Capítulo 1: La aventura comienza

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El pergamino en las manos de su madre le causó una punzada en el corazón, pero logró ocultar su molestia al ver la sonrisa feliz y amorosa que le dirigió en cuanto se percató de su presencia, su abuelo, también presente, palmeó su hombro con fuerza y vigor que no parecían de su edad; Yuri entonces notó el brillo de sus ojos, tan verdes como los suyos, mirándole con orgullo.


–¡Ese es mi Yuratchka!



Había sido aceptado en el colegio Durmstrang.

Tenía sentido, provenía de una familia de magos con una línea de sangre casi pura...o en su totalidad, al parecer, pues tenía entendido que en Durmstrang no admiten a los hijos de muggles.

Además su madre fue una hechicera excepcional en su tiempo de estudiante, su especialidad era la defensa contra las artes oscuras, incluso llegó a dar clases de esa materia antes de que tuviera a Yuri y dejara la docencia para dedicarse al hogar y cuidar de él y su abuelo, quién también fue considerado una eminencia en el combate y defensa de esta materia, incluso escribió varios libros que, actualmente, muchos colegios tienen en sus bibliotecas y usan en su plano curricular.

–¡Cariño! ¡Estoy tan orgullosa! ¡Y para celebrar haré una docena de Piroshkis solo para ti!

Sveltlana lo estrecho entre sus brazos, llenando sus mejillas de besos antes de irse a la cocina para cumplir su palabra. Yuri suspiró al verla marcharse, tomo el pergamino entre sus manos, sonrió levemente al ver su nombre en perfecta caligrafía.

Su abuelo observó cada uno de sus gestos antes de hablarle con voz tranquila.

–Puedo preguntar en Hogwarts... seguramente la lechuza que enviaron se perdió en el camino– Yuri le sonrió a su abuelo levemente, negando con la cabeza.

–No hay error abuelo...ya sabes que este sería mi lugar desde el momento en que nací...pero está bien, ahí estudiaron ustedes, además, no esta tan lejos de casa, puedo venir en vacaciones– Yuri hablaba con la verdad, a pesar de que le dolió haber recibido un pergamino en lugar de una carta, eso no aminoró sus ganas de comenzar su camino en el increíble mundo mágico.


...



Su llegada al colegio Durmstrang fue menos agobiante de lo que pensaba, ya que nunca había salido de los límites de su tierra natal, Yuri y su familia vivían en una pequeña comunidad en cercana a la ciudad de Moscú, capital de Rusia.

Svetlana y Nikolai se mostraron aliviados al saber que Viktor Nikiforov, un estudiante de tercer año en Durmstrang y vecino de la familia, se ofreciera a guiar a Yuri en sus primeros pasos por el mundo mágico.

En el trayecto a Durmstrang, de donde solo sabía que estaba al norte más no la ubicación exacta, Viktor le explicó acerca de las clases, algunos profesores, los dormitorios y las comidas; además de las reglas mas importantes del colegio, Yuri apenas le prestó atención ya que se había maravillado por las grandes esculturas que adornaban los pasillos del que pronto sería su nuevo hogar.

Apenas si durmió algo en la noche, tenía la pieza para él solo y lo agradecía, ya que no creía soportar a Viktor más tiempo del necesario –era increíblemente molesto y muy enérgico para su gusto– pero lo toleraría un tiempo más, después de todo necesitaba que le ayudara con los estudios, al menos los primeros meses.


...


Yuri aprendió a moverse bien por el colegio un par de semanas después de su ingreso: no era muy grande, pero si tenía un terreno extenso en las montañas y un lago detrás de los dormitorios, comenzaba a acostumbrarse a este y eso estaba bien, después de todo, sería su hogar durante siete años.

Anima Ignis, Cordis GlaciemWhere stories live. Discover now