CAPÍTULO 22.

19.4K 934 249
                                    

Z.

Observo en silencio cómo Shawn deposita el cuerpo frágil de Maika en la cama de la habitación contigua a la de mis hermanos y admiro cómo su largo cabello se extiende en las almohadas y cómo su esbelto, aunque maltratado cuerpo, queda pequeño en la enorme cama. Shawn la cubre con unas mantas calientes y apaga las luces, dejando sólo una lámpara encendida en la mesa de noche a su derecha. Sin mirarme, toma mi codo y me saca de la habitación sin tacto alguno.

Jamás había visto a Shawn tan enojado y confieso que es algo realmente escalofriante.

― Estás en un grave problema, Z... Si no cambias, vas a convertirte en alguien peor que Chuck y eso es algo que ninguno de nosotros queremos ―Shawn empieza a caminar hacia su habitación y lo sigo en silencio, escuchando todo lo que él tiene que decir. ― Sabes que te aprecio, maldición, te quiero, eres como un hermano para mí, pero... Tienes que cambiar tu actitud ―Él finalmente me mira. ― Y más ahora que dos personas dependen de ti ―Dice con una seriedad inquebrantable.

― ¿Te refieres a Sigmund y a Maggie? Sabes que estoy haciendo todo lo que posible por...

― No ―Me interrumpe― Me refiero a Maika y al bebé...

¿Qué...?

― ¿¡BEBÉ!? ―Lo corto y mis ojos se abren histéricos al imaginar tal barbaridad.

¿¡Eh!? ¿¡Acaso quiere vengarse de mí jugándome una puta broma de mierda!?

― Sí, Zackary, bebé, ¡bebé! ¡Estoy hablando de tu hijo! ¿¡Acaso crees que esto es una maldita broma!? ¡MAIKA ESTÁ EMBARAZADA! ―Shawn me grita eso directamente a la cara con tal ímpetu que sé de inmediato que no está mintiendo. Él no me mentiría de esa forma. Agarro mi cabello con ambas manos y trato de arrancarlo de raíz en un gesto de frustración y furia conmigo mismo mientras empiezo a caminar de un lado a otro por la habitación y miro para todos lados frenéticamente. Esto tiene que ser una maldita equivocación... ― Y ya está confirmado, el doctor me dio los análisis de la prueba de embarazo ―Shawn me muestra unos papeles, pero los leo sin necesidad de recibirlos.

Y eso lo confirma.

― Mierrrrdaaaaa... ¡¡¡MALDITA SEA!!! ―Un grito terrible de furia escapa de mi garganta y es entonces cuando pierdo el control.

Empiezo a gritar como un loco.

Gritos y gritos de furia y frustración salen de mi garganta como si me estuvieran provocando a expresarme de esta forma. Y la verdad es que no quiero dejar de gritar. La ira domina todos mis sentidos ahora mismo. Camino por la habitación de Shawn y sin tener noción de lo que me rodea, empiezo a destruirlo todo. Hago pedazos todo lo que me encuentro. Agarro las lámparas del escritorio de Shawn y las lanzo al suelo, destrozando los cables que las unen a la pared y haciendo añicos las bombillas. Cojo su escritorio con ambos brazos y lo estrello contra la pared más cercana. Tomo las cortinas de su balcón y empiezo a rasgarlas hasta desprenderlas de sus soportes.

No pienso en nada más que en sacar mi frustración.

Mi furia.

Mi dolor. Sobre todo el dolor.

Porque enterarme de esto, duele. Joder, cómo duele. Soy alguien que no merece tener una familia, a tanto agradezco a Dios haberme dado de vuelta a mis hermanos, pero todo lo que hice con Maika demuestra que no puedo siquiera pensar en ser feliz. ¿Un hijo? ¿Qué futuro puedo ofrecerle a un niño? ¿Peleas, armas, venganza? ¿Lo mismo que les he dejado ver a mis hermanos pequeños? ¿Acaso empujaré a ese niño a empuñar cuchillos como lo he hecho con Sigmund? ¿Ocasionaré que su vida se hunda en el mundo de las pandillas, la mafia, el robo y la muerte? ¿Causaré que se convierta en una persona mucho peor que yo? Sólo de pensar en eso más furia corre por mis venas y no encuentro la forma de liberarla, más que destruir todo a mi paso.

El Secuestro. (+18)Tahanan ng mga kuwento. Tumuklas ngayon