞

DariemWhere stories live. Discover now