capitulo 2

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- Que te parece Leo?.

Serena observo como Leo bailaba en mitad del salon con una guapa rubia.

-Creo que es un tipo arrogante, presumido y muy prepotente.

-De veras? - dijo Candace, mirando a su amiga con sorpresa-. Yo creo que es encantador y debes admitir que tiene una conversacion muy entretenida- explico.

- Bueno, no esta mal - concedio Serena-. La verdad es que no esperaba que viniera a la boda - añadio-. No se suponia que estaba muy ocupado y que, inmediatamente despues de la ceremonia, tomaria de nuevo un avion para Nuava York?.

- Ese era su primer plan, pero parece ser que la ha dicho a Richard que se queda para no perderse los bailes.

- Y adivino bien la razon- señalo Serena al verle abrazado a la rubia.

- Es muy atractivo, verdad?- dijo Candace, observando la misma escena que Serena.

Serena se dio media vuelta para no delatar el interes que leo habia despertado en ella.

- es un poco creido- replico tratando no dar importancia a sus palabras.

- Vaya, vaya, ¡por lo que veo te parece atractivo! - exclamo Candace, que conocia bien a su amiga.

- De acuerdo, es bastante guapo - admitio Serena-, pero eso no significa que me guste.

- Que pena - dijo Candace-. Nosotros creimos que iba a gustarte. De hecho- dijo confidencialmente -, Richard y yo pensamos que podian llegar a salir juntos.

- ¿ Como?- exclamo Serena -. No lo diras en serio, ¿verdad?.

-¿Por que no?- protesto Candace- yo creo que sois una pareja perfecta. Richard dice que, desde que Leo heredo su fortuna, ha estado rodeado de mujeres, peor lo que realmente necesita es alguien fuerte que le apoye, y tu necesitas a un hombre al que no intimides, como es el caso de Leo.

- Yo no necesito a nadie- dijo Serena con énfasis.

- Sí , claro que sí- protesto de nuevo Candace-. No todos los hombres son como Alex. No puedes dejar que una experiencia negativa arruine tu vida sentimental.

- No ha sido solo una experiencia - puntualizó Serena-. Mi hermana también creía que necesitaba a un hombre y fijate lo que le ha pasado. Se marcho a florida para seguir a Chris y él la deja sola con tres hijos que criar. ¡ Tienes un marido y se te va con su secretaria!.

- Madeleine tuvo mala suerte. Pero a ti no tiene por que pasarte lo mismo. Richard y yo somos felices, aunque a ti te parezca que nos conocemos desde hace poco. Estoy segura de que encontraras al hombre de tu vida, Serena. Tu siempre has apoyado a tu familia; apoyaste a tu madre y a tu hermana después. Ya es hora de que encuentres a alguien en quien apoyarte y que descubra lo divertida y cariñosa que eres.

- Leo no me parece el hombre más indicado para descubrir esas virtudes- dijo Serena con cierta amargura.

Leo habia desaparecido con la rubia y Serena no dudó un instante en que se habrían marchado a un lugar más íntimo.

- ¡Y aunque tuviera interés por mi, no me interesa lo más minimo!- exclamó-. Tendrás que encontrarme otra pareja, Candace. ¡Leo Kerslake es el ultimo hombre del que me enamoraria!.

- ¿Por qué dice eso?- preguntó una voz detrás de ella.

Candace y Serena se dieron media vuelta, las dos mudas y pálidas, al comprobar que Leo estaba detrás de ellas y que había escuchado lo que habían hablado. El nuevo sobresalto hizo que Serena derramara champán sobre su vestido y lo intentó limpiar rápidamente.

- ¡Ésta es la segunda vez que me hace esto hoy!- exclamó disgustada.

- No es culpa mía que estuvieran tan concentradas en la conversación que no me vieran llegar.

- No he nacido con ojos en la espalda - señaló Serena con ironía-. Y ademas, no pensaba volver a verlo. No es de buena educación escuchar las conversaciones ajenas.

- Lo único que he oído es que no te enamorarías de mí por nada del mundo- dijo él, tuteándola.

Leo miró significativamente a Candace, que le sonreía con expresión de culpabilidad. Mas tarde, Candace ayudó a su amiga a terminar se limpiarse el vestido. El pelo de Serena caía por sus hombros, ya liberado de los lazos y la guirnalda de flores que había exigido la ceremonia.

Su cabello era su única vanidad. Era largo, denso y brillante; su color era cobrizo.

- La verdad era que no te habia reconocido - dijo él-. Solo cuando te oí mostrar tus opiniones en voz alta, me di cuenta que eras tú.

Serena alzó la cabeza y se encontró con los ojos de Leo admirando su nuevo traje. Había cambiado de atuendo y ya no llevaba el traje de dama de honor, si no un vestido color fuego. El corte y el color enfatizaban la delgadez de su cuerpo y la originalidad de sus facciones.

La extraña expreción de Leo hizo que Serena persiera la noción de la realidad durante unos instantes.

- Estás tan distinta - dijo él por fin después de una tensa pausa.

- Lo unico que he hecho es cambiarme de vestido- dijo ella -. ¿Es algo ta asombroso?

Serena vio cómo su amiga levantaba las cejas por el tono con el que se dirigíe a a Leo, pero él parecía estar divirtiéndose.

- El cambio es considerable- respondió el.

- ¿por que no bailan? - sugirió Candace de pronto-. Hay mucha gente con la que todavía no he hablado, así que debo dejarlos solos- señaló sin hacer caso de la mirada de angustia que su amiga le dirigía.

Candace se marchó y Serena se quedo paralizada mirando el salón de baile y aislada en una burbuja de nerviosismo. Entonces, se atrevió a mirarlo y lo hizo directo a sus ojos grises. Eran fríos y de un color claro que contrastaban con el moreno de su piel y, durante unos instantes, Serena sintió un estremecimiento placentero y aterrorizador al lismo tiempo.

- ¿Y bien ?- dijo Leo -. ¿Bailamos como a sugerido Candace?

- Sería mejor que se lo pidieras a otra- dijo ella con beligerancia, pues creía que Leo quería burlarse de ella-. No sé bailar...

Sin decir una palabra, Leo le quitó la copa de la mano y la dejó en una mesa cercana.

- Entonces, sólo tendremos que abrazarnos- dijo él y la agarró de la mano antes de que ella pudiera protestar.

Otras parejas bailaban al ritmo de la música, unos agarrados y otros sueltos, pero Leo no la soltó, si no que, colocando una mano en su cintura, la atrajo hacia él. Intistivamente, Serena trató de apartarse, aunque sólo consiguió que él aumentara la fuerza con que la agarraba.

- Relájate - le ordenó él.

- No puedo- murmuró Serena- . ya te lo he dicho; no sé bailar.

- No te estoy pidiendo que te comportes como una campeona de baile- señaló él con la misma ironía-. Todo lo que tienes que hacer es dejarte llevar por el ritmo de la música. No te estoy pidiendo algo tan difícil, ¿ verdad?

Con aquel comentario, Leo la trajo hacia él sin ceremonias y la agarró tan fuerte que ella no tuvo más remedio que dejarse balancear al ritmo de su vigoroso cuerpo.

Una Chica Interesada {Completada}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora