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—No puedo creer que no te hayan aceptado, si serán idiotas.
—Jaebum, no era el único que es postuló para aquella universidad. Había miles de chicos que tienen mucho más talento que yo. Es razonable que no entrara.
—Pero se están perdiendo un humorista prodigio.
El de pequeños ojos se cuestionaba enfadado porque su amigo no entró a la universidad que tanto deseaba. Desde que era pequeño Seokjin siempre le contaba sus peores chistes y Jaebum amaba todos sus chistes, aunque fueran muy malos. A Seokjin le encantaba decir chistes en cualquier lugar con el gusto de qué se rieran. Su amigo desbordaba de talento.
—Ya, voy a entrar a otra universidad y vas a ver qué me convertiré en el mejor humorista del mundo. —le regaló una sonrisa mientras caminaban por los pasillos. —Nadie va a recordar al Monaguillo cuando yo aparezca.
—Me imagino.
JaeBum sabía que el mayor iba a convertirse en un gran humorista, con tiempo lo lograría y en muchos años él sería recordado como uno de los mejores. Seokjin era dos años mayor que él y siempre tuvo admiración por su hyung. Lo veía trabajar tan duro por sus sueños que el quería hacer lo mismo. Aunque todavía no tenía decidido que iba a estudiar ni nada por el estilo.
Los libros nunca le llamaron la atención y ni hablemos cuando los exámenes se acercaban. Los abría un día antes del control y aveces tenía un enorme trasero y se salvaba de reprobar, pero otras no. Tampoco pensaba en un futuro estar encerrado en una oficina todo el día. Ese tipo de cosas le parecían aburridas.
Tal vez se desvíe un poco de los libros y vaya por la música. Sí, eso definitivamente suena mucho mejor para Jaebum.
—No lo he visto por ningún lado, lo lamento hyung.
Una voz aguda se hizo presente a unos metros adelante de ellos y era imposible no reconocerla. El marrón de su amigo se encontraba hablando con Yugyeom y su novio. Éste último se frotó la sien con las dos manos y mostraba un rostro de máxima preocupación.
—Mierda y más mierda.
—¿Qué a pasado? Se los ve tensos.
Al estar cerca de los tres chicos Jaebum fue el primero en hablar. Seis pares de ojos se concentraron en los recién llegados.
—Youngjae, eso pasa.
—¿Qué le a pasado a Youngjae?
Las sonrisas que minutos antes compartía Jaebum con su hyung favorito, se borraron en menos de un parpadeo. Su tono feliz cambió a uno preocupado y como no, si había una posibilidad que aquel tierno chico en problemas.
—No lo veo desde el almuerzo, le pregunté a los profesores y no asistió a ninguna de sus clases.
—¿No se habrá ido a su casa ya? Llamen a su madre.
