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La ansiedad me consumía cada vez que me acercaba más, y es que me venía enterando que Luffy ya estaba aquí, aunque también la tristeza se apoderaba de mi, pues seria la última vez que los vería, tendria que decirles que se fueran, que yo no volvería con ellos y es que ahora mi gran temor era que Arlong pudiera hacerles algo, había podido proteger a Usopp pero no estaba segura si podría ayudarlos a ellos, por eso era mejor alejarlos de aquí, total podrian encontrar a otra navegante.

Los vi a lo lejos, ahi estaban Luffy, Zoro, los dos amigos del espadachin y otro chico rubio que si recordaba muy bien pues era el cocinero de aquel restaurante, coloqué mi semblante serio, Zoro me veía con un poco de odio, el cocinero me veía con corazones en los ojos, pero fue la mirada de Luffy la que por poco hace que confiese toda la verdad, una mirada de alegría al verme bien. Por desgracia debía continuar con esta mentira, me preguntaron por Usopp, realmente no les conté lo que había ocurrido, ellos los interpretaron como quería, por que si, en estos momentos era mejor que pensaran que era una mujer traicionera, Zoro por poco me ataca con sus katanas, pero el cocinero se interpuso en su camino.
Las peleas de esos dos no me importaban, hice contacto visual con Luffy, mientras le decia que se fuera, que el no tenía nada que ver con mis problemas y con los de la isla.
No esperaba la acción que hizo de tirarse al piso y decir que se dormiria, el estrés de la situación me ganó.
-¡Bien haz lo que quieras!- grité mientras cerraba los puños con fuerza y me iba de ahí.
Era terco, era necio, era un verdadero idiota.
Corrí en dirección a la casa de mi hermana, odiaba esta sensación, sobre todo por que no entendía que era lo que sentía.

Una vez en la pequeña cabaña, comencé a destruir todo a mi paso, aventaba las sillas, los libros, todo eso mientras maldecia al que era mi capitán. Mi hermana entró como si ya estuviera acostumbrada, me dio un sermón sobre que estaba cansada de que cada vez que iba hacía un desastre en su casa. Incluso me enteré que conoció a Usopp, supongo que por eso Arlong lo atrapó, ahora me encontraba enojada, frustada, yo me juraba que los piratas eran malos, eran seres sin corazón ni compasión alguna y de pronto, lleguaba este chico a cambiar toda mi manera de pensar.

¿Con qué derecho se metía asi en mis pensamientos?
¿Qué derecho tenía a querer cambiar mi manera de pensar?

Veía el mapa viejo que habia dibujado cuando era niña, tenia sueños, aspiraciones, pero en el momento que Arlong llegó, acepto su triste destino, de ser alguien que no podía soñar.
La curiosidad me mataba, queria saber si Luffy se quedo ahí, sin embargo el cansancio me pasaban factura, empecé a cerrar los ojos lentamente dejandome llevar y así sin más, me dormí con la sonrisa de mi capitán como último pensamiento.

Reina Pirata Luffy X Nami (Historia 3) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora