• CAPÍTULO 40 •

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—No entiendo porqué ya no se hablan, osea lo entiendo; pero los chicos no debiesen dejar de hablarse sólo por una chica ¿No es así, hermanito? Debemos ser maduros en la vida— le susurró George al notar cómo Fred había vuelto con fastidio la vista hacia su caldero.

—Los chicos no deberían forzar a las chicas a besarlos cuando no quieren —espetó— Es evidente que no podemos ser amigos, él tiene interés en alguien que a mí me importa.

—¿Y cuál es el problema?

—Que a mí me interesa y que él la ve como si fuera un trofeo o un pedazo de carne— soltó con enojo —Si realmente él estuviese interesado en Nina de manera especial se preocuparía por hacerla sentir bien y no en competir conmigo.

—De igual forma tú estás pendiente de lo que él puede hacer.

—Sí, porque es extraño y roza lo psicópata o esa es la impresión que ahora tengo de él.

Se quedó en silencio al notar que el profesor venía caminando en dirección a ellos. Se paseaba para cerciorarse de que no estuviesen copiando o algo por el estilo. Además no quería que volviesen a restarle puntos a su casa, no es que le importase, pero estaba cansado de que Hermione Granger le golpeara con sus pesados libros cada vez que conseguían perder puntos.

Cuando la hora de término estuvo cumplida, todos los estudiantes vaciaron una muestra en un pequeño frasco con su respectivo nombre. De esa manera era mucho más sencillo calificar que ir por los escritorios dejando notas y comentarios que por lo general eran más negativos que positivos.

—Bien, ¿Quién será el valiente que pasará al frente a deleitarnos con los aromas a los que huele la poción?

Hubo un silencio total.

—¿Nadie? Qué decepción, no es que espere mucho de ustedes; sin embargo aún así consiguen demostrar lo poco talentosos que son— musitó el mago con fastidio —Bueno, tendrás que ser tú, Weasley.

Ambos levantaron la cabeza sin saber a cuál se refería.

—Me refiero al torpe que derramó la azúcar en la mesa, vamos que no tenemos todo el día.

Sin duda estar en una clase con Severus era desagradable y no era nada grato oír las risitas estúpidas de los Slytherin cada vez que él lanzaba un comentario despectivo hacia los miembros de la casa de los leones.

Otra vez la estúpida rivalidad entre las casas haciéndose presente.

Fred les ignoró y pasó al frente. Observó el caldero que humeaba un vapor rosa agradable y cálido. La poción del mago claramente había quedado perfecta y casi podía palparse la sedosa textura que denotaba.

—¿Y?

Fred aspiró con tranquilidad y su cerebro se quedó analizando en sus memorias el aroma indescriptible que se quedó en sus fosas nasales. Sabía que había olfateado aquello en alguien y estaba casi seguro de que era en las ocasiones que abrazaba a Nina.

—Huelo a jazmín silvestre— dijo de forma determinante.

—¿Algo más?

—No, profesor — recalcó —Nada más.

—Vaya, Weasley —dijo con —Felicidades, estás enamorado.

Juramento Inquebrantable [Fred Weasley]Where stories live. Discover now