37. Opuestos equivalentes

Comenzar desde el principio
                                    

—¡No seas tonta Trini! Yo estoy con Anton. —le respondí de inmediato.

—Eso no responde mi pregunta. ¿Te gusta o no? —insistió.

—¡Señor, pare aquíii! —le grité al chofer con energía, levantándome de golpe del asiento al darme cuenta que nos pasábamos de nuestra parada—. ¡Y no, Trini, no me interesa Alex! —le grité luego sin querer a ella. A continuación, y al ver que Trini no se movía, me crucé por sobre su asiento haciéndome camino hacia el pasillo.

—¿Sabes que existen los timbres para anunciar el paradero, no? —me reclamó Trini, levantándose detrás de mí con la cabeza gacha, avergonzada de que todos se nos quedaran mirando.

El autobús se detuvo y antes de bajarnos, le grité las gracias al chofer, cosa que Trini también reprobó. Luego, juntas nos devolvimos caminando hasta la entrada del centro comercial.

—Soli —me llamó ella, luego de algunos minutos de silencio—.  ¿Te molestó lo que te confesé acerca de Anton? —en su voz había un dejo de preocupación.

—No, para nada Trini. —le respondí sonriéndole para tranquilizarla. En cierta forma me había aliviado que fuese sincera conmigo acerca de algo que ya sospechaba. Luego desvié mi mirada hacia las vitrinas, sin ponerle atención a nada en particular.

—Bueno. A mí también me deja más tranquila que no te interese Alex. Es que últimamente pareces muy unida a él... —me dijo de pronto y la miré sorprendida y sin saber qué decir. Al ver mi cara continuó.

—De eso hablamos también con Anton. Él me dijo que te notaba muy cercana a Alex y me preguntó si sabía algo al respecto.

—Ah... ¿Dices que por eso que estaba tan raro conmigo hoy? ¿Era porque estaba preocupado?

—Alex le pegó a tu novio y sin embargo hoy hablabas con él como si fueran los mejores amigos. No puedes culpar a Anton por estar celoso o cuanto menos, raro. —me respondió.

«¿Anton celoso de Alex?» Pensé mientras pasaba mi mano por entre una fila de ropa colgada dentro de una de las tiendas a la que habíamos entrado al azar.

—Anton me dijo que no tenía sentido seguir peleada con él. Además es Alex el que insiste en hablar conmigo. A veces puede ser muy persistente... —respondí mientras simulaba estar interesada en buscar el precio de una de las prendas, pero apenas lo encontré, solté la etiqueta como si quemara. Era una cifra con bastantes más dígitos de los que podría llegar a pagar.

—Ahá. ¿Y qué tanto quiere hablar contigo Alex? —me preguntó buscando mi mirada.

¿Era acaso el momento de contarle todo a Trinidad? La guié fuera de la tienda, para volver a los pasillos principales del mall, donde se escucharía menos nuestra conversación.

—Alex me dice que desconfíe de Anton. Que puede que me esté ocultando algo. —le dije en voz baja.

—¿Que desconfíes? ¿Y por qué le harías caso a él antes que a tu novio? A Alex apenas lo conocemos...

«Apenas lo conocemos y tú ya estás prendada de él...» me hubiera gustado reprocharle. Al menos hasta que recordé nuevamente mi sueño y luego de ponerme roja, opté por mejor quedarme callada.

Me di cuenta de que seguir insistiendo o profundizar en las teorías de Tam y Alex, era una pésima idea y además me arriesgaba a ser tildada de loca por mi mejor amiga. Yo misma no terminaba de convencerme de que Alex no tuviera algún problema de contacto con la realidad y mi hermana un coágulo atorado en su cabeza.

—Tienes razón... Y no es que desconfíe de Anton. —aclaré—. Es solo que su actitud hoy conmigo igual me hizo sospechar que podría estar ocultándome algo...

No me conoces, pero soy tu mejor amigo ¡En librerías!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora