Capítulo 24 (FIN)

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Pasados unos días, Serena preparaba una de sus cenas en la cocina, cuando sonó el timbre de la puerta. No tenía ganas de contestar a la llamada, pero, al escuchar que insistían, dejó la cuchara sobre la tapa de la cacerola y se limpió las manos en el delantal, antes de caminar decidida hacia la puerta.

Pensó que se trataría de algún vendedor y ya tenía una respuesta preparada, cuando al abrir la puerta se encontró con un Leo desmejorado y tenso.

Perpleja y sin saber si debía desesperarse o alegrarse, Serena se agarró bien a la puerta para no desfallecer.

-¿Qué... qué estás haciendo aquí?- murmuró con un hilo de voz.

- Vengo a devolverte el dinero que te ganaste- dijo él con un nuevo cheque en la mano y sin apartar la mirada cansada y abatida de Serena.

Ella cerró los ojos y luchó contra la tentación de echarse en sus brazos y pedirle que no se marchara.

- No quiero tu dinero- dijo ella.

- Lo querías antes - replicó él-. Ya te he dado diez mil libras, así que, ¿ Por qué cambias de parecer ahora que puedes tener otras diez mil?

-Porque ahora no lo necesito- respondió ella -. No necesito tu dinero ni te necesito a ti, como tú no me necesitas a mí.

Leo miró al suelo y vaciló unos instantes antes de hablar.

- Pero es que yo sí te necesito a ti- corrigió.

Serena no lo creyo y pensó que quería utilizarla de nuevo para algún otro plan.

-¿ Qué es lo que ocurre? - preguntó sin casi poder sostenerse sobre las piernas-. ¿Es que Noelle te sigue presionando para que te cases con ella?

- No- dijo él, negando con la cabeza-. Acaba de comprometerse con Philip.

- Entonces, ¿ por qué necesitas una novia?

- No necesito una novia- dijo él -. Te necesito a ti. Necesito a una mujer con los ojos verdes de una gata y la sonrisa de un ángel; necesito a la mujer que ha cambiado mi vida- explicó sin moverse del quicio de la puerta y sin hacer ningún ademán por tocarla-. Te echo de menos- dijo por fin.

- Pero, pero- comenzó ella, incrédula-... tú me desprecias- dijo sin querer hacerse iluciones y volviendo a la realidad.

-He fingido despreciarte; era más fácil que admitir que deseo pasar el resto de mi vida con una mujer que me desprecia a mí.

- Yo nunca te he despreciado- señaló recuperando la fuerza en sus piernas.

- Pues te he dado muchas razones para que lo hicieras; he sido horroroso contigo; me he portado fatal, pero ha sido por los celos y por la desesperación de que nunca me amarías como yo a ti.

-¿ Tú me quieres ?- repitió ella en un susurro-. ¿ Me quieres?

- Si; te quiero, te necesito y te deseo y haré lo que me pidas, Serena, tan sólo para compensar lo mal que me he portado contigo- confesó-. ¿ No me odias?

Serena negó con la cabeza y sonrió débilmente mientras el último resquicio de tristeza desaparecía ante la confesión de Leo.

- Sólo lo fingía- admitió ella y sonrió con mayor intensidad -. Yo también me enamoré de ti.

- Serena, Serena, ¿ de veras me amas?

- Si- dijo ella con los ojos inundados en lágrimas-. oh, sí, te amo... ¡ no puedo decirte lo mucho que te quiero!

- Entonces, tendrás que demostrármelo- murmuró él, sonriendo.

A pesar de que se encontraban en la puerta de la casa, Serena y Leo se unieron en un beso lleno de promesas y de felicidad tras la reconciliación.

Una Chica Interesada {Completada}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora